lunes, 21 de febrero de 2011

EL EMPLEO (IV)

Para finalizar esta serie de artículos sobre el empleo, hoy trataremos el tema de las distintas políticas económicas que diseñan los gobiernos para disminuir los niveles de desempleo.

El objetivo básico es la de buscar el pleno empleo, proporcionando a la población un trabajo que le permita vivir “digna y decorosamente”, expresión, esta última, utilizada para decir que la persona debe conseguir un trabajo que le guste y que le proporcione a la familia un ingreso que le permita cubrir sus necesidades de alimentación, salud, educación y esparcimiento.

Los dos enfoques fundamentales, mercado e intervención estatal, tiene diferentes instrumentos para alcanzar el objetivo propuesto, aunque es bueno aclarar, que en los países occidentales siempre ha existido una cohabitación del mercado (sector privado) y el Estado.

A raíz del éxito alcanzado por la política del “New Deal” en la década de los 30’s del siglo pasado en USA, gracias al pensamiento keynesiano, los gobiernos han justificado su intervención, mediante estímulos a la demanda de bienes y servicios a través del aumento del gasto público y facilitando el consumo del sector privado de la economía. La idea detrás de estas medidas es que un aumento en el gasto público y en el consumo presiona a las empresas a aumentar la oferta de bienes y servicios para lo cual tienen que aumentar la contratación de mano de obra, que es la forma de incrementar a corto plazo la producción. La compra de nueva maquinaria y la construcción de nuevas plantas requieren un período mayor de tiempo.

Otra forma de intervención estatal, es la regulación de l sector laboral mediante el establecimiento de leyes (del trabajo, regulación social) y reglamentos que permitan un mejor nivel de vida a la familia.

La crítica que se realiza usualmente a las políticas de demanda es que esta sería efectiva solamente cuando existe una capacidad industrial inutilizada que permite aumentos inmediatos en la producción. Si este no fuera el caso, el aumento de la capacidad de compra de la población presionaría a un aumento general de precios (inflación).

Cuando la economía de un país tiene problemas estructurales que limitan la oferta. Los gobiernos tratan de estimular el empleo mediante políticas tendentes a facilitar la inversión privada y la creación de nuevas empresas (políticas de oferta). La única crítica que se le realiza a este tipo de medidas es que generalmente se basa en el establecimiento al sistema financiero de porcentajes obligatorios de otorgamientos de crédito a los distintos sectores productivos, con lo cual muchas veces se aprueban proyectos de escasa y dudosa rentabilidad.

Finalmente para los fanáticos del libre mercado, solo se justifica la intervención estatal en la parte regulatoria. Se acuerdo a la doctrina liberal, la economía cando se dinamiza crea sus propios estímulos para que crezca la demanda de empleo.

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