lunes, 2 de mayo de 2011

LA NUEVA TEORIA DEL CRECIMIENTO (II)

A finales de los 80’s, Paul Romer en su trabajo de grado para obtener el Doctorado en Economía, en la Universidad de Chicago, resuelve (para muchos) el problema de encontrar un factor productivo que al incrementar su uso, disminuyera el costo promedio de producción “…al ampliar la distinción entre bienes públicos (...) y bienes privados, con una segunda distinción entre bienes rivales y no rivales, es decir, entre bienes cuyo carácter corpóreo (físico) permite poseerlos por completo e impedir en alguna medida que otros lo compartan (un helado, una casa, un trabajo, un bono del tesoro) y bienes cuya esencia puede ponerse por escrito y almacenarse en un ordenador (computadora) como una cadena de bits y ser compartida por igual y casi ilimitadamente por muchas personas al mismo tiempo (un libro sagrado, una lengua, el álgebra) (…) Los bienes rivales son objetos y lo no rivales son ideas…” (David Warsh, 2009).

Romer introduce de esta forma el conocimiento como factor productivo, aunque posteriormente, los economistas hablan del factor “capital humano”, la existencia de bienes no-rivales para presentar una nueva teoría del crecimiento basada en la transformación de una configuración de cosas de bajo valor en otras de alto valor gracias al acceso y la introducción de nuevas ideas.

Por supuesto, para la economía el conocimiento y más específicamente las ideas no tienen rendimiento decreciente, pues cada nuevo pensamiento es capaz de dar mayor valor que el anterior, no habiendo límite al número de nuevas ideas que se pueden emplear en la producción. Los bienes de capital se perjudican entre sí, las ideas no.

La teoría del crcimiento de Paul Romer es de largo plazo, en la cual se debe realizar fuertes erogaciones monetarias en Investigación y Desarrollo (I + D). El crecimiento logrado de esta forma tiene un carácter “endógeno” porque el costo de inventar un nuevo producto disminuye en la medida en que la sociedad acumula nuevas ideas, representadas por el aumento en el número de nuevos productos. (Robert J. Barro y Xavier Salas-i-Martín. Crecimiento Económico. Editorial Reverté. p.311)

A partir de la publicación del trabajo de Romer, el cual se conoce en Castellano como “Cambio tecnológico endógeno”, se despertó un gran interés en el tema y grandes economista han publicado sus trabajos. Entre ellos podemos destacar a Robert Lucas y Sergio Rebelo,

Resumiendo: la principal fuente de crecimiento está determinada por los rendimientos crecientes, vinculados a un bien no rival como es el conocimiento (Romer). Posteriormente surge una nueva variante que considera que el aumento de la producción es el resultado de la realizada en educación e investigación por parte de los agentes económicos, por lo tanto toda innovación y progreso tecnológico es costoso y a largo plazo (Romer y Lucas).

Finalmente, los profesores de la Universidad de Cataluña: Jordi Vilaseca y Joan Torrent, nos señalan que a principios del Siglo XXI se ha alcanzado un cierto consenso teórico y empírico que incide en el hecho de que el avance de la renta por persona, es el resultado combinado en la evolución en la dotación de factores productivos y en la innovación de la actividad económica.

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