En reiteradas ocasiones me he referido al tema de la llegada de la era del conocimiento donde el factor productivo más importante es la mente del hombre, y para desarrollarla lo básico es la educación. Es necesario fomentar la preparación necesaria que permita la realización de las innovaciones que permitan a las naciones lograr un puesto destacado en el comercio mundial.
La educación tiene dos herramientas fundamentales para su desarrollo: la Internet y los libros. Hoy día, la world wide web o red mundial se ha convertido en el vehículo comunicacional más importante. Navegar en la red permite el acceso a un mundo de informaciones. Muchas de ellas irrelevantes, pero muchas de interés para el usuario.
Es tanta la información que muchos hablan de regular el contenido de lo que circula por la red. A mi entender eso sería un error. Nadie me puede decir que debo o no ver en la internet, ya que eso solo depende de mis intereses. La forma correcta de regular su uso y el de otras fuentes es mediante la educación, la explicación del alcance, limitaciones y responsabilidades de su uso.
El papel fundamental de los gobiernos es fomentar y masificar su uso. A mí me pareció muy interesante la experiencia de las bibliotecas virtuales en el Edo. Aragua durante el mandato regional de Didalco Bolívar ¡espero que se mantenga! y no haya sido víctima de los cambios de gobierno como es lo usual. Todos los espacios públicos deberían suministrar el servicio de red inalámbrica gratis. En cualquier edificio público, ministerios, organismos oficiales, aeropuertos. Instituciones académicas, etc. uno debería poder conectarse libremente a la red.
La segunda herramienta, el libro, aunque tradicional sigue siendo de gran importancia para educar a un pueblo.
En días pasados estaba como es mi costumbre hojeando las diferentes novedades bibliográficas en un local de una de estas cadenas que han venido sustituyendo a las tradicionales librerías cuando encuentro un libro que despertó mi interés. Al preguntar el precio del mismo soy testigo de la cara de incredulidad de la muchacha que me atendió cuando me informa que eran 250 bolívares fuertes, ¡cómo!, simplemente exprese que ya no se puede leer. Que un libro de aproximadamente 200 páginas valga aproximadamente un 25% del sueldo mínimo es condenar a un pueblo a la ignorancia. Cualquier libro por muy pequeño que sea esta rondando en promedio los 150 bolívares fuerte, y si hablamos de los textos especializados, ni hablar, cuestan un ojo de la cara. La alternativa de adquirirlos vía internet cada vez se hace más difícil por los problemas ya conocidos con las divisas
Según tengo entendido algunas personas consideran que el libro es un artículo de lujo y por lo tanto le ponen todas las trabas posibles para su importación como bienes terminados o de los insumos para su producción nacional. Si esto sigue así, las librerías se convertirán en especie de joyerías donde solo unos privilegiados económicamente podrán comprar. Agravado por el hecho de no haber un plan coherente de formación de bibliotecas públicas donde el estudiante, el investigador o el público en general pueda acudir.
Por lo tanto considero fundamental que realicemos los esfuerzos necesarios para desarrollar y fortalecer estas dos herramientas. El objetivo es claro: masificar el uso de la Internet y la creación de una política coherente de producción e importación de material bibliográfico. Si esto no sucede dudo que Venezuela pueda ser un participante de peso en esta nueva era.
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