En días recientes recibí un
correo electrónico del Prof. Carlos Peña
Parra, editor del “Boletín Digit@l” de la Comisión de Investigación de la
Escuela de Economía de la UCV. En el mismo me solicitaba mi colaboración con un
escrito sobre el papel del economista en Venezuela, dado que el domingo 17 de noviembre se celebra en todo el
territorio Nacional el “Día del Economista”.
Creo
que esta solicitud se debe, y de esto no estoy seguro, a que soy uno de los
pocos que publican aunque sea una pequeña nota este día. Sin embargo, es tarea
difícil, no repetirse año tras año. Por lo tanto voy a tratar algunas
reflexiones sobre mi vida como economista venezolano.
Me
gradué de bachiller en 1978 y como buen hijo de estas tierras no sabía que
estudiar. Como me encantaba el dibujo y el deporte, inicialmente pensé en
estudiar arquitectura para especializarme en la construcción de canchas, estadios
y gimnasios, pero por causas ajenas a mi voluntad, estudié unos semestres de
Ingeniería de Sistemas en el “Luis Caballero Mejías, y aunque estudié como un
loco, mis lecturas me despertaban un cierto interés en la materia social y en
especial en la economía, aunque todavía no tenía claro en qué consistía.
Era
el comienzo de los 80’s, la llamada la década perdida, la economía venezolana
comenzaba una época de severos desequilibrios económicos que salieron a la luz
pública el 18 de febrero de 1983 (el famoso viernes negro). Comencé mis estudios
en la Universidad Santa María en su sede del paraíso. Para esa época las universidades
privadas (USM y UCAB) presentaban cierta diferencia con las públicas en los
pensum para el estudio de la economía. Las privadas, enseñaban la economía
neoclásica y una fuerte preparación en el área financiera. Entre broma y broma,
algunos pensábamos que nos estaban educando para ser empleados especializados
para las instituciones financieras (lo cual no estaba nada alejado de la
realidad) De esa época debe de venir la creencia popular que le achaca todos
los problemas surgidos con la crisis financiera a los economistas, sin tener en
cuenta que para ser un banquero no hace falta ser economista, de hecho los
principales presidentes de bancos, son abogados y no economistas.
La UCV,
la máxima casa de estudios del país incluía una fuerte carga de
pensamiento marxista aunque algunos profesores, gracias a la autonomía de cátedra,
marcaban cierta diferencia, lo cual enriquecía el análisis de las distintas
materias.
Eran
los tiempos de la teoría de la dependencia, de la relación Centro-Periferia, de
la teoría del subdesarrollo. Igualmente eran los tiempos de Domingo F. Maza
Zavala; Héctor Silva Michelena; Hector Malave Mata; Tomás E. Carrillo Batalla, Bernardo
Ferrán, R. Crazut; F. Pazos; A. Cordova;
F. Mieres; Pascual Venegas Filardo y tantos otros baluartes del inicio del
pensamiento económico Venezolano. También eran los tiempos del surgir de nuevos
investigadores, en su mayoría con estudios en el exterior, que tuvieron la
oportunidad de cursar estudios en las más prestigiosas Universidades del mundo,
y así estar al tanto de lo que se discutía en materia económica. De esta forma tenemos
economistas de la talla de Asdrúbal Baptista, quien es considerado hoy día el
principal economista venezolano y a
quien se le debe el concepto teórico de renta petrolera, Maxim Ross, quien sin
descuidar las bases teóricas se ha dedicado al estudio del comercio internacional.
Emeterio Gómez. Economista con una sólida
base filosófica, quien es punta de lanza
en la nueva propuesta del capitalismo con rostro humano; Pedro Palma, quien se
ha dedicado al estudio de la inflación; Enzo del Búfalo; L. Mata Mollejas,
actual presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas.
Una
vez graduado, trabaje en el Ministerio de Hacienda, hasta que en el año 1993. El
Prof. Rubín Villavicencio, quien fue mi profesor de Comercio Internacional, me
invitó a formar parte del personal del Dpto. de Programación Financiera de la
Gerencia de Estudios, del Banco Central de Venezuela. Para el momento estaba en
la jefatura del Dpto. la Econ. Inírida León de Rausquin, (UCAB) joven promesa
de quien se hablaba maravillas dado su conocimiento y su capacidad de trabajo, pero que
lamentablemente, un accidente, la alejó muy pronto del plano terrenal.
El
BCV era lo que ahora llamarían un Think Thank, la discusión diaria, obligaba al
estudio continuo para estar al día. Igualmente la política de entrenamiento del
Instituto emisor era uno de los mejores (en lo personal asistí a cursos de
especialización en el Instituto del Fondo Monetario Internacional en Washington
D.C y en Instituto de Planificación Económica y Social (ILPES) en Santiago de Chile),
solo comparable a la de PDVSA y al plan de becas “Gran Mariscal de Ayacucho”.
La excelencia académica de los funcionarios del BCV, convierte a esta
institución en la principal fuente de docentes en materia económica. A tal
punto que no había escuela de economía en la región capital en la cual no ejerciera
un profesor proveniente del BCV. Así
tenemos nombres como los de Régulo Sardi, Gilbert Valera, Luis Bruzco, Luis
Ceballos, etc. Yo ejercí la docencia por casi 20 años, en dos materias,
Introducción a la economía y
econometría. En esta última materia tuve el honor de introducir el estudio de las
series temporales en la Escuela de Economía de la Universidad Santa María, mi
alma mater. Cuando el decano de FACES era el Dr. Miguel Rodríguez, ex ministro
de Cordiplan.
El
ambiente era tal que muchos profesionales de otras ramas como, estadísticos,
administradores, e inclusive el personal secretarial, manejaban rudimentos básicos
de la teoría económica mejor que muchos economistas que conozco.
De esta forma,
gracias a la política de entrenamiento del banco, de las mismas entrañas del
banco, salieron figuras como la de Iván Giner; Omar Mendoza; María J. Mirabal; José Guerra; Harold
Zavarse. (estos dos han ganado en varias ocasiones el premio Ernesto Peltzer, máximo
premio de investigación en materia económica del país) y decenas de
profesionales que de esta forma pudieron
cursar estudios de maestría y doctorado.
Eran
los tiempos de las políticas de ajuste de tipo “Shock”. Donde se aplicaban las
el conjunto de medidas del consenso de Washington. Gracias a las becas Ayacucho,
Venezuela pudo estar al día en materia económica gracias a jóvenes como Milton Guzman,
los hermanos Pineda Cheo y Ramón, Omar Bello, Roberto Rigobón (MIT), Wladimir Zanoni (Chicago), etc.
Hasta
los momentos aunque estaba en ese rico y nutriente ambiente intelectual, en lo
personal sentía que me faltaba algo para pode decir que estaba realizado. De
esta forma se me presentó la oportunidad de ocupar la presidencia del Núcleo de
Economistas del BCV. Todos tenemos una responsabilidad social, yo la vi
satisfecha con creces durante el tiempo (2 años) corto que duro mi mandato. En
ese tiempo mi actividad y mis energías se vieron renovadas. Varios colegas, muy
respetados por mí, como es el caso del Dr. Maza, el Dr. Moreno Colmenares y el Econ. Carmelo Paiva
y mis amigos y compañeros de la Gerencia de Estudios del BCV me brindaron su apoyo incondicional, con lo cual se logró, por lo menos esos dos años dignificar y honrar al economista, para lo cual se le hizo entrega de un botón de reconocimiento a los colegas con 20 años o más de servicios en la institución. Se entregaron sendas placas de reconocimiento al Dr. Maza Zavala (1er año) y a los Drs. Crazut y Ferrán (el segundo año), mediante actos formales realizados para conmemorar el día del economista. Igualmente se inició una labor editorial propia y se realizaron diversos encuentros con las distintas escuelas de economía del país. Igualmente se realizaron contactos con la academia Zuliana de Ciencias Económicas, donde se obtuvo el apoyo de los profesores Castro Barrios y Edinson Medina. En la Ciudad de Maracay, conjuntamente con el Colegio de Economistas del Estado Aragua, más de 300 estudiantes se reunieron para escuchar los más importantes voceros del mundo académico y empresarial del país. Port dos años le di al país mi visión de lo que deberá ser el compromiso gremial y social del economista venezolano.
Lamentablemente
el mal del Parkinson me obligó a dejar estas actividades y tuve que jubilarme
del BCV, por lo cual me he convertido en
un estudiante profesional (durante los últimos años he cursado varias materias
en diferentes postgrados de la UCV-FACES, pero la salud no me ha permitido
concluirlos) y un aspirante a ensayista que trata de dar a conocer al hombre de
a pie los conceptos básicos de una profesión, de la cual estoy enamorado. No sé
cuál es el futuro de la economía venezolana, el debate parece esta momentáneamente
adormecido Sin embargo, seguiré estudiando y escribiendo. A mis colegas le
deseo un Feliz día del Economista 2013,
y solo espero que recuerden el principio por el que fue fundada la Escuela Libre de Economía
de la UCV el 17 de noviembre de 1938.
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