lunes, 24 de septiembre de 2012

EL ESTADO GANA TERRENO Marx y el socialismo como excusa.


“… Sólo más tarde me percaté de que en el partido marxista había dos grupos: el de quienes jamás habían estudiado a Marx, o que, o que solo conocían algún pasaje popular de sus libros; y el de quienes, aparte de sus libros escolares, sólo conocían a Marx, o que, como autodidactas, sólo habían leído escrito de Marx, ignorando toda literatura mundial.” (Ludwing von Mises. “Autobiografía de un liberal”. Unión Editorial. Madrid. 200.p.55)

Con la Publicación del Capital, se enciende una llama que logra dividir al mundo ideológico-económico, en dos: una parte liberal o capitalista, conformada básicamente por los países occidentales con Inglaterra como cabeza visible y una socialista, conformada básicamente los países orientales, con la Unión Soviética como representante principal.

¿Por qué el éxito inicial del socialismo? ¿Por qué su propagación tan rápida? La única explicación que tengo, la podemos dividir en dos partes: la primera, es que los escritos marxistas encontraron tierra fértil, en las mentes juveniles e inconformes de una izquierda naciente. Frases como “La explotación del hombre por el hombre” o conceptos como la “lucha de clases” ”la propiedad pública de los medios de producción”, “la plusvalía”  dieron argumentos a los jóvenes revolucionarios que veían como los sectores menos favorecidos de la población, consumían su vida en los talleres industriales.

En segundo lugar, aunque el socialismo pretende tener todo un cuerpo teórico que los respalde, una   lectura detallada de sus principios nos muestra claramente que parte de unas premisas totalmente equivocadas. Conceptos como el de “valor trabajo” no pasan cualquier escrutinio económico. Si revisamos la bibliografía socialista, esta está conformada por una teoría muy oscura e imprecisa que dificulta enemente su lectura y comprensión. Por este motivo es que muchos de líderes, que se llaman marxistas, recurren a lo señalado en la cita del Prof. Von Mises que encabeza este artículo. Lo que trae como consecuencia un Estado que lo único que pretende es el poder de un solo hombre.

Como pudimos ver en el desarrollo histórico de la humanidad, durante el siglo XX. Bajo la excusa de que: “El capitalismo de Estado es la preparación material más completa para el socialismo, su antesala, un peldaño de la escalera histórica entre la cual y el peldaño llamado socialismo no hay ningún peldaño intermedio” (V.I. Lenin, Obras Escogidas, Tomo 2), surgieron en el mundo una serie de  gobiernos dictatoriales y autoritarios. Casos como la Unión Soviética, Cuba, Corea del Norte, China, Vietnam, así lo demuestran.

Sin embargo, el surgimiento del marxismo trajo otra consecuencia más sutil, y es que todo gobierno, partido político o persona que pretende representar al “pueblo”, debe ser de izquierda “SOCIALISTA”. De esta forma surge en Europa a principios del siglo XX, la Socialdemocracia, que en forma muy explícita indicaba que el futuro era “EL ESTADO”  posteriormente, la doctrina social-cristiana. Aunque la Iglesia cristiana, con dos siglos de vida, tuvo que añadir a su nombre  la palabra social ¿por qué? Lo que somos cristianos (en nuestro caso católicos) sabemos el carácter social de nuestra fe.

“La llegada del intervencionismo estatal provocó un cambio radical. Los ministros y los funcionarios ministeriales y parlamentarios era totalmente ajenos al mundo económico; la mayor parte de ellos no tenían ni idea del alcance de las medidas que adoptaban  ni estaban en condiciones de dar a las leyes, a los decretos y a las órdenes una formulación capaz de aclarar a las oficinas competentes los procedimientos concretos para su ejecución.” (von Mises:103)

El Prof. Luis Pazos, quien por muchos años ha estudiado el tema, nos señala que en nombre de Marx: gobernaron a un tercio de los seres humanos; líderes obreros estallan huelgas, guerrilleros luchan por derrocar gobiernos; intelectuales pide la abolición de la propiedad privada de industrias y comercios; gobernantes expropian tierras, nacionalizan empresas y aumentan impuestos y la religión es considerada un instrumento clasista al igual que la familia.

Según una leyenda, Marx comentó que el no es Marxista. Nosotros nunca lo seremos ¿y usted?

lunes, 17 de septiembre de 2012

LA GRAN UTOPIA



El régimen capitalista de producción y acumulación, y, por tanto, la propiedad privada capitalista, exigen la destrucción de la propiedad privada nacida del propio trabajo, es decir, la expropiación del trabajador”  (Carlos Marx. “El Capital. Crítica de la Economía Política”. Fondo de Cultura Económica. México.1984. p.658)

Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo” (C. Marx y F. Engels. “Manifiesto Comunista”. Editorial CENIT S:A: Madrid. 1932. p.59)

“Esta Confusión concierne nada menos que al propio concepto de socialismo. Puede este tan solo significar,  a mendo se usa para describir , los ideales de justicia social, mayor igualdad y seguridad, que son los fines últimos del socialismo. Pero significan también el método particular por el que la mayoría de los socialistas espera alcanzar estos fines y que muchas personas competentes consideran como el único método al que pueden plena y prontamente lograrse. En este sentido, socialismo significa abolición  de la propiedad privada  y de la propiedad privada de los medios de producción y creación de un sistema de economía planificada, en el cual el empresario que actúa en busca de un beneficio es remplazado por un organismo central de planificación.” (Friedrich A. Hayek. “Camino de Servidumbre”. Edición definitiva. Unión Editorial. 2008. P.121)

A comienzos del siglo XIX, con la revolución industrial cobrando mucha fuerza, desplazando a los ingleses del campo a las ciudades, comenzaron  las duras críticas al sistema de libre mercado o sistema capitalista. En este contexto surge la escuela socialista, cuyo máximo exponente es Carlos Marx. Filósofo Alemán, quien junto a su benefactor y amigo, F. Engels, crearon un cuerpo doctrinario que se basa en: i) la propiedad pública de los medios de producción; ii) La teoría del valor trabajo, es decir,”…lo que determina la magnitud del valor de un objeto no es más que la cantidad de trabajo socialmente necesario, o sea el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción” (Mar.1981:7) y iii) un Estado muy fuerte que interviene en la economía  a través de una Oficina central de planificación.

El socialismo fue una forma de pensamiento adoptada de inmediato por aquellos jóvenes descontentos por la desigualdad existente a lo largo del planeta, Una visión revolucionaria, muy romántica, que vio sus esperanzas en la revolución bolchevique de octubre de 1918, bajo el mando ideológico de Lenin, y de la Cubana de 1969. El fracaso del sistema socialista se pone de manifiesto con la caída del murió de Berlín. Los socialistas pueden dar cualquier explicación o excusa de este fracaso. Lo evidente es que un obrero promedio en el sistema capitalista gozaba de un mejor nivel de vida que su equivalente del régimen socialista. Como una vez lo comentó el periodista norteamericano, Mr. W.T. Chamberlin, analizado los casos de Rusia y Alemania y que es mencionado en el libro “camino de Servidumbre de F. Hayek: ”El socialismo ha demostrado ser  ciertamente, por lo menso en sus comienzos, emino NO, sino de la liberad, sino de la dictadura y las contradictaduras, de la guerra civil dela más feroz especie.” (Hayek:115).

Entre los principales teóricos del socialismo, se pueden mencionar:

Jean-Charles-Léonard Simonde de Sismondi (1773-1842). Economista e historiador Suizo. En 1803 publicó su Tratado sobre la riqueza comercial, su primer trabajo en este campo; el tema le interesó siempre a lo largo de su vida. En 1807 apareció el primer volumen de la Historia de las republicas marineras, que lo hizo famoso entre los hombres de letras de toda Europa, pero por sus méritos como experto en Economía política le ofrecieron el puesto de profesor en Rusia. Completó su obra en dieciséis volúmenes en los ratos libres a lo largo de once años. Aunque no se puede catalogar como socialista. Sus críticas al libre mercado y su opinión sobre la intervención estatal, se consideran como precursoras.


Pierre-Joseph Proudhon (1809 – 1865). filósofo político y revolucionario francés. Es uno de los padres del pensamiento anarquista y de su primera tendencia económica, el mutualismo. Al igual que Simondi, es considerado un d e los precursores del pensamiento socialista.




Carlos (Karl) Marx 1818 – 1883). Filósofo, periodista y economista alemán. Es considerado el padre, el gran gurú del pensamiento socialista. En el año 1847, junto a Engels, con motivo del segundo congreso de la liga comunista, celebrado en la ciudad de Londres. Publican el Manifiesto Comunista. Posteriormente, en el año 1867., publica el primer volumen de su magna obra (compuesta de tres): “El Capital. Crítica de la economía política. Después de su muerte, Engels. Publica los dos volúmenes restantes.   


 
Friedrich Engels (1820 –1895). Filósofo, industral  y revolucionario alemán. Amigo y colaborador de Karl Marx, fue coautor con él de obras fundamentales para el nacimiento de los movimientos socialista, comunista y sindical, y dirigente político de la Primera Internacional y de la Segunda Internacional.








Vladímir Ilich Lenin (1870 –1924), Fue autor de un conjunto teórico y práctico basado en el marxismo para la situación política, económica y social de Rusia de principios del siglo XX. Entre sus principales obras, tenemos: i) A qué herencia renunciamos (1897); ii) El desarrollo del capitalismo en Rusia (1899); iii) ¿Qué hacer? (1902); iv) Un paso adelante, dos pasos atrás (1904); v) Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática (1905); vi) Materialismo y empiriocriticismo (1908); vii) Notas críticas sobre la cuestión nacional (1913); viii) Carlos Marx (1914)





Rosa Luxemburg, más conocida por su nombre
 castellanizado Rosa Luxemburgo (1871-1919) y El economista polaco Oskar Lange (1904- 1965).  Son otros dos teóricos socialistas de enorme importancia para comprender esa doctrina del pensamiento económico que dividió al mundo en dos factores totalmente opuestos, países capitalistas y países socialistas.

domingo, 9 de septiembre de 2012

LA CAVERNA



…debe coparse el mundo visible con la prisión subterránea, y la luz del fuego con la que ella queda iluminada con la luz del Sol…” (Platón, La República)

¿Que pasaría si usted toda su vida hubiera estado amarrado, sin poder ponerse de pie, ni poder mover su cabeza para ambos lados? ¿Qué pasaría si usted lo único que puede ver es una pared, en una caverna, iluminada por una hoguera que se encuentra a su espalda?.

Antes de volver a la reseña de las principales escuelas del pensamiento económico, nos parece importante mencionar un tema que apareció recurrentemente en nuestras lecturas vacacionales. Robin Sharma, lo toca, Antonio Skármeta lo utilizó en su última novela, por mencionar a dos autores tan diferentes. El primero un asesor empresarial y un novelista, el segundo.

Nos eferimos a “La alegoría de la Caverna”, libro VII de la “República”. Obra escrita por el gran filósofo griego, Platón (427 -347 a de C), perteneciente a la gran triada, junto a Sócrates y Aristóteles, que  puso bases sólidas al pensamiento  filosófico occidental. 

Ahora bien, que idea nos quiere transmitir esta alegoría? En la caverna, se encuentran unos cautivos. Están encadenados de cara al fondo, y lo único que pueden ver son sombras en la pared. Las sombras las proyectan marionetas de humanos y de otros animales accionados por gente que camina de un lado a otro, detrás de un muro o parapeto. De esta situación surgen algunas peguntas: ¿podemos pensar que en esa situación pueden ver de si mismos y de sus compañeros otra cosa que las sombras proyectadas por el fuego sobre la pared que está frente a ellos, y tomarlas como la verdad existente? ¿Qué pasaría si alguno de ellos puede escaparse y ver la luz del sol?.

El mismo Platón nos refiere “los cautivos representan la masa inculta de la humanidad. Las sombras solo son vagas representaciones de imitaciones de cosas reales, pero para los cautivos son la realidad, y esto señala la pobre comprensión de la gente dela naturaleza de las cosas que ven. El cautivo que es liberado y se vuelve hacia al fuego y las limitaciones que había considerado reales representan a quien tiene que aceptar el error a través de lo que ha aprendido” (Donald R. Moor. “Conversaciones con Platón”. Paidós. 2007. P.127)

Otra lectura, que enfatiza la mentira es: “La multitud está contemplando las imágines proyectadas en la pared, durante toda su vida han creído que lo que veían era la verdad, nunca se dieron cuenta de lo que veían o eta más que una ilusión. Cierto día una de las personas que formaban parte de la multitud se atreve a ser diferente. Se atreve a convertirse en un buscador y se pone a buscar la verdad. Se desencadena del suelo y sale de la multitud porque tiene el valor de ver lo que hay detrás de el en lugar de seguir mirando fijamente las imágenes proyectadas delante de el. Y lo que ve lo conmociona.” (Robin Sharma. “Descubre tu destino”.2000555. p.126)

Otros, más osados han interpretado  que la causa de las sombras puede encontrarse en las ideas de un gobierno autoritario y  dictatorial. Sin importar que interpretación se le de, “La alegoría de la Caverna de Platón· es considerada una obra maestra de filosofía, Vale la pena leerla y meditarla, para poser romper nuestras cadenas y Salir a ver la Luz.



domingo, 26 de agosto de 2012

LA DOCTRINA UTILITARIA


La doctrina utilitaria afirma que la felicidad es deseable, y lo único deseable como fin en sí, siendo todo lo demás únicamente deseable como medio para este fin.”

(John Stuart Mill, El utilitarismo)

Finalizamos este corto viaje a través del pensamiento económico liberal clásico, reseñando a: “John Stuart Mill” (1806 – 1973) economista, político (Diputado en la Cámara de los Comunes, 1865-1868) y filósofo inglés: hijo mayor de un intelectual, James Mill, autor de la “Historia de la India Británica”.  Estudioso de forma integral de la filosofía, pasando por la lógica y la ética, en el año 1848, publica el libro: “Principios de economía política: con algunas de sus aplicaciones a la filosofía social”.

Mill expone en forma precisa, los aspectos fundamentales de la escuela clásica, si embargo, basado en sus reocupaciones sociales, defiende una política de intervención estatal en la economía, acercándose así en varios puntos a la posición socialista, como bien lo señala el Prof. Xavier Scheifler. Esta dualidad sirve como puente entre el pensamiento liberal y el socialista.

Cuando este libro sale  la luz pública, ya comenzaban a manifestarse serias preocupaciones por la situación de la clase obrera. “Un obrero de fábrica tiene menos interés personal en su trabajo que el miembro de una asociación comunista, puesto que no trabaja como este para una sociedad de la que  el mismo es socio”.

Amigo de David Ricardo, amplió el concepto de Renta, al manifestar que esta no procede de ningún trabajo, sino de un hecho social, la presión social: “Supongamos que existe una clase de ingreso que tiende constantemente a aumentar sin ningún esfuerzo o sacrificio por parte de sus dueños […] En tal caso no se violarían los principios sobre los cuales se basa la propiedad privada, si el Estado se apropiara este aumento de riqueza o una parte de la misma, a medida que se produce. En realidad esto no sería tomar nada de nadie; no sería otra cosa que aplicar en beneficio de la sociedad un aumento de la riqueza, producto de las circunstancias, en lugar de permitir que fuera a aumentar las riquezas no ganadas de una  clase determinada. Ahora bien, este es el caso de la Renta.”

Mill, inicia la revisión del pensamiento liberal, es la insuficiencia de la mano invisible, para el logro del desarrollo económico, para lo cual sugiere cierta intervención estatal.

Sus obras más importantes después de los principios de economía política son: “Un sistema de lógica” (1843), obra que despierta grandes elogios por parte del Prof. Joseph A. Schumpeter, y “Sobre la libertad” (1859), de la cual se extrae la cita a continuación: “A fin de ilustrar más completamente el error de negarse a oír a determinadas opiniones porque nosotros, en nuestro propio juicio, las hayamos condenado, será conveniente que fijemos la discusión en un caso concreto; y elijo, preferentemente, aquellos casos que son menos favorables para mí, en los cuales el argumento contra la libertad de opinión, tanto respecto a la verdad como a la utilidad, está considerado como el más fuerte. Supongamos que las opiniones impugnadas son la creencia en Dios y en la vida futura, o algunas de las doctrinas corrientes de la moralidad. [...] Pero debe permitírseme observar que no es el sentirse seguro de una doctrina (sea ella cual sea) lo que yo llamo una presunción de infalibilidad. Ésta consiste en tratar de decidir la cuestión para los demás, sin permitirles oír lo que pueda alegarse por la parte contraria. Y yo denuncio y repruebo esta pretensión igualmente cuando se refiere a mis más solemnes convicciones. Por positiva que pueda ser la persuasión de una persona no sólo de la falsedad, sino de las consecuencias perniciosas de una opinión —y no sólo de estas consecuencias perniciosas, sino para adoptar expresiones que terminantemente condeno de su inmoralidad e impiedad—, si a consecuencia de este juicio privado, aunque esté apoyado por el juicio público de su país o de sus contemporáneos, prohíbe que esa opinión sea oída en su defensa, afirma quien tal haga, su propia infalibilidad. Y esta presunción, lejos de ser menos reprensible o peligrosa, por tratarse de una opinión que se llama inmoral e impía, es más fatal en este caso que en cualquier otro.”

Como se comentó, de esta forma finalizamos este breve recorrido por el pensamiento económico liberal clásico. A partir del próximo artículo iniciaremos un viaje similar por el
Socialismo y sus grandes defensores: Saint Simón, Karl Marx, Federico Engels, Rosa de Luxemburgo y otros más.


domingo, 19 de agosto de 2012

LA LEY DE LOS MERCADOS


Conviene anotar que un producto terminado ofrece, a parir de un aumento, un mercado a otros productos por todo el importe de su valor. En efecto, cuando el último productor ha terminado, su mayor deseo consiste en venderlo a fin de que el valor de este producto no permanezca ocioso entre sus manos; pero una vez que lo ha vendido, no tiene menos prisa por deshacerse del dinero que ha obtenido de la venta para que el valor de este dinero tampoco permanezca inactivo. Pero es imposible deshacerse del dinero como no sea comprando algún bien. Queda, por tanto, claro que el solo hecho de la creación de un producto abre, desde ese mismo momento, un mercado a otros productos.” (Jean-Baptiste Say)

La cita anterior (tomada del libro: Historia del pensamiento económico de Xavier Scheifler Amézaga. Edit. Trillas), como es usual en materia económica, ha sido poco leída, aunque, en su versión más corta, ha sido ampliamente citada: “Toda oferta crea su propia demanda”. Conocida como la “Ley de Say”, en honor al economista francés: Jean Baptiste Say, quien fue el primero en formularla.

Jean-Batiste Say, nació en Lyon el 5 de enero de 1767 y fallecido el 15 de noviembre de 1832. Es uno de los principales exponentes de la Escuela Francesa Clásica de economistas. Admirador de la obra de Adam Smith, e influenciado por otros economistas franceses como Turgot. En el año 1804 publica su más importante obra: “Tratado de Economía Política o Exposición sencilla del modo con que se forman, se distribuyen y se consumen las riquezas.” (http://www.hacer.org/pdf/TEP1.pdf y http://www.hacer.org/pdf/TEP2.pdf;). Este libro, en alguna medida, se puede considerar el primer texto de microeconomía acorde como se estudia en la actualidad.

Say inicia su exposición conceptualizando la relación entre política, ciencia económica y riqueza: ” Se ha confundido por mucho tiempo la Política propiamente tal, la ciencia de la organización de las sociedades, con la Economía política, que es la que enseña cómo se forman, se distribuyen y se consumen las riquezas. Sin embargo, las riquezas son esencialmente independientes de la organización política. En cualquiera forma de gobierno puede prosperar un Estado, con tal que su administración sea buena. Hemos visto naciones que se han enriquecido con Monarcas absolutos; y hemos visto otras que se han arruinado con gobiernos populares. Si la libertad política es más favorable a la creación y giro de las riquezas, lo es de un modo indirecto, así como es mas favorable a la instrucción.”

Posteriormente analiza en detalle el tema de la producción: “La producción no es creación de materia, sino creación de utilidad. No se mide por la longitud, volumen o peso del producto, sino por la utilidad que se le ha dado”.

Como se puede leer en la cita anterior y sería la impresión que tenía David Ricardo, Say introduce la idea de que el valor de las cosas estaba en función de la utilidad, idea posteriormente desarrollada por la Escuela Austriaca de Economía.  El mismo Say, en carta dirigida a Ricardo, y que es citada por el Prof. Scheifler, explicó así su pensamiento: “Debo haberme explicado  muy mal,  puesto que usted me acusa de haber dicho que la utilidad es la medida del valor, mientras que yo creía haber sostenido siempre que el valor que los hombres coinciden a una cosa es la medida de la utilidad que encuentran en ella […] Estoy también de acuerdo con usted en que el valor de un producto no puede descender más bajo del costo de producción. Si los hombres juzgan que su utilidad vale ese precio, lo producen. Si juzgan que su utilidad no vale ese precio, no lo producen”.

Joseph Schumpeter, en su conocida obra: “Historia del Análisis económico, nos señala que el libro de Say fue bastante popular, sobre todo en los Estados Unidos, por el lenguaje claro y sencillo con que estaba escrito, aunque algunos economistas, por este detalle, no le dieron la importancia que se merece. Sin embargo no se discute el lugar que tiene Jean-Baptiste Say dentro de los principales teóricos del pensamiento económico liberal clásico.


lunes, 13 de agosto de 2012

LA RENTA DE LA TIERRA


 
Los terrenos más fértiles y más favorablemente situados serán siempre cultivados primero, y el valor en cambio de sus productos se determinará, de la misma manera que el de todas las cosas, por la cantidad de trabajo necesario en todas sus formas, desde el principio hasta el fin, para producirlos y llevarlos al mercado. Cuando se empieza a cultivar terrenos de inferior calidad, el valor en cambio de los productos subirá porque se requiere más trabajo para producirlos (…) Es cierto que, en los mejores terrenos, el mismo producto seguirá obteniéndose con el mismo trabajo que antes, pero su valor subiría como consecuencia de la disminución de los rendimientos obtenidos por los que emplean nuevo capital y trabajo en los terrenos menos fértiles.”
(David Ricardo)

En el año 1817 aparece publicada una obra, que para muchos constituye la exposición más madura y precisa de la economía clásica. Con el nombre de: “On The Principles of Political Economy and Taxation” (Principios de Economía Política y Tributación. Editorial Ayuso. Madrid. 1973). Su autor, David Ricardo (Londres 1772 – Londres 1823), fue un terrateniente que hizo fortuna en la Bolsa de Londres y formó parte desde el año 1819 hasta su muerte, de la Cámara de los Comunes del Parlamento Inglés.

 Sus aportes a la teoría económica fueron fundamentales, siendo un duro crítico de lo escrito hasta la fecha de publicación de su libro. Es el primero en decir  que: “El producto de la tierra –todo lo que se deriva de su superficie mediante la aplicación unida del trabajo, de la maquinaria y del capital- se distribuye entre tres clases de la comunidad, a saber: el propietario del terreno, el poseedor del Stock o capital necesario para su cultivo y los trabajadores para cuya industria es cultivado. (tierra, trabajo y capital, los tres factores de producción tradicionales) […] La determinación de las Leyes que regulan esta distribución  es el principal problema de la Economía Política; las obras de Turgot, Stuart, Smith, Say, Simondi y otros, por mucho que hayan hecho adelantar esta ciencia, ofrecen muy poca información satisfactoria acerca del curso natural de l renta, de los beneficios y de los salarios.” (prólogo)

Como se puede leer en la última línea del párrafo anterior, Ricardo le da una importancia vital a la agricultura y a la tierra, afirmando que esta última es la única fuente de renta. Como se puede leer en la cita con que se inició  este artículo.

Ricardo analizó lo referente al valor de mercad de los factores, por ejemplo sobre el valor del capital señala: “Todo hombre es libre de emplear su capital como lo juzgue conveniente, pero naturalmente tratará de darle el empleo más ventajoso; estará descontento de de un beneficio de 10 por 100, si en otra inversión puede obtener un quince. Este deseo continuo por parte de los capitalistas de abandonar un negocio poco provechoso por otro más ventajoso, tiene una fuerte tendencia a igualar  el tipo de beneficios de todos los negocios o a fijarlos en proporciones tales que se compensen, a juicio de los interesados, cualquiera ventaja que uno pueda o parezca tener sobre el otro.”


En referencia a los salarios, indicó que “… el trabajo, como las demás cosas que se compran y venden, y que pueden aumentarse o disminuirse en cantidad, tiene su precio natural y su precio de mercado. El primero es aquel que es necesario para permitir a los trabajadores subsistir y perpetuar su raza, sin aumento ni disminución […] El precio de mercado de la mano de obra es el que se paga realmente por ella, debido al funcionamiento natural de la ley de la oferta y la demanda…” 

Ricardo también le dedicó parte de sus estudios al comercio internacional: “E desarrollo del comercio exterior no incrementará inmediatamente a cantidad de valor existente en un país, si bien contribuirá poderosamente a aumentar la masa de artículos disponibles, y, por consiguiente la suma de satisfacciones.”

Finalmente podemos caracterizar a David Ricardo como el primer economista profesional.  Fue un ardiente liberal, partidario de políticas económicas que impulsaran el crecimiento económico a base de garantizar a los capitalistas altos márgenes de beneficio, de manera que vino a teorizar el proceso de la revolución industrial británica.





domingo, 29 de julio de 2012

LA ARITMETICA DE LOS ALIMENTOS



“I SAID that population, when unchecked, increased in a geometrical ratio, and subsistence for man in an arithmetical ratio”.

Thomas Robert Malthus
An Essay on the Principle of Population.
 

En el año 1798, se publica un libro, cuyo simple título “Ensayo sobre el principio de la población” , que llegó con el paso del tiempo, a representar el pensamiento económico pesimista sobre la posible consecuencia de la sobrepoblación mundial.

Thomas Robert Malthus, su autor, nació el 14 de febrero de 1766, en Inglaterra, hijo de un terrateniente d ideas liberales, Malthus fue educado según los principios pedagógicos de Jean-Jacques Rousseau, de quien su padre era íntimo amigo. Completó sus estudios en el Jesus College de Cambridge. Después de graduarse en filosofía y teología, fue ordenado pastor anglicano y estuvo durante un tiempo al frente de la parroquia de Albury.

En el año 1796, Malthus escribió un ensayo titulado “The crisis”, donde plasma sus primeras ideas sobre el problema poblacional. En este primer escrito defendió la relación entre un Estado fuerte y la felicidad de la población. Esta idea fue cambiando hasta que comenzó a dudar de la eficiencia de las instituciones públicas. Dos años más tarde, publica la obra por la cual se le reconoce.

Malthus escribe: “La población, cuando no se le pone obstáculos, se duplica cada veinticinco años, esto es aumenta en progresión geométrica. Teniendo en cuenta el estado actual de la tierra, los medios de subsistencia, aún bajo las circunstancias más favorables, la actividad humana, no pueden hacerse aumentar con mayor rapidez de la que supone una progresión aritmética.”. Idea que en pocas páginas posteriores, en forma más concreta, escribe “la población, cuando no se controla, aumenta en una progresión geométrica, y de subsistencia para el hombre en una proporción progresión aritmética” (fondo de Cultura Económica. 1951). Situación que debe condenar a la humanidad al hambre y la pobreza.

La solución a este problema, según Malthus, es la propia de los seres racionales, la sumisión a la ley moral o “Moral Restraint”.

Aunque menos conocida, pero de igual importancia, Malthus publica en el año 1820  “Principios de Economía Política” (editado en español por el Fondo de Cultura Económica), en donde analiza la crisis de 1815-1816 en Gran Bretaña y sistematiza su pensamiento económico.

Entre las ideas presentadas en el texto hay que destacar la de que la crisis comienza con una insuficiencia de demanda, lo que lo conlleva a ser el primero en estudiar el problema del “paro” y presentar una teoría al respecto.  Así, critico la ley de los mercados de J. B. Say, según la cual toda oferta genera su propia demanda. Esta ley afirma que los problemas de la oferta (costes) son la razón fundamental de las crisis económicas. Al contrario, Malthus explico que el problema fundamental de la economía es la carencia de la demanda efectiva.

El pensamiento malthusiano es de tal importancia, que otro autor de la relevancia en el pensamiento económico liberal clásico, como es David Ricardo, le dedica todo el capítulo XXXII de su libro “Principios de Economía Política y Tributación” a analizar opiniones  de Mr. Malthus acerca del problema de la tierra”.

Thomas Robert Malthus en el año 1805 fue nombrado profesor de economía en una nueva institución universitaria, Haileybury, fundada por la Compañía de las Indias Orientales, destinada a formar a los funcionarios que después servirían a Inglaterra en destinos de ultramar. Muere el 23 de diciembre de 1834 a los 68 años de edad.
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lunes, 23 de julio de 2012

LA MANO INVISIBLE



Pero si el ingreso anual de la sociedad es prácticamente igual al valor de cambio del total del producto anual de sus actividades económicas, o mejor dicho, se identifica con el mismo. Ahora bien, como cualquier individuo pone su empeño en emplear su capital en sostener la industria doméstica, y dirigirla a la consecución del producto que rinde más valor, resulta que cada uno de ellos colabora de manera necesaria en la obtención del ingreso anual máximo para la sociedad. Ninguno se propone, por lo general, promover el interés público, ni sabe hasta que punto lo promueve. Cuando prefiere la actividad económica de su país a la extranjera, únicamente considera su seguridad, y cuando dirige la primera de tal forma que su producto represente el mayor valor posible. Solo piensa en su ganancia propia; pero en este como en otros muchos casos, es conducido por una mano invisible a promover un fin que no entraba en sus intenciones. Más ni implica mal alguno para la sociedad que tal fin no entre a formar parte de sus propósitos, pues al perseguir su propio interés, promueve el de la sociedad de una manera más efectiva que si esto entrara en sus designios. No son muchas las cosas buenas que vemos ejecutadas por aquellos que presumen de servir sólo al interés público.  […] Cual sea la especie de actividad doméstica en que pueda invertir su capital, y cuyo producto sea probablemente de más valor, es un asunto que juzgará mejor el individuo interesado en cada caso particular, que no el legislador o el Hombre de Estado.”

Adam Smith.

La extensa cita que inicia este artículo. Es uno de los párrafos más citados en la historia económica mundial, ya que, a favor o en contra, se le atribuye como la esencia del pensamiento económico liberal. No creemos equivocarnos al pensar y afirmar, que aunque muchos la mencionan en sus críticas o alabanzas, pocos son los que la han leído. Por tal motivo la hemos transcrito, lo más extenso posible (dado las limitaciones del espacio) para que todos la puedan leer y sacar sus propias conclusiones.

Esta alegoría, de la mano invisible aparece por primera vez en  un libro que marca un hito, un antes y un después, ya que formalmente aparece en el acta de nacimiento de la “Ciencia Económica”, como rama del saber humano y como materia de estudio y de polémica.

En el año 1776, el mundo académico ve la publicación de: “An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations” (“Investigación sobre la Naturaleza y Causas de la Riqueza de la Naciones”. La cita fue tomada de la edición en español, publicada por el Fondo de Cultura Económico. México, 1982. P.402. Traducción de Gabriel Franco de la Univ. De Puerto Rico) escrito por el Filósofo y Académico escoses, Adam Smith, quien a partir de la publicación de este libro, se le atribuye la paternidad de los estudios económicos.

Smith nació en  Kirkaldy, pueblo de la costa escocesa, en 1723. A lo largo de su importante carrera académica, Smith ejerce las funciones de profesor de filosofía moral, de cuyo estudio y reflexión sale la obra que para muchos, es el inicio de la idea de la libertades individuales: “Teoría de los sentimientos morales” (1759). Smith se relacionó con lo más granado de la intelectualidad europea de la época. Fue amigo y colaborador del otro gran filósofo escoses: David Hume (1711-1776). Fue admirador del gran filósofo francés: Voltaire (1694-1779), con quien se reunió en variadas ocasiones en la ciudad de Ginebra. Se sabe que “la Riqueza de las Naciones” (como usualmente se le conoce por lo largo del título) inicialmente se la dedicaría  a Quesnay, el fundador de la escuela Fisiocrática, pero la muerte de este último malogró a intención de Smith.

Entre los cargos académicos, podemos mencionar: miembro de la Literaty Society of Glasgow; presidente de la  Philosophical Society de Edinburgo; rector de la Universidad de Glasgow en 1787 y releecto en 1789. Fue nombrado director de Aduana de Edimburgo en 1778, puesto que desempeñó hasta su muerte el 17 de julio de 1790 a causa de una enfermedad, viviendo con su madre y su prima, en Edimburgo.

El periodista Max Lerner (1902-1992), en la introducción del el libro editado en inglés, en 1937 afirma que La Riqueza de la Naciones constituye una extraña mezcla de economía, filosofía, historia, teoría política, programa de acción; un libro escrito por un hombre de vasta cultura y sutil perspicacia.  En fin, es un libro que hay que leer.

lunes, 16 de julio de 2012

EL LIBERALISMO ECONOMICO CLÁSICO


El término “clásico”, fue utilizado por primera vez por el filósofo y economista prusiano: Karl Marx (1818 – 1883), para agrupar a los economistas que dieron origen al análisis económico formal. Más tarde, algunos autores incluyeron a Marx en este grupo, sin embargo, el pensamiento de este es tan diferente al de los anteriores, que preferimos no incluirlo o ampliar el adjetivo a liberalismo económico clásico”.

El profesor Xavier Scheifler Amézaga, en su libro: “Historia del pensamiento económico” (editorial Trillas.2006) nos señala que “… El liberalismo económico es un verdadero sistema económico…” porque partiendo de un análisis general se llegan a formular leyes y a la integración de las mismas en un todo de gran coherencia.

Es importante señalar, de acuerdo al Prof. Scheifler, que no es lo mismo hablar de “liberalismo económico” y de “capitalismo liberal”. El primero identifica al cuerpo teórico ideal, y el segundo a la realidad, que siempre esta por debajo de las expectativas teóricas y que por ende trae consecuencias negativas no deseadas y que para los economistas liberales, estos no son causados por  el liberalismo en si, sino por la no aplicación del modelo en su totalidad.

La estructura en que se sostiene el liberalismo económico se fundamenta en dos tipos: jurídicos y económicos. Entre los jurídicos podemos mencionar: 1) Derecho de propiedad del sector privado sobre los medios de producción; 2) Libertad de competencia; 3) libertad de producción; 3) libertad de comercio; 4) libertad de trabajo; 5) libertad de mercado y; 6) libertad de consumo.

Entre las estructuras económicas, se encuentran: 1) Economía de mercado; 2) Competencia ideal o perfecta y 3) Perfecta movilidad de los factores de producción.
  
Entre los que se consideran los más importantes economistas liberales clásicos, podemos mencionar, por su contribución a la teoría económica a:

1) William Petty (1623–1687) filósofo, médico, economista y estadístico inglés. Es mejor conocido por sus escritos de historia económica y estadística previos al trabajo de Adam Smith. Sus trabajos más famosos son los de tipo demográfico, Aritmética política y títulos similares, en los se trata del primer intento de entender las relaciones entre la población y la economía. Fue creador del término: “ pleno empleo”.

2) Adam Smith  (1723-1790), Filósofo y economista escoses, quien es considerado el padre de la economía con la publicación en el año 1776 de su libro “Investigación sobre la nauraleza y causa de la riqueza de las naciones”.

3) Thomas Malthus (1766-1834). Clérigo anglicano y erudito británico. Tenía una concepción muy negativa sobre el futuro de la humanidad al plantear de que no existía un crecimiento equitativo entre la población y la cantidad de alimentos que esta requería (usted debe haber escuchado la máxima de que los  alimentos crecen aritméticamente mientras la población exponencialmente). Su obra fundamental fue publicada en el año  1798, bajo el nombre de: “An Essay on the Principle of Population” (Un Ensayo sobre el Principio de la Población).
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4) Jean-baptiste say (1767-1832). Economista francés. En el año 1804, se publicó su contribución con el nombre de “Tratado de Economía Política”.

5) David Ricardo (1772-1823) Economista y hombre de negocios d bastante éxito, es considerado junto a Adam Smith uno de los grandes pensadores liberales su obra  apareció en el año 1817 bajo el nombre de: “Principios de economía política y tributación”.

6) Claude Frédéric Bastiat (1801–1850) escritor, legislador y economista francés, con una extensa obra escrita es considerado uno de los mejores divulgadores del liberalismo de la historia. Fue parte de la Escuela liberal francesa. Y finalmente

7) John Stuart Mill (1806 —1873). Filósofo, político y economista inglés, de una extensa obra que toca aspectos como la lógica (1843), principios de economía política (1844), sobre la libertad (1959), el utilitarismo (1863) y el sometimiento de la mujer (1869).

En próximas entregas veremos con un poco más de detalle a estos 7 autores, que marcaron un camino que transita una buena parte del mundo occidental moderno,


domingo, 8 de julio de 2012

LOS FISIÓCRATAS



Pero con todas sus imperfecciones, este sistema es probablemente es la aproximación más cercana a la verdad dentro de lo que se ha publicado sobre economía política” (Adam Smith)

En el año 1758 se publica en libro con el título de: “Tableau Économique” escrito por un médico, cirujano de la corte francesa, de François Quesnay (1694 – 1774)  y en cuyas páginas se describe un modelo para la economía de las naciones según el cual la sociedad se divide en tres clases: propietarios de la tierra (aristócratas, alto clero), trabajadores estériles (artesanos, mercaderes), y trabajadores productivos (agricultores, ganaderos, pescadores). Este modelo prevé un flujo de mercancías con un esquema basado en la circulación sanguínea. Se trata de un equilibrio económico estacionario, cerrado, en el cual no existe distinción entre factores productivos y bienes producidos.
El origen del término fisiocracia proviene del griego y quiere decir "gobierno de la naturaleza", al considerar los fisiócratas que las leyes humanas debían estar en armonía con las leyes de la naturaleza. Esto está relacionado con la idea de que sólo en las actividades agrícolas la naturaleza posibilita que el producto obtenido sea mayor que los insumos utilizados en la producción surgiendo así un excedente económico. Los fisiócratas denominaron de estériles a las actividades como la manufactura o el comercio donde la producción solo sería suficiente para reponer los insumos utilizados.
A los fisiócratas no les convence el enfoque monetarista del mercantilismo. Inaugurando una tésis constante  en la escuela liberal, para los fisiócratas, el dinero y su acumulación no constituían riqueza. La acumulación de metales preciosos, en lugar de aumentar la riqueza, creaba o propagaba el aumento de los precios (Maxím Ross.1992). El dinero se considera solamente como un medio de cambio.  
Según el economista Joseph Schumpeter, la doctrina fisiocrática, fue enseñada a lo largo de todo el siglo XIX (y el siglo XX), incondicionalmente o con algunos matices, con el nombre de “doctrina del máximo en competencia perfecta” y se fundamentaba en que la satisfacción máxima de las necesidades por todos los miembros de la sociedad globalmente considerados se obtendrá si, si en condiciones de competencia perfecta, cada cual puede actuar libremente según su interés individual.
Como se desprende del párrafo anterior, se puede considerar a la fisiocracia como la que inicia el pensamiento económico liberal, siendo su principal y el más conocido principio: ““laissez-faire, laissez passer” (dejar hacer, dejar pasar).  
Adam Smith, en su libro “La riqueza de las naciones” (1776), critica algunos aspectos del pensamiento fisiocrático, como son: presentar a los artesanos, industriales y comerciantes como absolutamente improductivos; no es correcto identificar a los manufactureros y mercaderes con los sirvientes domésticos; la afirmación a su entender inadecuada que el trabajo de los artesanos, industriales y comerciantes no expande el ingreso real de la sociedad;  la consideración de que la el trabajo de la tierra es el único productico le parece muy limitativo. Pero a pesar de estas críticas, Smith comenta: “… al declarar que la perfecta libertad es el único método eficaz para hacer que esta reproducción anual resulte la máxima posible, su doctrina es en todo respecto es tan acertada como es generosa y liberal…”
Luego de Quesnay, surgieron otros autores pertenecientes a la fisiocracia, entre los cuales se destaca Víctor de Mirabeau. También pertenecen a la fisiocracia los autores Mercier de la Rivière (1720 - 1794), Dupont de Nemours (1739 – 1810), el Abate Baudeau y Vincent de Gournay (1712 – 1759), a quien,  se le atribuye la conocida frase “laissez-faire, laissez passer”.

lunes, 2 de julio de 2012

EL MERCANTILISMO



“Que la riqueza consiste en dinero, o en oro y plata, es una idea popular, derivada de las dos distintas funciones del dinero, como instrumento de comercio y como medida de valor […] Un país se supone que es generalmente rico, de la misma manera que una persona, cuando abunda en dinero, y el atesorar oro y plata se considera el camino más corto para enriquecerse…” (Adam Smith. Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones.1982:378)

A partir del siglo XVI, en el mundo se desató una verdadera guerra por el dominio de los mares: portugueses, españoles, holandeses e ingleses, lucharon por ampliar sus mercados. Bajo el dominio de unos Estados poderosos, Compañías comerciales y aventureros, piratas y corsarios, se adentraban en aguas desconocidos con el único fin de hacerse ricos.

Esta era comercial produjo grandes adelantos e inventos en el sector del transporte y grandes descubrimientos territoriales. Cristóbal Colón consiguió un financiamiento de la corona española para una expedición para  encontrar una nueva ruta comercial hacia la india.

A pesar de esta inmensa actividad comercial, no se puede afirmar que estuvo amparado por una doctrina económica, pero si podemos decir que había una forma de pensar más o menos uniforme con una serie de principios básicos, los cuales fueron planteados por  Thomas Mun (1571-1641), Director  (1615) de la británica Compañía de las Indias Orientales (East India Company), en su libro “Discourse of Trade from England unto the East Indies” (Discurso del Comercio de Inglaterra hacia las Indias Orientales, 1621).

El Mercantilismo, nombre con que se conoce a esta escuela del pensamiento económico que influyó sobre Europa alrededor de 200 años, de 1550 a 1750, (Jorge Rojas R. 2004)  en forma muy global nos señala que la única fuente de riqueza para las naciones, son los metales preciosos: oro y plata, por lo tanto un país se hace más rico cuando posee mayores cantidades de esos metales en sus reservas. La forma de incrementar las reservas es a través de un superávit en la balanza de pagos, lo cual se consigue cuando las exportaciones de bienes y servicios son mayores a las importaciones, y la única actividad que permite esto, es la comercial.

La doctrina mercantilista fue duramente criticada por los economistas clásicos o economistas liberales, sobre todo por Adam Smith, quien es considerado el padre de la economía, el cual atacaba duramente el carácter improductivo del comercio. De acuerdo a Maxim Ross, economista venezolano que ha estudiado a profundidad el tema estas críticas se centran el alto carácter regulatorio del Estado en el comercio que genera un exceso de regulaciones; el tratamiento  del monopolio y el principio de equilibrio entre ingresos y gastos, fundamento del concepto de balanza comercial favorable.  

Una serie de cambios políticos, sobre todo durante la segunda mitad del siglo XVIII, en detrimento del absolutismo político y del colonialismo europeo, terminaron por sellar el declive del mercantilismo. Entre ellos podemos mencionar la Independencia Americana (1776), la Revolución Francesa (1789), que dieron origen a sendas repúblicas. Aunque el origen de los organismos representativos en Europa, los Estados Generales en Francia, la Cámara de los Comunes en Inglaterra, las Dietas en Alemania, y las Cortes en España, data de la Edad Media, fueron las nuevas repúblicas las que marcan el inicio del fin del absolutismo (Rojas, 2004).

En la próxima entrega veremos la otra gran corriente precursora del pensamiento económico, (antes del año 1776, cuando se publica el libro de Smith), “Los fisiócratas”.

lunes, 25 de junio de 2012

EL PENSAMIENTO ECONOMICO


Cada día crece el convencimiento entre nuestros dirigentes, de la importancia del estudio de la ciencia económica, así, como de la educación en esta materia que debe tener una ciudadanía interesada e inmersa en un proceso de desarrollo y aumento del nivel de vida.

Muchos dirán que las dificultades por mantener el nivel de consumo, para los que tienen un ingreso, y la dificultad para tener un buen empleo, son motores más que suficientes para motivar a la población a conocer sobre una materia tan criticada y condenada, y tienen razón.

Desde que nos dieron la oportunidad de publicar nuestra opinión y teniendo como profesión la carrera de economista, hemos querido transmitir con un lenguaje sencillo, y dirigido básicamente al ciudadano común, los principios que regulan al conocimiento económico.

De esta forma, en los próximos artículos, nos pasearemos por la historia del pensamiento económico, destacando doctrinas y economistas, que han marcado la dirección de la forma de ver al mundo. Como comentamos, esta será una visión muy general, no queremos llenar de principios difíciles de entender. Para las personas que quieren profundizar en el tema, los invitamos a consultar “Historia del análisis económico” de Joseph Schumpeter, editada en castellano por “Ariel” e “Historia de las doctrinas económicas”, escrito por Erick Roll, editado por el “Fondo de Cultura Económico”. Dos magníficas obras que le permitirán conocer esta materia, con lujo de detalles.

Si definimos a la “Economia” como la ciencia de la elección, ya que constantemente debemos tomar decisiones de cómo usar unos recursos que son escasos, y que puede ser usados para distintos fines (una cabeza de ganado, se puede sacrificar para alimentar a nuestra familia o se puede vender para adquirir otros tipo de bien), es innegable que el hombre es un ser económico, que le dedica una gran parte de su existencia terrenal, tomando este tipo de decisiones.

La historia de la humanidad se ha basado en ciertos principios económicos que han dominado distintas etapas de la historia. Así vemos que el crecimiento del imperio romano  fue basado en la ampliación territorial, que le permitía expandir sus sus mercados y obtener mayores ingresos por el pago de impuestos por parte de los pueblos conquistados. La aventura oceánica de Cristobal Colón, que dio a lugar el encuentro de Europa y América, tuvo un motivo netamente comercial, el cual genero el primer proceso inflacionario documentado. La cantidad de metales  preciosos que llegó a España proveniente de México y Perú, elevó de tal forma la cantidad de dinero en circulación que se produjo un aumento de los precios de los bienes y servicios.

La Guerra de Independencia iniciada en Caracas, también tuvo un origen económico. Los productores de cacao, café (equivalentes por su importancia en el ingreso por exportaciones, al petróleo actual) y otros productos agrícolas, mantenían un intercambio comercial muy activo con Holanda a través del contrabando con una de sus colonias, Curazao. Comercio  que se ve paralizado por las guerras napoleónicas, y el arribo al trono español de José  Bonaparte. Recordemos que el 19 de Abril, los dirigentes venezolanos de la época, salieron en defensa de Fernando VII.        

Recientemente, muchos analistas coinciden en afirmar que la invasión de Irak por parte de Los Estados Unidos, fue motivada por el control estratégico de los pozos petroleros.

Como vemos de estos ejemplos, se destaca la relevancia de la importancia que ha tenido la economía en la historia de la humanidad y por tanto la necesidad de conocer los principios económicos que conllevaron a los hechos señalados anteriormente y otros de igual importancia. En la próxima entrega, iniciaremos esta aventura del conocimiento, con el “Mercantilismo”.


PARA VER Y BAJAR GRATIS OTROS TRABAJOS DE GUARAMATO PARRA, PUEDEN CONSULTAR: http://www.slideshare.net/nguaramato