lunes, 26 de enero de 2015

LAS MEDIDAS

El pasado miércoles 21 de enero, el Presidente de la República de Venezuela, en la Asamblea Nacional anunció una serie de medidas con las cuales pretende solventar la grave crisis económica que está viviendo Venezuela.

En primer lugar anunció una serie de inversiones en infraestructura así como un aumento del 15% en el salario mínimo. Con estas medidas pretende realizar una política anticíclica, estimulando la demanda, en el más puro Keynesianismo, a fin de preservar el ingreso del consumidor. En ningún momento se dijo como se va a financiar este aumento del gasto público, aunque muy loable en su pretensión, no parece muy conveniente aumentar el gasto ante una caída del ingreso, a menos que se quiera emitir más dinero inorgánico, lo que se traduciría en más inflación.

En segundo lugar anunció una modificación en la política cambiaria. Se establecieron tres mercados: uno preferencial, otro SICAD unificado y un tercero atendido por las diferentes bolsas privadas y públicas existentes en el país. Solamente se aclaró cuál  sería el tipo de cambio para el mercado preferencial (alimentos, medicinas y salud) de 6,30 Bolívares por dólar. De los otros dos mercados no se especificó nada. El mercado externo tiene dos problemas básicos. En primer lugar,  un tipo de cambio apreciado, es decir muy barato, lo cual aumenta la demanda por encima del requerido para las transacciones reales. Es tentador tratar de adquirir dólares a 6,30 para venderlos a 50. En segundo lugar, el sistema utilizado en la actualidad para suministrar las divisas requeridas es ineficiente, lento y poco transparente, lo que retarda las importaciones de los bienes requeridos por la economía. El  Presidente, no pudo aclarar como solventar estos dos problemas, corriendo la arruga para un posterior anuncio de las autoridades económicas. En tercer lugar anunció la recuperación del abastecimiento de bienes, mediante un aumento en la supervisión de las diferentes empresas distribuidoras existentes en el país. Más control y supervisión.

La semana pasada un grupo de 60 economistas, entre los cuales se encuentran académicos, profesores y consultores privados, sacaron a la luz pública un documento en el cual advierten sobre la grave situación económica del país. En referencia al mensaje del presidente señalan: “En el contexto de la fuerte caída de los ingresos petroleros en 2015, a un estimado de la mitad de los recibidos en 2014,  con pesadas obligaciones financieras y petroleras que se  analizan en este documento, la disponibilidad de divisas para proveerlas bajo este régimen cambiario son muy limitadas. La expansión del gasto público anunciada por Maduro, no puede sino aumentar la liquidez en manos del público y la presión sobre la nueva tasa de cambio vía casas de bolsa y el mercado paralelo. Esta tercera tasa de cambio, todavía por ser definida en sus detalles, será, sin embargo, mucho más alta y elevará el costo del gran volumen de importaciones que no recibirán divisas a las tasa preferencial ni Sicad.  Sin un conjunto de medidas económicas coherentes, como se plantea en la segunda sección de este documento, un régimen cambiario como el anunciado  no puede sino reflejar la muy fuerte presión alcista en los precios y en las tasas de cambio de libre fluctuación. El ajuste del salario mínimo en 15%, a partir de febrero, es insuficiente, y ocurre en medio de presiones que elevaran la inflación por encima de 100% anual; los anuncios están lejos de constituir un verdadero plan coherente y creíble para estabilizar la economía venezolana y sentar las bases para su recuperación”.

Lamentablemente no se satisfacieron las expectativas  creadas por el propio Presidente.  La gravedad de la situación económica requiere un conjunto de medidas oportunas, integrales, coherentes  y que ataquen la raíz del problema. La teoría establece que se deben utilizar tantos instrumentos como objetivos de política económica se establezcan. Por lo menos se hacen necesarios tres objetivos a corto plazo: disminuir la inflación, equilibrar el sector externo y aumentar la producción interna de bienes y servicios. Hay que restablecer  la oferta de bienes y servicios,  Es preocupante el silencio y retardo en la acción mostrado por los máximos dirigentes del país, mientras que la población pierde un valioso tiempo haciendo largas colas para poder adquirir los productos de su dieta diaria 

martes, 20 de enero de 2015

LAS COLAS Y EL DESABASTECIMIENTO

El año 2015,  el venezolano lo comenzó haciendo colas frente a los diferentes negocios de venta de alimentos al detal, con la esperanza de poder adquirir productos como: mantequilla, aceite, café, leche, pañales, artículos de aseo personal, etc., que tienen tiempo sin poder comprarlos regularmente.

La  formación de las colas es atribuible al temor que vive el consumidor ante el desabastecimiento de los productos básicos de su dieta diaria. Este temor ha causado un aumento inusual del consumo, lo que algunos llaman el “acaparamiento doméstico”, el cual es entendible totalmente. Si una venezolana, asiste a más de un supermercado y no consigue pañales, por ejemplo, es comprensible que cuando los encuentre, quiera llevarse una cantidad superior al acostumbrado, para prevenir, dirán algunas.  Tal es la paranoia, que muchas personas, que hacen cola, si le preguntamos  que venden, no saben la respuesta, solo dicen, “no sé, compraré lo que saquen, lo que haya llegado”. Parte  de la formación de las colas es explicado por innumerables comerciantes informales, que tratan de adquirir los productos a precios regulados, para revenderlos posteriormente a precios que involucran beneficios extraordinarios.

Otro factor que ha incrementado el consumo es la fuerte inflación que está viviendo el venezolano (en alimentos supera el 100%, anual) la cual ha obligado a aumentar las compras, tratado de ganarle al aumento de precios, utilizando recursos monetarios que estaban destinados a otras actividades e incluso, utilizando el crédito bancario a través de la utilización de las tarjetas de crédito.

Estas colas son resultados visibles de un proceso real de escasez que viene desarrollándose desde hace tiempo en el país,  producto de una mala política económica basada en el exceso de controles y la estigmatización  y persecución del sector privado, sumado a un crecimiento del poder del gobierno central más una profundización del modelo rentista petrolero No es nuevo el proceso de estatización de empresas del sector privado así como la posterior formación de empresas públicas que con el tiempo han demostrado su ineficacia (Agropatria, Cemex, Sidor, etc.). También es notorio la mudanza de empresas a distintos países latinoamericanos (en especial Colombia) de las casas matrices de importantes compañías extranjeras que utilizaban a Venezuela como eje de su política, dado la posición geográfica estratégica de nuestro país (P&G). Así como la criticable acción de algunos empresarios que han ido del país, abandonado  sus activos y  abandonado a los empleados. (Clorex). Lo anterior es una pequeña muestra de los factores que han producido una gran disminución en la oferta de bienes y servicios. Que se ha tratado de compensar con productos importados.

Los excesivos controles, ente los cuales, lo más importantes son los de precios y la tasa de cambio, han vuelto muy muy difícil la actividad industrial y comercial, La regulación  de precios y el lento proceso de ajustes en los mismos, como el difícil acceso a las divisas ha producido el cierre de un gran cantidad de establecimientos.

La realidad es que la actividad económica en Venezuela se ha convertido en una economía comercial,  de productos importados por un gobierno (en detrimento de la industrial, productiva),que ha demostrado su incapacidad en   la distribución de bienes y servicios, que se escuda con la tesis del acaparamiento y la especulación, como armas fundamentales de una “guerra económica”, negando la verdadera causa, la aplicación de un modelo económico ineficiente.


La eliminación de las colas es bastante difícil, desaparecerán con el regreso de la confianza del consumidor, confianza de poder adquirir un producto cuando lo necesiten y a un precio acorde con sus ingresos. 

martes, 13 de enero de 2015

¿FIN DE UNA ERA?

Expertos petroleros han manifestado que la era de los precios altos (por encima de los US$ 100)  ha llegado su fin.


Entre las posibles causas que explican este hecho, señalan entre otros aspectos, la reducción en la demanda de hidrocarburos por parte de los Estados Unidos y los avances tecnológicos que elevaron la eficiencia en el uso del petróleo.

La administración Obama viene desarrollando, desde hace algunos años, una política de independencia petrolera. Hace seis años, EE UU producía por debajo de 20 millones de barriles diarios de petróleo y gas natural, repartidos a partes iguales. Rusia superaba ese nivel combinando las dos fuentes fósiles, mientras que Arabia Saudí era el mayor productor de crudo. Ahora la producción total estadounidense se acerca a los 25 millones de barriles y supera en el petróleo al país árabe (El País, España) y supera a Rusia en la producción de gas natural. Esos notables avances en el ámbito energético de Estados Unidos se sustentan en importantes innovaciones tecnológicas incorporadas en la producción de petróleo y gas, las cuales incluyen las técnicas de perforación horizontal y la denominada fracturación hidráulica o fracking, lo que ha permitido el aprovechamiento de reservas de hidrocarburos en formaciones de esquistos (shale o roca madre) y otras formaciones rocosas impermeables, antes imposibles de explotar por las técnicas de producción tradicionales. (El Mundo, Venezuela)

Si nuestro principal cliente en el mercado perolero, inició y ha venido desarrollando tan importante cambio de paradigma ¿Cuál ha sido nuestra previsión? ¿cuál ha sido la planificación estratégica, establecida para combatir los efectos adversos? De acuerdo a lo visto hasta los momentos, ninguno, El gobierno siguió desarrollando y profundizando el modelo de renta petrolera, lo cual, ha traído como consecuencia una dependencia cada vez mayor al ingreso por concepto de exportaciones petroleras.           


Desperdiciamos la época de las vacas gordas y la de las vacas flacas nos agarró sin estar preparados, Dicen que el tiempo de crisis es igual a tiempo de oportunidades, estoy de acuerdo, pero esto requiere una profunda autocrítica y mucho diálogo con los factores productivos del país, que nos permita establecer un modelo eficiente de país, que nos lleve de nuevo a la senda de crecimiento y que esté alineado con el nuevo paradigma del mercado petrolero, precios por debajo de los 100 dólares. No creo que el gobierno pueda hacerlo sólo, necesita un sector privado fortalecido, que sea capaz de asumir el compromiso. Nunca ha sido tan importante, como en los actuales momentos, la unión de los sectores, público y privado, para identificar las oportunidades que se nos presentan.