Hace muchos años leí un libro titulado: “El origen de la pobreza de las naciones” donde su autor, el prestigioso profesor de Harvard John Kenneth Galbrait afirmaba que la pobreza de las naciones no es producto de una ausencia de recursos, falta de riqueza o las relaciones comerciales con el resto del mundo. Sino que simplemente es por que la población se acostumbra a ser pobre.
En todas las naciones no desarrolladas existen personas que por el esfuerzo individual han logrado salir de la pobreza, pero son la excepción no la regla ¿Por qué? Simplemente porque la sociedad a la que pertenecen obstaculizan lo que pueden ser las aspiraciones y deseos de superación personal.
Las élites, es decir, el conjunto de personas que dirigen, confrontan, diseñan y construyen las instituciones sociales en el país son los responsables de que los ciudadanos adquieran una serie de creencias y aptitudes que los hacen acostumbrarse a la pobreza. Mensajes en contra del éxito personal, la riqueza material y a favor de la resignación, de un supuesto lugar social al cual pertenecemos sin posibilidad alguna de superar acaban con las potencialidades del individuo. El socialismo en su expresión más radical, la implementada en el extinto bloque socialista es la prueba más tajante de cómo una sociedad sin aspiraciones materiales condena a su población a la pobreza.
Como bien lo manifiesta uno de los libros publicados por el grupo de investigadores de
Producto de la experiencia rentista y populista en la cual se ha basado nuestro desarrollo económico, gran parte nuestra élite no es moderna, lo que impide que nuestras instituciones sean un vehículo eficiente para la superación de la pobreza. La continuación y profundización del reparto de la renta petrolera, el mensaje de un Estado todo poderoso y protector y el desaliento a la iniciativa individual, refuerzan y afianzan el sentimiento de pobreza de la población.
Por lo tanto se requiere que las élites socioeconómicas del país adquieran las creencias concordantes con la modernidad, a fin de que cambien las instituciones. Una sociedad moderna cambiará a los individuos, cuando ésta deje de ser pobre los individuos dejarán de pensar como pobres
Citando nuevamente al proyecto pobreza de
No hay motivo por el cual una población deba de acostumbrarse a ser pobre, la experiencia mundial y los estudios realizados, como es el caso del proyecto pobreza de la UCAB”, nos ha enseñado cuales son las estructuras y dinámicas económicas, las políticas públicas y las instituciones sociales que reducen la pobreza, sólo falta la voluntad de nuestras élites para llevarlas a cabo.
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