En reiteradas ocasiones he comentado que un mercado corrige su desequilibrio ajustando el precio o ajustando las cantidades, nunca los dos al mismo tiempo. Si se quiere defender los precios, hay que estar dispuestos a ofrecer todas las cantidades del producto que la demanda requiere. Si se quiere controlar las cantidades hay que permitir que el precio fluctúe hasta aquel punto en que se igualen la oferta y la demanda.
Cuando se establece un control estricto (precios y cantidades) de algún producto, generalmente surge un mercado paralelo informal (la informalidad se refiere a que opera fuera de las regulaciones legales) que de alguna forma sirve de válvula de escape. De esta manera quien no pueda adquirir el producto en el mercado formal, puede acudir al otro mercado, pero pagando un precio mayor al establecido en la regulación. El problema radica en que el precio del mercado informal se convierte en el precio de referencia del producto. En el caso de los alimentos vemos como los buhoneros están cumpliendo esta función.
En Venezuela a raíz de establecimiento del control de cambios, surgió un mercado paralelo de divisas que ha funcionado con la tácita autorización de los organismos oficiales encargados de regular el mercado cambiario.
Por diversas razones,
Un primer intento para solucionar este problema fue la prohibición de que se hiciera pública la cotización de la divisa, para que no se pudiera usar como referencia a la hora de calcular los costos y esto pudiera ser trasladado a los precios. Esta medida no fue efectiva ya que en Internet se consigue fácilmente el tipo de cambio en blogs y páginas web.
A principios de este año, en un nuevo intento para controlar el alza del tipo de cambio, se autorizó al Banco Central de Venezuela a intervenir en el mercado paralelo mediante la venta de bonos denominados en dólares estadounidenses, pero que su compra puede ser pagada en bolívares, con la consecuencia inmediata de la legalización de este mercado. Un bono es simplemente un papel que dice que alguien le debe un monto determinado a otro, especificando el monto de la deuda y la fecha de pago. En este caso sería un papel (actualmente son registros electrónicos) en el cual el Banco Central de Venezuela le debe al portador del mismo una cantidad determinada en dólares y que serán pagados en una fecha futura.
La característica fundamental de estos bonos es que son al portador y pueden ser negociados en los mercados financieros. De tal forma que alguien que necesite divisas, puede comprar estos bonos, pagarlos en bolívares y posteriormente ir, por ejemplo, a
Pero la medida no ha resultado como se esperaba, el tipo de cambio permuta sigue muy alejado del tipo de cambio de referencia. ¿Cómo puede suceder eso?. Muchas empresas y personas necesitan dólares, pero a pesar de que los solicitaron a CADIVI, no se han hecho efectivos. Sin embargo pueden ir a una casa de bolsa a comprar un bono del BCV y mediante el método descrito adquirir los dólares. Supongamos que la “empresa x” acude a “casadebolsa” a comprar uno de estos bonos, pero el corredor le avisa que a ellos solamente le fueron asignados bonos por USA$ 25 millones, pero los clientes de “casadebolsa” necesitan USA$ 40 millones. ¿Cómo se resuelve esta discrepancia?. Si la urgencia es mucha, lo más probable que el tesorero de la “empresa x” esté autorizado a comprar el bono “sobre par” es decir por un precio mayor al señalado en el bono. El resultado es que el gasto en bolívares es mucho mayor con lo cual el tipo de cambio implícito también es mayor.
Como se desprende de lo descrito en el párrafo anterior, el aumento del tipo de cambio permuta es producto de la insuficiencia en la oferta de divisas y no en la posible especulación de la casa de bolsa. No hay olvidar que el mercado financiero y en específico el bursátil es un mercado especulativo por naturaleza, especular es su razón de ser, especular es simplemente tratar de obtener una ganancia en una transacción. Finalmente recordemos que es inevitable, si en un mercado controlo las cantidades, el ajuste es vía precio. La solución es tan sencilla como la de suplir oportunamente la totalidad de la divisas que la economía venezolana requiere.
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