“Era el principio mismo de la Revolución: todo saber oculta un poder, por lo tanto, hay que desembarazarse del saber […] Estamos convencidos de que la globalización todos pensarían del mismo modo. Tenemos el resultado totalmente contrario: la globalización contribuye a la fragmentación común [...] Para poner a punto esta censura en internet, los chinos han concebido sistemas extremadamente sofisticados, pero no funcionan a la perfección. Simplemente porque los internautas acaban para encontrar siempre el parche adecuado. En China, como en todas partes, la gente usa el móvil para filmar aquello de o que es testigo y hace circular esas imágenes en todo el mundo. Será cada vez más difícil esconder algo. El porvenir de los dictadores es sombrío. Tendrán que actuar en la más profunda oscuridad […] El saber es aquello con lo que cargamos y a menudo no nos resulta útil. El conocimiento es la transformación de un saber en una experiencia de vida”
Lo anterior son fragmentos de un texto editado por Lumen en el 2010 con el título: “Nadie acabará con los libros” y que recoge las conversaciones entre los escritores Umberto Eco (El nombre de la Rosa), Jean-Philippe de Tonnac y el dramaturgo Jean-Claude Carrière .
La tesis que se discute es que a lo largo de la historia el libro ha sido el mejor soporte para la conservación de la memoria cultural de la humanidad. “Hemos hablado del cambio y de su aceleración. Pero también hemos dicho que existen técnicas que no cambian, el libro, por ejemplo. Podríamos añadir la bicicleta y delas gafas. Por no hablar de la escritura alfabética. Una vez alcanzad la perfección es imposible superarla…”
En este interesante homenaje al libro, se hace una revisión a los diferentes soportes (papel, betamax, VHS, CD, DVD, Internet) que se han utilizado a lo largo de la historia y los diferentes intentos para suprimirlos, como son el veto, el fuego, etc. “… cuando el Estado es demasiado poderoso, la poesía calla. Cuando el Estado está en plena crisis como sucedía en la Italia de Postguerra, entonces el arte es libre de decir lo que debe de decir…” Entre las conclusiones más importantes que se pueden desprender de su lectura, podemos señalar la imposibilidad cada vez mayor que tienen los regímenes autoritarios y dictatoriales por controlar la información dado el auge exponencial de la tecnología. “En los mundos que definimos primitivos, que no cambian, los viejos mantienen el poder porque son ellos los que trasmite el conocimiento a sus hijos. Cuando el mundo está en permanente revolución, son los hijos los que enseñan electrónica a sus padres. Y sus hijos, ¿Qué aprenderán de ellos?”
A lo largo de estas hermosas páginas, encontramos una lucha permanente contra el saber y el triunfo permanente de este último. El fuego medieval que destruía las bibliotecas en abadías, o grandes centros de conocimiento como la biblioteca de Alejandría. El fuego nazi, el veto y la condena de la revolución cultural China. En estos pequeños ejemplos y en todas las batallas entre la sombra de la ignorancia y la luz del conocimiento, esta última ha salido triunfante, ya que este como el agua que erosiona la roca, se mete y aprovecha cualquier grieta que encuentra. Sin importar el soporte que lo contenga, nadie acabará con el saber, con el conocimiento.
No quiero despedirme esta semana sin desearles a todos los venezolanos una feliz navidad (a las victimas de este desastre natural que tan fuerte nos golpeó, que mantengan sus esperanzas) y un próspero año 2011.
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