lunes, 22 de marzo de 2010

LA PROPIEDAD PRVADA (II)

Desde el momento en que nacemos, el sentimiento de tener algo propio es parte fundamental de nuestro desarrollo: tu mamá, tu papá, tu tetero, tu cuna, etc. Cuantas veces no escuchamos: arregla tu cuarto, acomoda tu ropa y un sinfín de expresiones que condicionan al ser humano a tener algo que sólo le pertenece a ellos.

Para bien o para mal la propiedad privada pasa a ser parte fundamental de nuestros sueños y aspiraciones. ¿Quién no ha observado la cara de felicidad de un niño cuando por fin tiene en sus manos aquel objeto tan deseado? ¿Quién no ha visto la cara de orgullo que tiene el joven que enseña a todos su primer carro?. El querer poseer un bien determinado para su uso y disfrute es el incentivo más grande que existe. El ser humano está dispuesto a realizar los sacrificios que sean necesarios para tenerlos, inclusive el de mejorar sus conocimientos y habilidades para mejorar sus niveles de ingreso. Por lo tanto podemos decir que la propiedad privada es incentivo, la propiedad privada es alegría y orgullo.

Muchos lo tildan de vanidad, pero el caso es que la casi totalidad de las personas cuando adquieren un producto de mejor calidad, sienten que están progresando en la vida. Cuando por fin podemos vender el carro que compramos usado para adquirir uno nuevo de agencia, nos sentimos satisfechos porque sentimos que estamos avanzando, la propiedad privada es logro, la propiedad privada es satisfacción.

Cuando una familia adquiere por primera vez una vivienda, aparte de los sentimientos antes señalados, también siente seguridad. Ya tienen un lugar en donde protegerse del ambiente, un lugar donde dormir, donde vivir. Además con la adquisición de la casa o apartamento, la familia automáticamente tiene un patrimonio que los respalde. Como decimos los economistas tienen riqueza y esto les da la seguridad de poder optar al financiamiento bancario. Cuando solicitan un crédito, la familia puede usar su patrimonio como garantía.

Las familias que tienen los medios adecuados, generalmente optan por adquirir un segundo o tercer inmueble ya que consideran que esta es la mejor opción para preservar su patrimonio, sobre todo en el contexto de una economía inflacionaria, donde a diferencia de las cuentas bancarias este tipo de bienes se revalorizan con el tiempo. La propiedad privada es seguridad.

¿Qué pasaría si una persona no puede disponer de un bien de su propiedad?, simplemente que no lo puede vender y este dejaría de tener un precio en el mercado. Al no haber un precio al que valorar un bien este dejaría de ser parte del patrimonio. En el caso, bastante generalizado, en el cual, su patrimonio está compuesto fundamentalmente por su vivienda, esta automáticamente sería una familia pobre. No poder disponer de la propiedad privada es pobreza.

Como se ve, la propiedad privada involucra una gran cantidad de sentimientos que superan el simple egoísmo con el cual algunas filosofías económicas, ya en desuso, la quiere descalificar.

El ser humano es un ser complejo y paradójico, que para poder desarrollarse debe vivir en sociedad, pero para lograr una prosperidad general debe de satisfacer los sentimientos individuales de logro, seguridad y alegría.

Las economías que han logrado un mayor desarrollo económico y social así lo han comprendido y buscan la forma de fortalecer la propiedad privada. ¡Claro! Siempre resguardando que se produzca la menor desigualdad posible entre los niveles de vida de la población.

No hay comentarios: