Continuando con el análisis global de la economía venezolana, nos toca el turno de ver dos sectores económicos: el externo y el monetario. Toda economía abierta, es decir que comercia con los demás países, lleva la contabilidad de las mismas en la balanza de pagos. Este importante registro corresponde al flujo, dentro de un periodo de tiempo determinado (trimestral o anual), de las operaciones realizadas por los residentes de un país con el resto del mundo y consta de tres secciones: la cuenta corriente, la cuenta capital y financiera y las reservas internacionales.
En la cuenta corriente se registran las operaciones de bienes y servicios. Las ventas, llamadas exportaciones, tendrán un signo positivo y Las compras o importaciones serán de signo negativo. El saldo corresponde a la suma. Si el saldo (exportaciones menos importaciones) es positivo, es un indicador favorable, ya que nos indica que las ventas superan a las compras, en otra palabras ganamos más de lo que gastamos. En caso de ser el saldo de signo negativo, la situación es la contraria, gastamos más de lo que nos ingresa. En el caso particular de Venezuela, las cifras nos muestran que para el primer semestre de 2011, la cuenta corriente arroja un flujo positivo de US$ 16.526 millones, de los cuales US$ 43.584 millones corresponde a las exportaciones petroleras y US$ 21.417 millones de importaciones (signo negativo) de bienes.
En la cuenta capital y financiera, se registra el flujo monetario que se genera en el comercio internacional y en el mercado financiero mundial. Los flujos de dinero que ingresan al país son de signo positivo, y las salidas de signo negativo. Por ejemplo, la venta del petróleo se registra con signo positivo (exportaciones) y los dólares que nos pagan, si se depositan en cuentas en el exterior son de signo negativo, de acuerdo con el principio contable de partida doble.
Para el primer semestre la balanza de pagos, registra un flujo negativo de US$ 17.488 millones, es decir, la cantidad de dólares que salieron fue superior a los dólares que nos entraron, si nos fijamos más detenidamente en las cifras, el flujo de dólares que se fueron en la calidad de depósitos (signo negativo) del sector público y privado fueron de US$ 13.985 millones y US$. 4.878 millones respetivamente. La suma de las dos cuentas nos da el saldo global en la balanza de pagos, lo cual, debe ser equivalente a la variación en reservas internacionales (CC +CCF = RI). Para el período e referencia las reservas disminuyeron en US$ 2.403 millones. Siempre hay una discrepancia estadística que se recoge en la cuenta errores y omisiones.
Otro cuadro que se debe chequear al ver el comportamiento externo, es la posición financiera internacional. En este cuadro, se registra el saldo de los activos y pasivos de los residentes del país en el resto del mundo, para junio de 2011, la posición financiera internacional de Venezuela registra Una posición neta (activos menos pasivos) de US$ 165.101 millones, 15% superior al cierre de junio de 2010, explicado fundamentalmente por un aumento de 140,2% de los depósitos del sector publico e el exterior.
Existe una relación fundamental entre el sector externo y el monetario. Desde el momento en que las reservas respaldan la emisión de los bolívares, la variación de la mismas inciden directamente en la variación de la liquidez monetaria del país. Una acumulación de reservas reflejan un aumento en la liquidez, y si esta última sobrepasa a las necesidades domésticas de la economía se genera una presión inflacionaria.
En nuestro caso, al tener una pérdida de reservas internacionales se debería esperar una disminución en la emisión y acuñación de monedas y billetes. Efectivamente el instituto emisor en el cuadro: liquidez monetaria en el público registra que a finales de junio, la cantidad de monedas y billetes fue menor en 17,63% con respecto a finales del 2010. Sin embargo el efecto multiplicador que tienen los bancos, permitieron que la liquidez monetaria aumentara en 12% para el periodo considerado.
ES importante hacer resaltar que aunque un país puede tener unos resultados económicos para un periodo determinado el análisis debe venir acompañado de una visión más completa de las cifras en el tiempo, para ver si el comportamiento es atípico, coyuntural o estructural.
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