lunes, 27 de mayo de 2013

VENEZUELA Y SU PETRÓLEO

                                                                                                                             por Maxim Ross

Rompo la secuencia de artículos sobre los retos de política económica que tiene el gobierno para presentar un punto de vista sobre lo que hemos hechos los venezolanos con el petróleo. Una breve historia ilustra una propuesta para el futuro.

                                               Venezuela es su petróleo.

Esta frase sintetiza una era de explotación del crudo que tiene, como todo, aciertos y errores y sería muy difícil evaluar en su totalidad, aunque destacan algunos hitos que marcan nuestra historia petrolera. Por ejemplo, saber pasar inteligentemente de las grandes concesiones a las reivindicaciones fiscales que caracterizaron  los comienzos de siglo y donde estuvieron los pioneros del nacionalismo petrolero venezolano. Luego el otro gran hito, al nacionalizar las empresas extranjeras, estatizarlas realmente[1], reconocerle a quienes manejaron esa transición hacerlo con gran criterio y colocar a PDVSA en los primeros lugares del ranking mundial petrolero.
Después de esos dos grandes momentos vino retroceso, tras retroceso, principalmente caracterizado por la pérdida continua de capacidad productiva, de mercados, de poder de transformación industrial y de cada vez menos presencia e influencia internacional. Un límite lo marca la apertura iniciada a mediados de los noventa y revertida dramáticamente desde los años 2000 a la fecha, repitiéndose el mismo ciclo  de pérdidas en todos los frentes, hasta materializarse en la precaria situación de PDVSA. Venezuela es hoy lo que hicimos con el recurso y así seguirá si no alteramos la ruta que nos condujo a ella.                                                ¿Sembrar el petróleo?
Con esa frase se inaugura el estado de conciencia del impacto del petróleo en la vida social venezolana y la intención de romper la inercia que ahoga a Venezuela. Puesta en la opinión pública tempranamente por Uslar Pietri y seguida por Betancourt, fue el llamado de atención para no despilfarrar el valioso recurso, convertirlo en ganancia al impulsar la industria y la agricultura y cerrarle el paso al “festín de los millones”. Pero no lo hicimos. Hoy nos encontramos casi, para no decir totalmente, en el mismo lugar que en 1936 porque los resultados económicos y sociales de la era petrolera ¡son decepcionantes! Que todavía nuestras ciudades estén rodeadas de miseria, de millones de ranchos y que el tema de la pobreza no se haya superado lo demuestran.
                                               ¿Repartir o Invertir la Renta?
Evaluando esa trayectoria de uso del recurso, en especial del excedente económico  que genera y que llamamos renta, esto es el impacto económico y social que ha tenido en nuestro país, encontramos con que, prácticamente, lo que hemos hecho es repartir la renta. Hallamos plena justificación para convertirla en la dádiva paternal y protectora, fuese a través de programas sociales o misiones, pero descuidamos lamentablemente un principio económico básico: ese excedente es el ahorro nacional por excelencia y, por tanto, tendría que ser totalmente invertido[2]. Debimos  comprender que es el medio idóneo para restaurar ese capital, sustituirlo por otras capacidades  productivas que permitan atenuar todo lo posible la dependencia del petróleo. Por ello propongo como consiga para los años por venir:
 ¡Independizarnos del petróleo!
Ahora que los tiempos del petróleo pueden estarse acabando para Venezuela, no como creyeron  nuestros predecesores, que había que “sembrarlo” antes de que se agotara, sino porque el mercado energético mundial y continental muestran cambios fundamentales ahora, con carácter de urgencia debemos Independizarnos del  Petróleo y colocar todo el excedente en un Fondo de Ahorro[3], tal como lo han hecho muchos países[4] e invertirlo estrictamente en la creación de capacidades productivas distintas al petróleo y bajo la estricta condición de que generen divisas alternativas.
Ese Fondo de Ahorro tendría que ser manejado por una representación significativa de la sociedad venezolana y separarlo de la administración estatal, además de que el artículo primero de sus estatutos prohibiría taxativamente cualquier intento de reparto. Solo así Venezuela podría superar la era de la hegemonía económica y política del petróleo.
[1] Cuando se llevaron por delante las pocas iniciativas venezolanas para entrar en su explotación.
2 Reconozco que intentos hubo por romper esa inercia con la creación de Fondos de Inversión en distintas épocas, pero terminaron destruidos o convertidos en meros repartos de renta.
3 Propuesta adelantada por otros en Venezuela, con ciertas diferencias. (Ver Monaldi y Rodriguez. IESA).
4 Noruega, Méjico, Chile, Arabia Saudita, Emiratos Arabes  (Dubai, Abu Dhabi) y otros lo han logrado 






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