Corre el Año 1890, en Venezuela, a
partir del mes de marzo gobierna Raimundo Andueza Palacio. En el país hay
prosperidad económica, lo que atrae a un numeroso grupo de emigrantes europeos
y en especial, gracias a vínculos comerciales establecidos, arriban a las
costas venezolanas miles de italianos que van a contribuir con su esfuerzo al
desarrollo nacional.
Es así que provenientes de la isla
italiana de Elba llegaron al puerto de Maracaibo el matrimonio formado por Don
José Adriani y Doña María Mazzei. A su arribo al país, parten hacia los Andes
venezolanos para llegar a su destino final, el pueblo de Zea, el cual se
encuentra cercano al límite occidental del Estado Mérida, a 98 kilómetros de la
Capital y a 12 de Tovar en la vertiente derecha del río Escalante.
El Matrimonio Adriani Mazzei, son de
mediana posición económica y amantes de la lectura y la buen música. En Zea,
Don José va a desarrollar una intensa actividad agrícola.
En el año 1898, nace Alberto Adriani,
quien desde tempana edad, demuestra haber heredado, de sus padres, un elevado
interés por la lectura, a tal punto que a los 15 años le pide a su padre que le
regale una imprenta. Regalo muy fuera de lo común, pero que Don José se apresta
rápidamente a complacerlo, con la consecuencia de que el 15 de mayo de 1914, el
pueblo de Zea ve nacer el periódico “El Impulso”. La información será el arma
que siempre esgrimirá Adriani y que lo llevará a ser un comprador incansable de
libros y revistas alrededor del mundo.
Ese mismo año Alberto, se dirige a
Mérida, la capital, a culminar sus estudios de bachillerato, para
posteriormente, en 1918, arribar a la ciudad de Caracas, para iniciar estudios
de derecho en la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela,
ubicada en santa Capilla. Desde un comienzo el joven Adriani causa buena
impresión entre el cuerpo profesoral, pero en especial, en Dr. Esteban Gil
Borges, Ministro de Relaciones Exteriores quien percibe en el joven, una gran
inteligencia y sobre todo, madurez.
El Dr. Gil Borges invita al joven
Adriani, de 22 años, a viajar a la ciudad de Ginebra, para que ejerciera la
función de Cónsul General. Este viaje será de vital importancia en el
desarrollo intelectual de Alberto Adriani. Por una parte realiza estudios de
doctorado en economía y ciencias sociales, motivo por el cual es considerado el
primer economista profesional del país, y por la otra entra en contacto con la
Sociedad de Naciones, precursora de la actual Naciones Unidas, donde ejerce las
funciones de secretario de la delegación Venezolana, Esta actividad le
proporciona una visión bastante completa de los problemas mundiales.
El Dr. Rafael Armando Rojas[1] nos
refiere de esta etapa en la vida de Adriani:
“No
creo equivocarme al afirmar que, hasta ese momento, ningún otro venezolano se
había preparado de manera más sustantiva y sistemática en esta disciplina
científica. No encontramos en otros compatriotas anteriores a Adriani un cuerpo
de trabajos dedicados al estudio de los problemas económicos y sociales de
Venezuela y demás países de América Latina. Pienso que con justicia debe
considerársele como el iniciador de la ciencia económica en nuestro país”[2]
Adriani permanecerá alrededor de 5 años
en Ginebra para posteriormente, en 1925, pasar a Londres, donde desarrolla un
papel fundamental en el rescate de los archivos del Precursor, General
Francisco de Miranda. Posteriormente, en el año 1929, por invitación del Dr.
Gil Borges -quien estaba exiliado, por no haber mencionado al Gral. Gómez durante
la inauguración de una estatua a Bolívar en la Ciudad de Nueva York - se dirige
a la ciudad de Washington, donde le ofrecen el cargo de primer jefe de la
división de Cooperación Agrícola de la Unión Panamericana.
Este período internacional en la vida de
Alberto Adriani, es de intensa actividad intelectual, donde realiza una gran
diversidad de análisis que cubren un gran espectro de la problemática económica
de Venezuela. La vida de Adriani fue enmarcada, casi en su totalidad, por la
dictadura de Juan Vicente Gómez, de quien fue un crítico incansable. A los
veinte años de edad escribe lo que piensa debería ser un programa de gobierno a
la muerte de Gómez. En uno de los párrafos se lee, como visón de un futuro
anhelado:
“Una nueva faz de nuestro desarrollo, un
nuevo camino empezaremos a transitar desde hoy: desaparecerá la tiranía, y con
ella las obstrucciones que en toda hora entorpecieron nuestro desarrollo
nacional”.[3]
Todos los escritos del Dr. Adriani
fueron realizados con su puño y letra, en numerosos cuadernos[4], que gracias a
su hermano, el Dr. Albano Adriani (médico cirujano) han sido conservados para
provecho de futuras generaciones.
En el año 1930, después de haber
permanecido en el exterior. El Dr. Adriani regresa al país, a su pueblo de Zea,
donde se dedica junto a su padre a las labores agrícolas. Sin embargo no
abandona su labor intelectual, durante su estadía, la oficina de correo del
pueblo se vio desbordada de revistas fijas y periódicos, folletos y libros de
diversos lugares del planeta. Sus escritos del período, fueron numerosos y
profundos, demostrando una metodología analítica desconocida para la época, y
sobre todo promisorios. Adriani nunca escribió un libro para su publicación,
pero sus trabajos fueron publicados en diarios y revistas de Venezuela y el
extranjero.
Al cumplirse un año de la muerte de
Alberto Adriani, sus amigos Arturo Uslar Pietri y Diego Nacerte Sardi
recopilaron sus principales trabajos en libro titulado: “labor Venezolanista”
Muerto Gómez, en el año 1936, el General
Eleazar López Contreras, invita al joven intelectual, a formar parte del
gabinete al frente del recién creado, Ministerio de Agricultura y Cría. Cargo
hecho como traje a la medida de un hombre que siempre demostró un interés
especial por los temas agrícolas. Para muestra tres de sus pensamientos:
“No imponer la mendicidad obligatoria y
trocar los agricultores en mendigos que agradecen la dádiva sino producir y
saber que vamos a producir. Es lo que necesita la economía…”[5]
“No hay que dejar la tierra sin cultivos
y no se debe permitir que falte el pan a los venezolanos”[6].
“En América, el desarrollo de la
agricultura depende también de la difusión e la ciencia agrícola y de los
organismos de investigación y experimentación. Sólo así podrán aquellos países
hacer más económica y más productiva la explotación del suelo”.[7]
Escasos dos meses estuvo al frente de la
cartera de Agricultura y Cría, pero en el corto lapso “organizó el crédito
agrícola, convirtiéndolo en el mas eficiente instrumento de protección de
nuestra agricultura. El Banco Agrícola y Pecuario dejó de ser un rutinario
órgano oficial para el otorgamiento de créditos y cobro de acreencias, a veces
en forma compulsiva. Fundó la revista “El Agricultor Venezolano”, para cuyo
primer número escribió la nota editorial. Esta publicación se ha mantenido
hasta el presente, ha prestado útiles informaciones a nuestros
agricultores”[8].
El
29 de Abril de 1936 se le asigna la cartera de Hacienda. Llegados a este punto,
ya podemos tener una visión sobre la personalidad del Dr. Alberto Adriani,
proporcionado por un testigo de primera línea, compañero suyo en el Gabinete
del Gral. López Contreras. El Dr. Arturo Uslar Pietri nos comenta:
“Nunca podré olvidar la atmósfera de
energía y de confianza que se respiraba en su presencia. Tenía la voz metálica
y apresurada y cierta brusquedad en el tono que contrastaba con su afable
naturaleza. Cuando comenzó a trabajar en la administración pública lo hizo como
un hambriento. Quería multiplicar las horas y los días para rendir la labor que
le había sido asignada por tantos años. Corrientemente pasaba diez y ocho horas
en su mesa de trabajo.
Pertenecía a esa extraordinaria raza de
hombres tónicos que en su presencia contagian una fiebre creadora. A su alrededor
solo se veían gentes entregadas entusiastamente a su labor”[9]
También fue muy corta su estadía en
Hacienda, apenas 100 días, pero igual que en el Ministerio de Agricultura, su
labor fue fructífera, “emprendió la reforma tributaria decididamente, implantando
por primera vez en Venezuela el impuesto progresivo a las sucesiones, que
establece un plan de igualdad para los contribuyentes; renovó la Ley e Arancel,
que se acerca a una estructuración mas justa y mas científica de nuestros
rendimientos aduaneros, beneficiando directamente a las clases pobres,
protegiendo a la pequeña industria, castigando con aforos nacionales los
artículos suntuarios y exonerando de impuestos al ultraje propio del artesano y
del trabajador agrícola, y se le vio en las cámaras, defendiendo con su
dialéctica hecha síntesis en la expresión numérica, su proyecto sobre la Ley
Orgánica de la renta de Cigarrillos, hasta lograr en parte el triunfo de sus
tesis”.[10]
Fue muy corto el período del Dr.
Adriani en la Administración Pública, pero dejo honda huella por su capacidad
de trabajo y por sus aportes al pensamiento económico venezolano. Llegó a ser
costumbre que las personas al pasar, ya tarde en la noche frente al ministerio,
podían observar encendida la luz del despacho ministerial.
El ámbito de estudio del Dr. Alberto
Adriani, no solo abarcó el área agrícola o el ámbito fiscal. Adriani,
visionario, manifestó sus temores del despilfarro de los ingresos petroleros,
indicando que los mismos deberían invertirse en obras productivas.
En referencia a la política monetaria,
fue el primero en señalar la conveniencia de un Banco central de Emisión: “Un
banco Central de Emisión, para el cual se aprovechara nuestra propia
experiencia y la de otros países, y que siguiera los mejores modelos, podría
dar mayor solidez, y al mismo tiempo mayor flexibilidad a nuestro sistema
monetario, y permitir la unidad y la efectividad del control sobre la tasa de
descuento y sobre nuestro cambio”.[11]. “Aun cuando nuestro plan no requiere
necesariamente la reforma de nuestro sistema bancario, creo que debería
aprovecharse esta coyuntura para transformarlo, creando un Banco Central y
reglamentando los Bancos de comercio de acuerdo con ciertas normas que la
experiencia ha consagrado.
El Banco Central es hoy considerado como
elemento indispensable, de una sana y eficaz circulación monetaria y de un buen
sistema de crédito. La Conferencia de Bruselas e 1920 aprobó una resolución
incitando a los países que no lo tuvieron a establecerlo”.[12] Por lo tanto
muchos lo consideran el promotor principal de la creación del Banco Central de
Venezuela, Institución que sería organizado por su buen amigo y compañero,
Manuel Egaña. Finalmente en este breve recorrido hay que indicar que el Dr.
Adriani fue, una vez más, el primero en señalar el fin el liberalismo
económico, señalando la importancia que debe tener el gasto público en el
desarrollo económico del país.
El Dr. Alberto Adriani, fue paradigma de
honestidad y transparencia en el ejercicio de la función pública, al respecto,
el nos comenta: “No estoy aquí por intereses personales, ni por conveniencias
egoístas, sino por que creo que puedo ser útil. Cuando están en juego intereses
nacionales no me arredran las responsabilidades. No me contendrían
murmuraciones, enemistades, ni calumnias. Estoy dispuesto a cumplir
íntegramente lo que creo mi deber”[13].
En estas líneas Adriani demuestra que a
pesar de ser hijo de emigrantes italianos puede querer a la patria tanto o más
que cualquiera. Demuestra que para ser patriota no hace falta mostrar actos
heroicos de guerra.
El sábado 8 de agosto de 1936, después
de haber trabajado hasta tarde, como era su costumbre, el Dr. Adriani se
dirigió al Hotel Majestic, donde estaba alojado, no se le volvió a ver, sino
hasta que fue encontrado muerto en su habitación en la mañana del lunes 10 de
agosto.
Solo vivió 38 años, y su actividad
pública solamente se desarrolló en pocos meses del año 1936, pero su impacto en
el pensamiento económico venezolano fue total. Alberto Adriani fue, en su época,
el único venezolano que en el área de la ciencia económica, se preparó de
manera orgánica y sistemática. Hombres tan importantes en la vida económica del
país como lo fueron Arturo Uslar Pietri y Manuel Egaña, manifestaron su
admiración e influencia por el pensamiento de Adriani, el cual aún continua
vigente.
[1]
Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia.
[2]
Discurso pronunciado en el paraninfo de las Academias el 18 de junio de 1998.
publicado en “Alberto Adriani en el Centenario de su nacimiento”. Fundación
Alberto Adriani. Caracas. 2000. p.57
[3]
ALBERTO ADRIANO TEXTOS ESCOGIDOS. “Un programa de gobierno”. Biblioteca
Ayacucho Nº 217. Caracas. 1998. p.16
[4]
Los papeles conservados están conformados por veinticuatro gruesos cuadernos y
libretas, un modesto cuaderno escolar, de sus años adolescentes en Zea, varias
carpetas con sus cartas y un paquete de fotografías
[5]
Adriani, Alberto. “Labor Venezonalista, Venezuela, la crisis y los cambios”,
Sexta edición. Academia Nacional de Ciencias Económicas. p.181.
[6]
Referido por Antonio Rojas Pérez en “Alberto Adriani Estímulo de la Juventud”.
Tercera edición. Caracas 1991. p.116.
[7]
ALBERTO ADRIANO TEXTOS ESCOGIDOS. “la colaboración agrícola Interamericana”
Biblioteca Ayacucho Nº 217. Caracas. 1998. p.115
[8]
Rojas, Rafael Armando. Ob.cit. p.64
[9]
Uslar Pietro, Arturo. Introducción de la primera edición del “Labor
Venezolanista”.Ob.cit. p.8.
[10]
Consalvi, Simón Alberto. Discurso pronunciado en la sesión conjunta de la
Asamblea Legislativa del Estado Mérida y de los consejos Municipales de Zea,
Alberto Adriani (El Vigía) y de Tovar con motivo d la celebración del
centenario del nacimiento del Dr. Alberto Adriani, en Zea el 14 de junio de
1998. Texto recogido en la publicación:”Alberto Adriani en el centenario de su
nacimiento”. Fundación Alberto Adriani, Venezuela, 2000. p.37
[11]
Adriani, Alberto. Ob.cit. p. 302
[12]
ALBERTO ADRIANI TEXTOS ESCOGIDOS. “El dilema de nuestra moneda y la situación
económica venezolana” Biblioteca Ayacucho Nº 217. Caracas. 1998. p.290
[13]
Ibíd., p.10
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