domingo, 28 de marzo de 2010

¡YA NO SE PUEDE LEER!

En reiteradas ocasiones me he referido al tema de la llegada de la era del conocimiento donde el factor productivo más importante es la mente del hombre, y para desarrollarla lo básico es la educación. Es necesario fomentar la preparación necesaria que permita la realización de las innovaciones que permitan a las naciones lograr un puesto destacado en el comercio mundial.

La educación tiene dos herramientas fundamentales para su desarrollo: la Internet y los libros. Hoy día, la world wide web o red mundial se ha convertido en el vehículo comunicacional más importante. Navegar en la red permite el acceso a un mundo de informaciones. Muchas de ellas irrelevantes, pero muchas de interés para el usuario.

Es tanta la información que muchos hablan de regular el contenido de lo que circula por la red. A mi entender eso sería un error. Nadie me puede decir que debo o no ver en la internet, ya que eso solo depende de mis intereses. La forma correcta de regular su uso y el de otras fuentes es mediante la educación, la explicación del alcance, limitaciones y responsabilidades de su uso.

El papel fundamental de los gobiernos es fomentar y masificar su uso. A mí me pareció muy interesante la experiencia de las bibliotecas virtuales en el Edo. Aragua durante el mandato regional de Didalco Bolívar ¡espero que se mantenga! y no haya sido víctima de los cambios de gobierno como es lo usual. Todos los espacios públicos deberían suministrar el servicio de red inalámbrica gratis. En cualquier edificio público, ministerios, organismos oficiales, aeropuertos. Instituciones académicas, etc. uno debería poder conectarse libremente a la red.

La segunda herramienta, el libro, aunque tradicional sigue siendo de gran importancia para educar a un pueblo.

En días pasados estaba como es mi costumbre hojeando las diferentes novedades bibliográficas en un local de una de estas cadenas que han venido sustituyendo a las tradicionales librerías cuando encuentro un libro que despertó mi interés. Al preguntar el precio del mismo soy testigo de la cara de incredulidad de la muchacha que me atendió cuando me informa que eran 250 bolívares fuertes, ¡cómo!, simplemente exprese que ya no se puede leer. Que un libro de aproximadamente 200 páginas valga aproximadamente un 25% del sueldo mínimo es condenar a un pueblo a la ignorancia. Cualquier libro por muy pequeño que sea esta rondando en promedio los 150 bolívares fuerte, y si hablamos de los textos especializados, ni hablar, cuestan un ojo de la cara. La alternativa de adquirirlos vía internet cada vez se hace más difícil por los problemas ya conocidos con las divisas

Según tengo entendido algunas personas consideran que el libro es un artículo de lujo y por lo tanto le ponen todas las trabas posibles para su importación como bienes terminados o de los insumos para su producción nacional. Si esto sigue así, las librerías se convertirán en especie de joyerías donde solo unos privilegiados económicamente podrán comprar. Agravado por el hecho de no haber un plan coherente de formación de bibliotecas públicas donde el estudiante, el investigador o el público en general pueda acudir.

Por lo tanto considero fundamental que realicemos los esfuerzos necesarios para desarrollar y fortalecer estas dos herramientas. El objetivo es claro: masificar el uso de la Internet y la creación de una política coherente de producción e importación de material bibliográfico. Si esto no sucede dudo que Venezuela pueda ser un participante de peso en esta nueva era.







Intentado desentrañar el fenómeno inflacionario (I): ¿De qué depende el valor de las cosas?


Por Gabriel Gasave



En virtud de que tanto los diferentes gobiernos con sus habituales engaños, como diversos sectores de la opinión pública con sus teorías erróneas, argumentos falaces y el uso indebido de algunos términos, no brindan una respuesta válida y clara que posibilite comprender este fenómeno, pretendemos aproximarnos al tema desde el otro lado de la biblioteca con la esperanza de poner algo de claridad sobre el mismo.

En el entendimiento de que no tenemos otra alternativa a efectos de alcanzar nuestro propósito que ir paso a paso, es que comenzaremos analizando de qué depende el valor de los bienes para luego avocarnos en sucesivos artículos a explicar el significado y las funciones de los precios en el mercado, cómo y para qué irrumpe la moneda en las sociedades, qué ha ocurrido con ella una vez que su manejo se convirtió en un atributo discrecional del poder gubernamental y cuál es la verdadera causa de la inflación.

El valor de los bienes

El del valor ha sido desde siempre para la teoría económica uno de los puntos más relevantes a resolver. ¿De qué depende el valor de las cosas? ¿En dónde radica la fuente u origen del valor?

Es importante destacar que aquí estamos refiriéndonos al concepto de valor como el grado de satisfacción que una cosa o un bien nos brinda y no como sinónimo de costo o precio.

Aunque habitualmente se utilicen expresiones tales como ¿cuánto vale esa casa? a efectos de indicar que lo que deseamos saber es su precio en el mercado, no es ese el sentido de la palabra valor aquí.

Como veremos, el valor es algo previo al precio. Existe un precio para una bien debido a que previamente el mismo ha sido valorado.

A lo largo de la historia del pensamiento económico, se han ofrecido básicamente dos grandes tipos de respuestas a estos interrogantes, los que pueden agruparse en: a) las teorías objetivas del valor y b) la teoría subjetiva del valor.

a) Teorías objetivas del valor

Intentan descubrir qué característica o rasgo presente en las cosas constituye la fuente del valor. Sostienen que el valor se encuentra en las cosas y según la corriente de pensamiento correspondiente, esas características han sido la escasez, la utilidad, los costos de producción y el trabajo.

- Teoría de la escasez: Considera a la escasez como la fuente u origen del valor. Sin embargo, vemos que este rasgo no aporta ninguna solución. Existen infinidad de cosas que son escasas en nuestras vidas, pero que carecen de valor.

Si pensamos en las antiguas maquinas de telex, los televisores blanco y negro, los primigenios teléfonos celulares, para no mencionar a los carruajes tirados por caballos, notamos que todos ellos son hoy en día sumamente escasos, pero no por eso se han vuelto más valiosos.

En definitiva, al afirmar que algo es escaso debemos preguntarnos ¿para quién?.

- Teoría de la utilidad: Con respecto a la utilidad ocurre lo mismo que con la escasez. Por sí sola, esa característica que puede a llegar a tener un bien no nos resuelve el problema, es decir no nos explica la realidad, que es a lo que una sana teoría debe apuntar.

Por ejemplo, tal vez no exista nada más útil para nuestra vida que el agua potable, pero no obstante ello su provisión no es algo que nos preocupe de manera constante y a lo que le damos gran valor en circunstancias normales. Es más, a diario valoramos más otro tipo de bebidas menos saludables y esenciales que ella. Distinto es si nos encontramos intentando realizar una caminata a través del desierto de Atacama o emprendiendo una travesía a través del océano, circunstancias en las que el liquido elemento será sumamente apreciado.

Por tal motivo, cuando decimos que una cosa es útil hay dos interrogantes que deben ser respondidos ¿útil para quién? y ¿en qué circunstancias?.

- Teoría de los costos de producción: Intenta explicar el origen del valor de los bienes en virtud de los costos de producción de los mismos. Esta teoría tampoco nos ayuda dilucidar el problema del valor.

Imaginemos el caso de alguien que gasta varios miles de dólares en comprar los mejores y más refinados elementos necesarios para pintar un cuadro. Si carece de talento, por más que le pruebe fehacientemente a quien contempla su obra cuáles han sido los costos que afrontó para su realización y aunque incluso le exhiba las correspondientes facturas, nadie por el mero hecho de contar con esa información ha de valorar dicha creación.

Posiblemente, un mero garabato dibujado sobre la servilleta de un bar realizado por alguien talentoso, con apenas centavos como costo, será más valorado que la obra pictórica de nuestro ejemplo.

En conclusión, los costos de producir una cosa no determinan su valor. Si la misma no representa algo para alguien, no vale nada.

- Teoría del valor-trabajo: Lo mismo que hemos expresado con relación a los costos de producción se aplica respecto del trabajo.

Siguiendo con nuestro ejemplo del cuadro, supongamos que además de los elevados costos en los que incurrió el artista, la obra le haya insumido tres años para terminarla. El esfuerzo invertido durante ese lapso no significa que la obra será luego de manera automática valiosa para alguien. Puede valer mucho más para el admirador de un artista o deportista famoso su autógrafo estampado en un simple trozo de papel, faena que posiblemente no le llevó más de 10 segundos, que el cuadro de nuestro aspirante a pintor con sus 36 meses "incorporados".

¿Por qué sucede esto? Sencillamente porque el trabajo no es fuente de valor. Es más, diríamos que el valor es anterior al trabajo, ya que dedicamos esfuerzo a aquellas cosas que previamente valoramos. A la hora de valorar o no un bien, nos es indiferente la cantidad de horas de trabajo (el trabajo "socialmente necesario" en palabras de Marx) que el mismo precisó para su concreción.

b) La teoría subjetiva del valor

Vemos como aquellas cuatro teorías que resumimos muy rápidamente eran de carácter objetivo, es decir que según ellas el valor era algo intrínseco a las cosas.

Recién alrededor del año 1870, un grupo de intelectuales de la Universidad de Viena, algunos de los cuales dieron luego origen a la corriente de pensamiento que se conoció como la Escuela Austriaca de Economía, descubrió que el origen o la fuente del valor de las cosas no se encuentra en ellas, sino en la persona que en un determinado momento debe juzgar la relevancia de la misma para él o ella.

Ellos se referían a la utilidad y la escasez como algo subjetivo. Subjetivo significa en este caso la utilidad y la escasez que determinada cosa tiene para una determinada persona en una determinada circunstancia.

Ambas cualidades, la utilidad y la escasez en su carácter subjetivo, deben estar presentes para que un bien sea valorado.

Todo lo que nosotros valoramos es útil y es escaso. ¿Para quién y cuándo? Para nosotros y en este preciso instante.

Volviendo a nuestro ejemplo de más arriba, cuando estoy caminando en el desierto o navegando en altamar, el agua potable además de útil también se vuelve escasa, por lo tanto un litro de ella resulta muy valioso para mí en esas circunstancias.

¿Qué valor podría tener el autógrafo de una estrella de la NBA para una anciana que vive en un pueblito perdido en medio del Mato Grosso? Ninguno. El autógrafo indudablemente sería algo escaso para ella, pues no cuenta con otro, pero no sería útil, no le representaría nada. Distinto sería si se lo exhibimos a un niño de Nueva Jersey o Inglewood, para quien además de "escaso" ese autógrafo también será "útil". De igual manera, el mejor de los equipos de música carecería de valor para una persona que no puede oír, lo mismo que el más sofisticado de los televisores LCD para alguien que haya perdido la vista.

Es de destacar que estos pensadores descubrieron la subjetividad del valor, no la inventaron. Las leyes económicas solamente pueden descubrirse observando la naturaleza humana. Lamentablemente muchos, tal como los mercantilistas de los siglos 16 y 17, aún hoy consideran que esas leyes dependen exclusivamente de la voluntad de las mayorías o de la autoridad de quien circunstancialmente detenta el mando. Para ellos, las leyes económicas se inventan

Asimismo, aceptar la Teoría subjetiva del valor no implica sostener que dado que los valores son subjetivos, entonces todas nuestras opciones serán acertadas e infalibles y que nunca cometemos errores.

No significa tampoco que "todo es según el cristal con que se mire" y que la realidad esté determinada por nuestros gustos, caprichos y preferencias.

La Teoría subjetiva del valor tan solo explica de qué manera los seres humanos valoramos. Lo sensato y racional es tener presente que existe un valor por encima de todos los demás que es el de la vida humana. Así, siempre que valoremos algo tendríamos que tener en cuenta si ese algo ayuda a nuestra vida o si en cambio la amenaza, es decir si es bueno o malo para ella.

Tan trascendental ha sido el aporte austriaco a la dilucidación del problema del valor, que a modo de anécdota podemos señalar que para algunos su irrupción fue el motivo por el cual Marx decidió no publicar los dos últimos tomos de su obra El Capital, dado que veía derrumbada la falacia del trabajo como fuente de valor, base de toda su teoría, siendo finalmente su amigo Engels el encargado de hacer conocer esos escritos entre 1885 y 1894.

La utilidad marginal

Junto con la Teoría subjetiva del valor, el descubrimiento de la Ley de la utilidad marginal ha sido otro gran aporte a la ciencia económica que hiciera la Escuela Austriaca de Economía. Es por eso que a esta escuela también se la conoce como la Escuela Marginalista.

Se preguntará usted por qué diablos nos ponemos a analizar aquí la Ley de la utilidad marginal si lo que procuramos demostrar es qué causa la inflación. Le aseguro que no se trata de un capricho ni de algo fuera de contexto. Si realmente pretendemos llegar a comprender las causas de la inflación, su análisis es de gran relevancia.

Hasta aquí sabemos que el valor de los bienes es subjetivo y que depende de la utilidad y de la escasez pero desde un punto de vista individual, es decir, para una determinada persona en una determinada situación.

Una vez que valoramos un bien, por ser útil y escaso para nosotros en ese instante, ¿qué ocurre con esa valoración cuando de ese bien tenemos varias unidades disponibles? Aquí es donde aparece la cuestión de la utilidad marginal de ese bien.

Utilizaremos un ejemplo similar al que daba Carl Menger, pionero de la Escuela Austriaca. Imaginemos que un campesino para hacer frente a sus siempre infinitas necesidades, el único bien o recurso con que cuenta son cinco bolsas de trigo.

Esas bolsas de trigo son idénticas, exactamente iguales y brindan la misma satisfacción. Simplemente las enumeramos a fin de poder distinguirlas.

Bolsas de trigo

Lo que hará el campesino es lo mismo que hacemos cada uno de nosotros a cada instante. Tenemos "x cantidad de billetes en nuestro bolsillo (medios) e infinitas necesidades (fines). Por lo tanto, debemos establecer un orden, una jerarquía, entre nuestras necesidades para determinar cuáles son las más urgentes e importantes, y asignarles esos "x" billetes de los que disponemos.

En esa lista imaginaria estableceremos de manera decreciente, según nuestras prioridades, cuál será nuestra primera necesidad (la más importante), la segunda, la tercera y así sucesivamente.

Este orden de prioridades es eminentemente subjetivo y personal y a la vez siempre dinámico.

Por ejemplo, podría ocurrir que al salir de su casa por la mañana alguien pensase en ir por la noche al cine, siendo esta su máxima prioridad en ese momento. Si en la mitad de la tarde esa persona cayese enferma, el orden de su lista de prioridades cambiaría de repente y el dinero destinado a la entrada ahora lo deberá utilizar para adquirir medicamentos. La importantísima necesidad de ver una película a las 9 am fue reemplazada a las 4 pm por la de curarse lo más pronto posible.

Constantemente en nuestra vida tenemos instantes en los cuales un acontecimiento inesperado cambia de un plumazo todas nuestras prioridades, haciendo que lo que hasta entonces era algo primordial se convierta en segundos en una nimiedad.

Volvamos a nuestro ejemplo. Supongamos que en el caso del campesino su primera necesidad, la más imperiosa, sea la de alimentarse. Por lo tanto, decide emplear a las Bolsas 1 y 2 para destinarlas a ese fin. Consideremos que su segunda necesidad es la de beber, y que entonces usará a la Bolsa 3 para la destilación de alguna bebida. Su tercera necesidad imaginemos que es la de distraerse, motivo por el cual destinará a la Bolsa 4 para alimentar a unos pajarracos que habitan la zona y lo mantienen entretenido durante buena parte del día. Finalmente, para él es importante contar con una reserva por si algo le ocurriese a las otras cuatro bolsas o para eventualmente intercambiarla por algún otro bien si el día de mañana llegase a cruzarse con alguien. Así es que a la Bolsa 5 la empleará con esa finalidad.

Bolsas de trigo - necesidades

Si el campesino tan solo contase con una bolsa de trigo, ¿a qué la destinaría?: A su alimentación, en virtud de que esa es su necesidad más importante.

Y si en lugar de cinco bolsas de trigo tuviese cuatro, ¿qué necesidad dejaría de satisfacer? La última obviamente. Si sus prioridades siguen siendo las mismas y de cinco bolsas le quedan cuatro, deberá privarse de tener una reserva "por las dudas".

Esa necesidad era la última dentro de su escala valorativa, la que se encuentra "en el margen" y a la unidad destinada a satisfacerla (en el ejemplo la Bolsa 5) la denominamos unidad marginal.

Las cinco bolsas de trigo idénticas van a tener para el campesino un idéntico valor, pero ese valor análogo estará dado por lo que subjetivamente representa para él la satisfacción de su necesidad menos importante, más remota, más "marginal", en su lista de prioridades. En el ejemplo, en función de lo que para él representa la Bolsa 5-con la cual satisface su necesidad menos importante-le asignará valor al lote completo de bolsas a su disposición.

No es que la Bolsa 3 valga menos que la 2 o que la 1 vale más que la 4. Recordemos que las mismas son exactamente iguales, que las que son distintas y en orden de importancia decreciente son las necesidades que con ellas satisface.

Y si el número de unidades se incrementase y el campesino pasase a tener a su disposición más de cinco bolsas de trigo ¿qué ocurre?

En ese caso, el valor para él de la unidad marginal será cada vez menor, dado que con esas nuevas unidades podrá comenzar a satisfacer necesidades cada vez menos importantes dentro de su escala de valores.

Así es que si en lugar de 5 bolsas tuviese 500, la necesidad que va satisfacer con la bolsa 500 es menos importante que aquella que atiende mediante el empleo de la bolsa 5.

De esta forma, la Ley de la utilidad marginal nos dirá que a medida que aumenta la cantidad de unidades de un mismo bien (al que valoramos subjetivamente según la dupla utilidad-escasez), el valor de la unidad marginal será cada vez menor. Y como el valor de cada una de las unidades es igual al valor de la unidad marginal, tenemos que si aumenta el número de unidades, el valor de cada unidad es menor.

Resumiendo, conforme la Ley de la utilidad marginal el valor de un bien es inversamente proporcional al número de unidades disponibles del mismo. En otras palabras, cuanto más tenemos de algo, menos vale para nosotros.

Téngase presente esta última definición. Si la entendemos correctamente, habremos dado un gran paso para empezar a entender el fenómeno de la inflación monetaria.

Continuará.

Gabriel Gasave es Investigador Analista del Centro Para la Prosperidad Global en el Independent Institute.



lunes, 22 de marzo de 2010

LA PROPIEDAD PRVADA (II)

Desde el momento en que nacemos, el sentimiento de tener algo propio es parte fundamental de nuestro desarrollo: tu mamá, tu papá, tu tetero, tu cuna, etc. Cuantas veces no escuchamos: arregla tu cuarto, acomoda tu ropa y un sinfín de expresiones que condicionan al ser humano a tener algo que sólo le pertenece a ellos.

Para bien o para mal la propiedad privada pasa a ser parte fundamental de nuestros sueños y aspiraciones. ¿Quién no ha observado la cara de felicidad de un niño cuando por fin tiene en sus manos aquel objeto tan deseado? ¿Quién no ha visto la cara de orgullo que tiene el joven que enseña a todos su primer carro?. El querer poseer un bien determinado para su uso y disfrute es el incentivo más grande que existe. El ser humano está dispuesto a realizar los sacrificios que sean necesarios para tenerlos, inclusive el de mejorar sus conocimientos y habilidades para mejorar sus niveles de ingreso. Por lo tanto podemos decir que la propiedad privada es incentivo, la propiedad privada es alegría y orgullo.

Muchos lo tildan de vanidad, pero el caso es que la casi totalidad de las personas cuando adquieren un producto de mejor calidad, sienten que están progresando en la vida. Cuando por fin podemos vender el carro que compramos usado para adquirir uno nuevo de agencia, nos sentimos satisfechos porque sentimos que estamos avanzando, la propiedad privada es logro, la propiedad privada es satisfacción.

Cuando una familia adquiere por primera vez una vivienda, aparte de los sentimientos antes señalados, también siente seguridad. Ya tienen un lugar en donde protegerse del ambiente, un lugar donde dormir, donde vivir. Además con la adquisición de la casa o apartamento, la familia automáticamente tiene un patrimonio que los respalde. Como decimos los economistas tienen riqueza y esto les da la seguridad de poder optar al financiamiento bancario. Cuando solicitan un crédito, la familia puede usar su patrimonio como garantía.

Las familias que tienen los medios adecuados, generalmente optan por adquirir un segundo o tercer inmueble ya que consideran que esta es la mejor opción para preservar su patrimonio, sobre todo en el contexto de una economía inflacionaria, donde a diferencia de las cuentas bancarias este tipo de bienes se revalorizan con el tiempo. La propiedad privada es seguridad.

¿Qué pasaría si una persona no puede disponer de un bien de su propiedad?, simplemente que no lo puede vender y este dejaría de tener un precio en el mercado. Al no haber un precio al que valorar un bien este dejaría de ser parte del patrimonio. En el caso, bastante generalizado, en el cual, su patrimonio está compuesto fundamentalmente por su vivienda, esta automáticamente sería una familia pobre. No poder disponer de la propiedad privada es pobreza.

Como se ve, la propiedad privada involucra una gran cantidad de sentimientos que superan el simple egoísmo con el cual algunas filosofías económicas, ya en desuso, la quiere descalificar.

El ser humano es un ser complejo y paradójico, que para poder desarrollarse debe vivir en sociedad, pero para lograr una prosperidad general debe de satisfacer los sentimientos individuales de logro, seguridad y alegría.

Las economías que han logrado un mayor desarrollo económico y social así lo han comprendido y buscan la forma de fortalecer la propiedad privada. ¡Claro! Siempre resguardando que se produzca la menor desigualdad posible entre los niveles de vida de la población.

jueves, 4 de marzo de 2010

Venezuela Necesita Cambiar De Rumbo

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lunes, 1 de marzo de 2010

ACOSTUMBRARSE A LA POBREZA

Hace muchos años leí un libro titulado: “El origen de la pobreza de las naciones” donde su autor, el prestigioso profesor de Harvard John Kenneth Galbrait afirmaba que la pobreza de las naciones no es producto de una ausencia de recursos, falta de riqueza o las relaciones comerciales con el resto del mundo. Sino que simplemente es por que la población se acostumbra a ser pobre.

En todas las naciones no desarrolladas existen personas que por el esfuerzo individual han logrado salir de la pobreza, pero son la excepción no la regla ¿Por qué? Simplemente porque la sociedad a la que pertenecen obstaculizan lo que pueden ser las aspiraciones y deseos de superación personal.

Las élites, es decir, el conjunto de personas que dirigen, confrontan, diseñan y construyen las instituciones sociales en el país son los responsables de que los ciudadanos adquieran una serie de creencias y aptitudes que los hacen acostumbrarse a la pobreza. Mensajes en contra del éxito personal, la riqueza material y a favor de la resignación, de un supuesto lugar social al cual pertenecemos sin posibilidad alguna de superar acaban con las potencialidades del individuo. El socialismo en su expresión más radical, la implementada en el extinto bloque socialista es la prueba más tajante de cómo una sociedad sin aspiraciones materiales condena a su población a la pobreza.

Como bien lo manifiesta uno de los libros publicados por el grupo de investigadores de la Universidad Católica Andrés Bello que se han dedicado a estudiar el problema de la pobreza: “Una sociedad que tiene las aspiraciones materiales como parte de los objetivos sociales, es un sociedad que debe tener ciertas características que le permitan a sus individuos alcanzar esas aspiraciones (…) cuando afirmamos que una sociedad que legitima el éxito material debe incorporar creencias que facilitan la consecución de ese objetivo, es porque son cierto tipo de creencias las que facilitan la satisfacción de las aspiraciones individuales y grupales. Estas creencias son las que normalmente calificamos como modernas…).

Producto de la experiencia rentista y populista en la cual se ha basado nuestro desarrollo económico, gran parte nuestra élite no es moderna, lo que impide que nuestras instituciones sean un vehículo eficiente para la superación de la pobreza. La continuación y profundización del reparto de la renta petrolera, el mensaje de un Estado todo poderoso y protector y el desaliento a la iniciativa individual, refuerzan y afianzan el sentimiento de pobreza de la población.

Por lo tanto se requiere que las élites socioeconómicas del país adquieran las creencias concordantes con la modernidad, a fin de que cambien las instituciones. Una sociedad moderna cambiará a los individuos, cuando ésta deje de ser pobre los individuos dejarán de pensar como pobres

Citando nuevamente al proyecto pobreza de la UCAB: “la modernidad debe construirse como un proyecto colectivo donde la élite debe realizar una inversión en cuanto a la gerencia del proceso, pero también debe lograr el entendimiento de los beneficios y de las necesidades sociales, debe entender y traducir el momento histórico de una sociedad. Pero en ningún momento la construcción del bien colectivo debe suponer una supresión de la individualidad, no existe un proyecto colectivo exitoso si el bienestar de las personas, de los individuos, ha sido anulado en función del colectivo.”

No hay motivo por el cual una población deba de acostumbrarse a ser pobre, la experiencia mundial y los estudios realizados, como es el caso del proyecto pobreza de la UCAB”, nos ha enseñado cuales son las estructuras y dinámicas económicas, las políticas públicas y las instituciones sociales que reducen la pobreza, sólo falta la voluntad de nuestras élites para llevarlas a cabo.