viernes, 11 de febrero de 2011

EL EMPLEO (I)

Como no hay que olvidar cual fue el propósito que me llevo a tomar la pluma (o el laptop), que es transmitir los conocimientos económicos a la población en términos claros, y aprovechando la oportunidad de responder a la inquietud de un grupo de alumnos de economía de la Universidad de Carabobo, me referiré al tema del empleo, el porque y la forma en que los gobiernos lo estimulan.

Hay un consenso en el mundo académico que las acciones que debe tomar un gobierno (políticas económicas) deben tener como objetivo principal: el empleo, la estabilidad de precios, el crecimiento económico, la redistribución de la renta (ingreso) y la calidad de vida y conservación del medio ambiente. (Juan R. Cuadrado Roura, McGraw Hill, 2da. Edic. 2001). Los instrumentos o los medios con que se logren estos objetivos depende de la ideología económica del gobierno, de tal forma que un gobierno socialista (marxista) actuará en forma diferente a uno que este a favor del mercado.

El objetivo principal es el logro del “Pleno Empleo”, es decir, cuando todas las personas que quieren trabajar, bajo las condiciones laborales existentes y con las remuneraciones vigentes, encuentran la ocupación que quieren. Hay dos aspectos que quiero destacar en este concepto. El carácter voluntario del trabajo y su naturaleza: Si yo me gradué de economista y quiero ejercer la profesión, y si existe pleno empleo, puedo hacerlo libremente a una remuneración conforme a lo que cobren todos los economistas (recuerdo de mi tiempos de estudiante una frase que dice más o menos así: para igual trabajo, igual remuneración).

Hay que resaltar que el concepto de “pleno empleo” no indica que el 100% de las personas estén trabajando. Siempre habrá un porcentaje reducido de personas que no tienen empleo (desempleado), lo que los marxistas llaman “ejército industrial de reserva”. Imaginen que le pasaría a un inversionista que quiere montar una nueva fábrica, y no puede conseguir empleados ya que todo están ocupados, o no abre la nueva planta o busca mano de obra extranjera o simplemente ofrece una remuneración más atractiva, creando una bola de nieve que provoca que lo sueldos y salarios crezcan en toda la economía provocando inflación. Por tal motivo toda economía tiene un porcentaje de desempleados o como se denomina en economía: “tasa natural de desempleo”.

Ya que hemos tocado el tema, vamos a señalar algunos tipos de desempleo: Estructural, cuando la economía nacional o doméstica no puede abastecer los puestos de trabajo necesarios; Friccional, referido a las personas que han renunciado o han sido despedidos de su actual trabajo, pero esperan conseguir otro muy pronto de igual o mejores condiciones.

Para concluir este primer acercamiento al concepto y todo lo que involucra el término “Pleno Empleo”, quiero transcribir las diferentes opiniones de la principales escuelas del pensamiento económico, iniciando con el enfoque de los liberales económicos (a favor del mercado) a través de la opinión de Bernard de Mandeville (1670 -1733, médico, filósofo y economista Ingles) expresada en su famosa “fábula de la abejas”: ”…El gran arte para hacer una nación sea feliz y lo que llamamos floreciente, consiste en dar a todos y cada uno de la oportunidad de estar empleados. Y para obtenerlo, hágase que la primera preocupación del gobierno sea promover una variedad tan grande de manufacturas, artes y oficios como la inteligencia humana puede inventar; y la segunda, estimular la agricultura y la pesca en todas sus ramas, que se obligue a toda la tierra a esforzarse lo mismo que el hombre. La grandeza y la felicidad de las naciones deben de esperarse de esta política y no de las frívolas regulaciones de la prodigalidad y la frugalidad; porque déjese que el valor del oro y de la plata suba o baje, el bienestar de todas las sociedades dependerá siempre de los frutos de la tierra, del trabajo y de la gente; cosas ambas que, acopladas, son un tesoro más cierto, más inagotable y más real que el oro de Brasil o la plata de Potosí.”

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