sábado, 29 de mayo de 2010

EL BCV YA NO TIENE QUIEN CUENTE SU HISTORIA

El pasado jueves, 27 de mayo de 2010, realicé una llamada al Banco Central de Venezuela en relación a mi futura operación quirúrgica en España y me enteré de la triste noticia del fallecimiento del Dr. Crazut.

Una de las actividades que le di gran importancia cuando estuve al frente del Núcleo de Economistas del BCV fue la publicación del Boletíin Informativo del Núcleo. Donde aparte de las noticias de interés gremial se estableció un proyecto de rescate de la figura de aquellos hombres que forjaron la economía Venezolana.

Un día recibí una llamada en la cual uno de los directores del Banco me Citaba a una reunión. Acudí el día señalado y me recibe muy amablemente el Dr. Rafael Crazut, quien hasta el momento solo conocía por uno de sus libros más importantes. “El Banco Central de Venezuela Notas sobre su Historia y Evolución 1940.1990” Habla largamente y me manifestó su inquietud de que el Banco se había centrado mucho en el reconocimiento de un solo hombre cuando el BCV era el fruto de muchos hombres de valía. De esa conversación surgió la idea de realizar una conferencia que se tituló “Constructores del BCV, homenaje a los Doctores Alberto Adriani, Manuel Egaña y J.J. González Gorrondona”. De esta conferencia hay testimonio bibliográfico que esta a la disposición de todos en mi blog “Economía al alcance de todos” (http://nguaramato.blogspot.com).

Desde ese momento sus puertas estuvieron siempre abiertas cuando lo necesite, cosa rara en una persona con su cargo, nunca hice antesala, siempre estuvo dispuesto a escucharme y ayudarme. En estos últimos tiempos mostró gran interés por mi estado de Salud.

Es verdad lo conocí poco, pero una voz tan autorizada como la del Dr. Maza Zavala, quien fue su profesor, compañero de trabajo y finalmente, lo más importante, su amigo. Lo definió como un profesional excelente y un amigo excepcional.

Como el Coronel de García Márquez estos últimos años los pasó esperando la llegada de su sustituto en el Directorio ya que había llegado a su fin el tiempo para el cual fue seleccionado, y así poder dedicarse a leer y escribir, pero ese sustituto nunca llegó y la inmortalidad lo encontró todavía en su puesto al igual que el Dr. Gastón Parra.

Mi enfermedad no me permitió acompañarle a su última morada y así agradecerle su amistad. Solo puedo rendirle homenaje con estas cortas palabras. Paz a sus restos.

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