En el artículo anterior habíamos planteado que el principal problema para el venezolano es el proceso inflacionario causado por una oferta de bienes y servicios que no es capaz de atender la demanda. Se planteó como parte de la causa de esta situación la reducción del número de industrias en el país.
En esta oportunidad veremos lo que está pasando con la inversión. En economía se designa con el nombre de inversión al gasto que se realiza para incrementar la capacidad productiva de una empresa. También se reconoce como inversión la acumulación de inventarios. Un aumento de la inversión implica que en el futuro se pueda producir una mayor cantidad de productos ya sea para atender la demanda interna o para exportar.
El Banco Central de Venezuela reportó para el segundo trimestre de 2009 una caída de la inversión del 2,4% con respecto al mismo período del año anterior. Este comportamiento es consistente con los resultados obtenidos por el Centro de estudios Económicos y Legales de CONINDUSTRIA y reportados en su boletín de coyuntura semanal No 192 de fecha 18/09/09. En este documento se observa que el 19% de las grandes industrias, el 38% de las medianas y 56% de la pequeña industria no están realizando nuevas inversiones. Es preocupante este resultado porque el problema está afectando principalmente a las pequeñas industrias, quienes según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) representan aproximadamente 65% del total de industrias. Sacando una pequeña cuenta el resultado da que 48% (la mitad) de las industrias del país no están invirtiendo.
Entre los factores que señala la encuesta como limitantes de la inversión, tenemos el debilitamiento del consumo explicado por la recesión económica, la incertidumbre política y social, así como las dificultades existentes para el acceso de las divisas. Otra razón señalada es la pérdida de la competitividad de los productos venezolanos por las distorsiones existentes en materia cambiaria y precios.
Otros resultados que señala el informe de coyuntura son: “58,4% de las empresas encuestadas reflejan caídas importantes en su cartera de pedidos (45,4% en el trimestre anterior); En cuanto a tiempo asegurado de trabajo, la mayor parte de las empresas (68%) refleja tener sólo entre 0 y 2 meses.; Con respecto a las ventas, el 56% de la gran industria, el 67% de la mediana y el 69% de la pequeña reflejan caídas en sus niveles de ventas, lo que evidencia una fuerte disminución en el consumo; El 53,1% de las empresas encuestadas reportan caídas significativas en los inventarios, siendo las más afectadas las pequeñas y medianas industrias, por las dificultades en el acceso a las divisas preferenciales para las importaciones y el impacto de las restricciones en las importaciones desde Colombia”.
Como se puede observar las expectativas para el sector industrial no son buenas, habrá que esperar que continúen los factores limitantes de la oferta provocando presiones a la variación de los precios, por lo que los niveles de inflación deben mantenerse alrededor de los actuales, quizás un poco mayores por la decisión de cambiar de socio comercial (Argentina por Colombia) que en el corto plazo puede traducirse en un menor monto de importaciones agravando de esta manera el desabastecimiento de los productos. Recuerden que en el comercio internacional cambiar de mercado no es tan fácil como que uno deje de ir a un supermercado para ir al mercado municipal. Se deben establecer nuevos canales de distribución, nuevos canales de financiamiento, nuevos permisos sanitarios, etc. Restablecer un flujo normal de importaciones puede llevar su tiempo, ¿y mientras tanto? Los precios suben.
En el año 1992, el comando de campaña del entonces candidato a la presidencia Bill Clinton produjo una frase publicitaria con la cual se pretendía alertar sobre el verdadero problema que tenía Estados Unidos, era un llamado de atención al presidente George Bush padre, ”The economy stupid” (la economía estúpido). La hemos tomada prestada y con cierta libertad se ha cambiado por: ¡Es la oferta tonto! ¡Claro que es la oferta!. Si el gobierno quiere ganarle la batalla a la inflación tiene que realizar una política agresiva de estímulo a la oferta así como generar la confianza para que se realicen nuevas inversiones en el país, recordando que el grueso del aparato industrial está conformado por las pequeñas y medianas industrias.
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