En el diccionario podemos leer: “una expectativa es lo que se considera
lo más probable que suceda. Una expectativa, que es una suposición centrada en
el futuro, puede o no ser realista. Un resultado menos ventajoso ocasiona una
decepción, al menos generalmente. Si algo que pasa es completamente inesperado
suele ser una sorpresa”.
La expectativa es un concepto muy importante en la
economía, al punto que la ciencia utiliza
como herramienta de análisis dos
variantes de este concepto: “Las expectativas racionales y las expectativas
adaptativas”. La hipótesis de expectativas racionales (propuesta por John F.
Muth (1930-2005) y desarrollada por Robert Lucas (1937), ambos de la Universidad
de Chicago) afirma que los agentes económicos forman racionalmente sus
expectativas sobre el futuro, utilizando de forma eficiente toda la información
sobre el estado pasado y presente de la economía, lo que supone, incluso anticipar
correctamente cuáles serán las medidas que aplicará el Gobierno ante la
aparición de una perturbación económica.
En cuanto a las expectativas adaptativas, esta
hipótesis fue introducida por Philip Cagan en 1956, con la especificación de
una regla por la cual los individuos revisan sus expectativas a la luz de la
nueva información.
En la Venezuela de hoy, estos conceptos son muy
importantes. Sin ellos no se puede explicar la formación de los precios y la
actitud que ha tomado el consumidor ante la escasez de ciertos productos.
Consultando la información de cualquier página web
de transacciones comerciales podemos observar el alto precio que tienen los
productos, sobre todo los bienes
inmuebles (un apartamento de 3 habitaciones en la ciudad de Guarenas se oferta
por BS. 1.700.000 lo que equivale a 405 salarios mínimos) Los oferentes estiman que los precios continuarán subiendo, por lo cual tratan de
maximizar el beneficio que se espera obtener en la transacción. Igualmente
podemos ver las largas colas que se forman para la adquisición de cualquier
bien de consumo que lleguen al automarcado, produciendo, según quejas válidas,
escasez, con compras en cantidades que superan el consumo normal. Pero, ante
las expectativas de escasez que tienen los consumidores, para ellos la decisión
correcta es adquirir la mayor cantidad de productos.
En ambas situaciones juegan un papel fundamental las
expectativas. Válidas o erradas, pero expectativas al fin. Toman la información
disponible para tomar sus decisiones. El comportamiento y la disponibilidad de
divisas, el nivel de importaciones, la cantidad de productos en los estantes. La
facilidad con que se consigue un producto etc. Son algunas de las variables
que se analizan. Mientras más oscura es
la información, más erradas son las expectativas y mayor la presión existente
sobre los precios para que aumenten. La solución es romper con las expectativas,
y esto se hace (siempre y cuando se
tomen las medidas adecuadas) a través del suministro de información veraz y oportuna
(Lo peor que se puede hacer ocultar la información), anunciar medidas que nunca se llevan a cabo o
postergar decisiones importantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario