¿Qué sucede cuando la causa del proceso inflacionario deja de ser monetario y pasa a ser un problema de restricción de la oferta de bienes y servicios’. Cuando el aumento de lo precio es provocado porque la oferta de productos es menor a su demanda aumenta la importancia del control de la liquidez en la economía por parte un organismo creado para tal fin.
Imagínese la situación de un pueblo en el cual la mayoría de sus habitantes, por alguna razón cualquiera, ven incrementado sus ingresos significativamente, pero resulta que la tienda del pueblo no posee lo suficientes producto en venta. Tenga la seguridad que se producirá una batalla entre los consumidores, en la cual los que poseen más dinero ofrecerán pagar un monto mayor al precio estipulado para obtener el producto. Por lo tanto el vendedor le dará el producto a quien ofrezca más. Los consumidores se darán cuenta de esta situación solo cuando perciban el incremento en lo precios.
Por lo tanto en situaciones de restricción de la oferta cobra vital importancia tener una política monetaria coherente, ya que la escasez de productos acompañado de un exceso de liquidez acelera la inflación y una escasez de productos acompañada de insuficiencia de dinero agravará el estancamiento o caída de la actividad económica.
Recordemos que en una economía sólo podemos ajustar 2 variables: precio y cantidad. A menos que haya una capacidad industrial no utilizada, en el corto plazo todo ajuste se reflejará en lo precios, incrementar la producción requiere tiempo ya que entre otras cosas debemos comprar maquinaria, contratar personal, construir edificaciones, etc.
De acuerdo a lo anterior es que siempre afirmo que la solución a la inflación debe contemplar necesariamente un incremento de la producción y sobre todo de libre acceso a ella.
Otro aspecto que hay que tomar en cuenta y que incrementa la importancia de la política monetaria, es la política cambiaria, es decir el régimen de tipo de cambio que se utilice. Si se define al tipo de cambio como el valor de la moneda nacional en función de otra(s) moneda(s) del resto del mundo, resulta lógico que el Banco Central sea el responsable de ejecutar la política cambiaria.
En economía hay una ley que dice que las personas tienden a desprenderse de la moneda mala y guardan la buena. En un proceso inflacionario, en la que la moneda nacional pierde progresivamente su poder adquisitivo, las personas tienden a utilizar la moneda local para sus transacciones corrientes y tener sus activos en una moneda extranjera de mayor fortaleza.
Si el régimen es de tipo de cambio flexible, el ajuste se hará vía precios, es decir, el mercado cambiario funcionará sin intervención del Banco Central y el tipo de cambio se fijara de acuerdo a la oferta y demanda de divisas. Si el tipo de cambio es fijo, el ajuste se hará vía cantidades, La autoridad monetaria se compromete a vender o comprar todas las divisas que sean necesaria para mantener el tipo de cambio contante. Si no hay las suficientes divisas que la economía requiere será insostenible el sistema de cambio fijo y de alguna forma (mercado negro) el ajuste se hará vía precios
De esta manera el peor escenario que podemos tener es un proceso inflacionario, producto de restricciones en la oferta de bienes y servicios y por niveles de liquidez monetaria por encima de los requeridos, acompañado de un falso régimen de tipo de cambio fijo. La consecuencia es un proceso acelerado de empobrecimiento de la población.
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