miércoles, 26 de junio de 2013

ROMULO BETANCOURT BELLO

Si en alguna materia no tuvimos que improvisar los hombres de Acción Democrática cuando asumimos la responsabilidad de gobierno, fue ésta de la política petrolera. Teníamos conocimiento del problema, fórmulas concretas para abordarlo y decisión de rectificar, de una vez por todas, el rumbo entreguista, o vacilante, que siempre habían adoptado los gobiernos venezolanos ante los consorcios del petróleo.
Rómulo Betancourt

En el último día de junio de 1914, cambian los paradigmas en Venezuela Cuando empieza a manar el petróleo en el pozo Zumaque Uno de Mene Grande. El país deja de ser una nación que vive del producto de la tierra a una que vive de la renta de un producto de la tierra.
Un hombre predestinado a conducir a su país en dos ocasiones está consciente de la situación como ninguno de sus contemporáneos y logra modificar la política petrolera inclusive fuera de las fronteras cambiando las relaciones comerciales internacionales.
Rómulo Antonio Betancourt Bello[1] nace el 22 de febrero de 1908 en la casa No 3 de la calle Bolívar del pueblo de Guatire[2], Municipio Zamora del Estado Miranda. Ubicada a dos horas y media de Caracas, Guatire era el centro comercial de una región agrícola bastante próspera: cultivos y moliendas de caña, destilerías de aguardiente amén de haciendas de café y otros renglones agrícolas; en el pueblo existían varias firmas comerciales de importancia y por supuesto, la infaltable iglesia[3]. En la actualidad forma parte de la Gran Caracas.
Su padre fue Luis Betancourt García un emigrante canario, llegado al país a los dieciséis años de edad y su madre, la criolla Virginia Bello Milano. El matrimonio Betancourt Bello, eran lo que se podría llamar de clase media en un país de muy humildes ingresos. Tenían un vivo interés por la instrucción y la cultura. Luis Betancourt, aparte de su actividad comercial fue editor de un periódico local y desde un principio fomentó la lectura en su hijo Rómulo, logrando que este se volviera un lector voraz y que en su juventud soñara con volverse todo un escritor, lo cual será, pero no en la forma inicialmente prevista.
Rómulo pasó su infancia en Guatire pero al comenzar sus estudios de bachillerato se traslada con su familia a la ciudad capital y se inscribe en el Liceo Caracas donde convive con la futura intelectualidad venezolana y es alumno del gran escritor Rómulo Gallegos. Este ambiente estudiantil es oxigeno que alimenta su pasión por ser escritor. Como era lo natural para alguien interesado en las letras, al concluir el bachillerato se inscribe en la Universidad Central de Venezuela para cursar estudios de Derecho.
Los hechos acontecidos en la semana el estudiante en el año 28, provocan un cambio radical en su vida, tiene que cambiar la poesía por el ensayo, la ficción por el reportaje periodístico y la política pasa a ser la pasión que nunca le abandonara por lo que resta de su vida.
Perseguido por el gobierno de Juan Vicente Gómez, parte al exilio en Curazao, lugar donde se forma el futuro líder que causará, según la opinión de muchas personas, una verdadera revolución en Venezuela[4]. Como parte de su formación autodidacta[5] lee y hace el resumen de los 15 tomos de la “Historia Contemporánea de Venezuela” de Francisco González Guinán[6], lo que le da un conocimiento muy grande sobre la idiosincrasia de su país. Manuel Caballero refiere que Betancourt con la ayuda de un diccionario ingles-español leyó el libro del autor norteamericano Ludwell Denny “We fight for oil”[7], dando inicio a un estudio profundo de la industria petrolera.
Muerto el dictador, Betancourt regresa al país siendo sin duda el venezolano que más aporte ha dado a la conformación de una conciencia nacional, orientada hacia el control por el Estado, de sus riquezas básicas. Ningún otro venezolano puede comparársele en la sostenida prédica, oral y escrita, acerca del tema petrolero. En sus discursos, en sus artículos de prensa[8], en folletos y libros denunció lo nefasto que fue la política de concesiones y la acción de las compañías petroleras.
Prueba de su sólida formación en materia económica, como muy pocos venezolanos la tenían para la época[9], es el inicio a partir del 9 de marzo de 1937, de la redacción de la columna “Economía y Finanzas” en el Diario Ahora. Fueron muy diversos los temas tocados por Betancourt: agricultura, petróleo, gestión pública, etc. como lo demuestran algunos títulos de sus artículos: Las Finanzas de los Estados (11.5.37); ¿Se trabaja por la desvalorización del Bolívar? (28.9.37); Economía dirigida frente a economía liberal (5.1.38); La depresión económica en Estados Unidos (9.7.38); Escuela libre de Ciencias Económicas y Sociales (29.10.38); El Banco Central de Emisión y las medidas de emergencia económica (11.9.39). Parte de estos artículos dan cuerpo al que será su primer libro publicado, ”Problemas Venezolanos” (Santiago de Chile, 1940)
En el año 1956 publica su obra magna: “Venezuela, política y petróleo”, en donde realiza una defensa de su labor de gobierno en el trienio 45-48 y una crítica muy documentada a la política petrolera de la dictadura[10]. Texto de lectura obligatoria para todo el que desea comprender el papel jugado por el petróleo en el desarrollo de Venezuela. Historia patria y petróleo fueron los ingredientes que formaron al gobernante, al hombre que guío la transformación del país en la segunda mitad del siglo XX.
Dos veces asume Rómulo Betancourt la conducción del país: la primera durante el período 1945-1948 y la segunda durante el período 1959-1964. Durante las dos presidencias, el tema petrolero es prioritario, La política petrolera propulsada por Betancourt y respaldada por Acción Democrática, su partido, tenía como objetivo el aprovechamiento y defensa al máximo posible de una riqueza que no había rendido, a país beneficios apreciables y estaba basado en lo que él denominó 8 fórmulas simples y concretas[11]:
1.     Elevación de los impuestos hasta el límite que entonces se consideró razonable, dentro de un sistema capitalista y la economía de mercado.
2.     Concurrencia de Venezuela como entidad autónoma al mercado internacional del petróleo, vendiendo directamente sus “regalías”.
3.     Cese radical del sistema de otorgamiento de concesiones a particulares, y planeamiento de una empresa del Estado a la cual se atribuiría la facultad de explotar directamente, o mediante contratos con terceros, las reservas nacionales.
4.     Industrialización de la mayor parte del petróleo venezolano dentro del país; y organización de una refinería nacional, con capital estatal o mixto.
5.     Adecuadas medidas para la conservación de la riqueza petrolera, típico recurso natural no renovable; y utilización del gas emanado de los pozos que tradicionalmente se venía desperdiciando.
6.     Reinversión por las compañías concesionarias de una parte de sus utilidades en la vitalización y desarrollo de la economía agropecuaria.
7.     Mejoras sustanciales en salario, prestaciones sociales y condiciones de vida y de trabajo de los obreros y técnicos venezolanos al servicio de la industria.
8.     Inversión de una cuota elevada de los ingresos obtenidos de la nueva política impositiva sobre el petróleo en crear un economía diversificada y propia, netamente venezolana.
Fueron muchos los éxitos que en materia petrolera lograron los gobiernos de Betancourt como es el caso de la creación de la Corporación Venezolana de Petróleo (CVP) en abril de 1960. Pero hay dos que por sus repercusiones internacionales pueden ser considerados los grandes logros. Dejemos que sea el propio Presidente que nos lo señale:En 1946, cuando fui por primera vez Jefe de Estado en mi país, Venezuela fijó unilateralmente, por decisión soberana de la nación, la relación 50-50, mitad y mitad, en el reparto del producido en ganancias de la explotación del petróleo, reparto paritario entre las compañías concesionarias productoras y el Estado. (Esta fórmula, traducida a la jerga internacional petrolera con el nombre de fity-fity, se extendió como mancha de aceite al Medio Oriente y a todas las áreas petrolíferas del mundo. Y significó para numerosos pueblos que recibían céntimos de dólares por la prodigiosa riqueza del subsuelo suyo, el comienzo de valorización de un producto natural sobre el cual ejercían dominio y exacción las compañías transnacionales y sus socios comanditarios: los Estados Industrializados de Occidente capitalista. Y en 1960, cuando por segunda vez ejercí la Presidencia de la República, fue Venezuela pionera, abanderada en la creación de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), el más audaz y exitoso empeño de defensa y contraataque de los países ricos en materias primas valiosas, y militarmente débiles, frente al férreo complejo militar-industrial de las grandes potencias occidentales. Por primera vez en el mundo moderno, un grupo escaso de países sub-desarrollados, o en proceso de desarrollo, concertaron sus políticas y la acoplaron en un solo fuerte haz unificado, logrando con esos esfuerzos normas de comercialización a los supermillonarios centros financieros de Nueva York, Londres, París y Berlín. En un sector vital de la economía mecanizada del siglo XX, ya no fueron los compradores, implacables por omnipotentes, los que fijaron los precios del petróleo crudo; lo fijaron los vendedores. [12]
Tradicionalmente se le ha atribuido a Juan Pablo Pérez Alfonzo la paternidad de la OPEP, pero debemos recordar que el formaba parte de un equipo de gobierno dirigido por el Presidente Rómulo Betancourt. Como bien lo afirma Manuel Caballero, quien diseñó en primer lugar la política general del país en materia petrolera fue, como es muy normal, Rómulo Betancourt, no sólo por su condición de Presidente de la República, sino por su inquietud, desde 1929, por las cuestiones del petróleo [13]. Por lo tanto el verdadero padre es Betancourt. Pèrez Alfonzo siempre tuvo el cuidado de que quedara claro, él era el ejecutante de una política diseñada por el Presidente [14].
Culminado su mandato en 1964, decide irse al exterior, a un exilio voluntario, para no entorpecer al presidente electo Raúl Leoni, su compañero de muchas luchas y de partido. Fija residencia en Suiza después de haber vivido un tiempo en Nápoles. Se dedica a la reflexión intelectual y a la escritura[15].
En 1972 regresa definitivamente a Venezuela. Sin embargo visitaba muy a menudo la Ciudad de Nueva York, lugar donde lo alcanza la inmortalidad el 28 de septiembre de 1981. “Con el se extinguía el quinto de los más grandes hombres de la historia venezolana. Los cuatro precedentes fueron: Simón Bolívar, José Antonio Páez, Antonio Guzmán Blanco y Juan Vicente Gómez. Esta lista no encierra una comparación ni tampoco es valorativa. Son los más grandes por ser los que tienen mayores dimensiones los que ocupan mayor espacio […] para bien o para mal (para bien y para mal) han ocupado el centro de la escena y durante su trayectoria vital para los venezolanos nos hemos visto obligados a definirnos frente a ellos: hemos sido así bolivarianos y antibolivarianos; paecistas y antipaecistas; guzmancistas y antiguzmancistas; gomecistas y antigomecistas; finalmente betancuristas y antibetancuristas” [16]. Rómulo Betancourt no fue economista pero se convirtió mediante el estudio disciplinado en un experto petrolero y cambió el mercado internacional del petróleo. Sin lugar a dudas fue un protagonista en la economía venezolana


[1]La mayoría de las biografías consultadas hacen omisión del segundo nombre del presidente Betancourt. Algunas obtenidas por vía electrónica registran el nombre de Rómulo Ernesto Betancourt Bello. Sin embargo se decidió respetar el nombre señalado por la politóloga, periodista y escritora María Teresa Romero en su libro ”Rómulo Betancourt”, editado por El Nacional, por considerarlo un fuente másconfiable.
[2] Romero, María Teresa. Rómulo Betancourt. Biblioteca Biográfica Venezolana no 13. C.A. editora el Nacional. Venezuela. 2005. P.10
[3] Caballero, Manuel. Rómulo Betancourt, político de nación. Alfa Grupo Editorial y el Fondo de Cultura Económica. Venezuela. 2004. P.28
[4] Así me lo manifestó en entrevista personal el Dr. Enrique Tejera París quien formo parte del gobierno de Betancourt a la caída del Dictador Marcos Pérez Jiménez. En su libro “Gobierno en mano”, el Dr. Tejera Paris escribe “…en ese contexto criollo, puede decirse que sin duda no ha existido en nuestro país revolución política mejor concebida y dirigida que la que se inició en enero de 1959”.
[5] Betancourt nunca llega a culminar sus estudios universitarios.
[6] Diccionario de Historia de Venezuela. Tomo 1. Segunda Edición. Fundación Polar. Venezuela 1997.
[7] Caballero, Manuel. Ob.cit. p.371
[8] Betancourt escribió incansablemente en diversos periódicos de América Latina y en especial en el periódico del Partido Comunista de Costa Rica.
[9] La Escuela Libre de Economía de la Universidad Central de Venezuela se crea en octubre de 1938 y la primera promoción de economistas gradúa en julio de 1942. Hasta la fecha las personas vinculadas con la ciencia económica eran abogados. Caso muy especial fue el de Alberto Adriani, graduado de economista en Europa.
[10] Betancourt quiso escribir un texto que pudiera ser leído por cualquiera, pero le salió como el mismo lo denominó un “mamotreto”, un texto muy extenso, lleno de datos, tablas que hacen un poco pesada su lectura sin embargo su valor es indiscutible.
[11] Betancourt, Rómulo. Ob.cit. p. 283.
[12] Betancourt, Rómulo. El Petróleo de Venezuela. Editorial Seix Barral. España. 1978. P.125.
[13] Caballero Manuel. Ob.cit. p.381
[14] Ibid.
[15] Romero, María Teresa. Ob.cit. p. 123.
[16] Manuel Caballero. Ob.cit. p.418


miércoles, 12 de junio de 2013

ARTURO USLAR PIETRI

 


El escritor norteamericano Charles Van Doren define a un hombre o mujer renacentista como una persona de muchos logros y talentos. Este hombre no es ni un experto ni especialista, sabe algo más que un poco de “todo” en lugar de saberlo “todo” sobre una pequeña parte del espectro total del conocimiento moderno[1]
Aunque la velocidad de generación de nuevos conocimientos que presenta actualmente la humanidad hace imposible encontrar a un “hombre renacentista”, existen algunos individuos muy cercanos a este concepto. Venezuela tuvo el privilegio, durante casi todo el siglo XX, de tener entre sus hijos a uno de ellos.. Para la gran mayoría de venezolanos este hombre es indudablemente Arturo Uslar Pietri, de quien su amigo de toda la vida y valor de las letras venezolanas, Miguel Otero Silva, manifestó: Arturo Uslar Pietri es la inteligencia mejor organizada y mejor amueblada del siglo XX.[2]
Al momento de su muerte, Arturo Uslar Pietri pertenecía a la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, a la Academia Nacional de la Historia, a la Academia Venezolana de la Lengua y la Academia Nacional de Ciencias Económicas. Como podemos ver sabía un poco más que algo.
Reseñar casi 95 años de prolífica vida en tan corto espacio es una tarea casi imposible, nació en caracas un 16 de mayo de 1906 y murió en la misma ciudad el 25 de febrero del 2001. Sus padres fueron: Arturo Uslar Santa María y Helena Pietri. En tan longeva existencia, entre otras cosas, podemos destacar:
En 1929 se Gradùa de Doctor en Ciencias Polìticas en la Universidad Central de Venezuela. Es uno de los principales escritores del país, con 7 novelas en su haber, 5 libros de cuentos, 31 libros de ensayo, 6 de crónicas de viaje, 2 libros de poesía y 2 obras de teatro. Obra en conjunto que le permitió ser reconocido en dos ocasiones con el premio nacional de literatura y recibir el premio Príncipe de Asturias de las Letras, uno de los más importantes reconocimientos de habla hispana.
Al inicio de su trayectoria laboral, se desempeño como funcionario público, ejerciendo como: Presidente de la Corte Suprema de Justicia del Estado Aragua (1934); Jefe de la Sección de Economía del Ministerio de Hacienda (1936); Director de Información de la Cancillería (1936); Director del instituto de Inmigración y de Colonización (1939); Ministro de Educación (1939); Secretario General de la Presidencia.(1941), Ministro de Relaciones Interiores (1945); Fue Candidato presidencial. (1964); Senador (jubilado) de la República de Venezuela; Profesor de Literatura venezolana en la Universidad de Columbia. (1946); Profesor de las cátedras de Literatura venezolana en la facultad de Filosofía y Letras y de Economía en la facultad de Derecho de la UCV.
Realiza estudios de Publicidad durante su exilio en Estados Unidos. Cuando regresa al país se incorpora a ARS Publicidad, donde llega a pertenecer a la Junta Directiva.
Fue articulista por muchos años en distintos medios de información impresa, su columna “Pizarrón” se mantuvo con algunos lapsos de interrupción, por 50 años, en el periódico “EL NACIONAL”, del cual fue su director (1969-1974)
Revolucionó el concepto de Televisión Cultural con su programa “Valores Humanos”, el cual se transmitió por más de tres décadas. Fué embajador de Venezuela ante la UNESCO (1975-1979).
Isbelia Sequera Tamayo, Individuo de Número de la Academia Nacional de Ciencias Económicas y su amiga personal nos comenta: Arturo Uslar Pietri también es pionero en otros campos. En la literatura abre el espacio para la novela histórica con sus Lanzas Coloradas y junto a sus seis novelas más como Oficio de difuntos, la isla de Robinson y la Visita en el tiempo, entre otras, obtiene los más preciados galardones de la narrativa mundial. Con Barrabas y otros cuentos quiebra los moldes tradicionales. Y, también percibe el sentido del realismo mágico en la literatura latinoamericana. Como ensayista abarca con gran profundidad y sabiduría los principales aspectos del acontecer humano. Como divulgador del conocimiento no hay otro igual. Sus Valores humanos en la televisión, y su Pizarrón en la prensa así lo atestiguan. Como Político presenta al país una opción de gobernabilidad sustentada en el Humanismo democrático.
Es, asimismo el hombre de carne y huso que vivió su entrono familiar, con su noble esposa Isabel y sus dos hijos, en un ambiente de amor, comprensión, felicidad y paz.[3]
Es digno de admirar como una persona puede hacer tantas cosas en la vida y hacerlas todas bien. Refiriéndose a lo realizado a lo largo de su vida Arturo Uslar Pietri especifica: “Yo no soy un producto de ningún plan, de ningún proyecto que concibiera hasta ahora. Fui un producto de mi manera de ser, e mi manera de entender y sentir, de mi noción de lo que era el país. Toda mi vida me he valido de todos los medios, por ejemplo, la labor que yo hice con la televisión no la ha hecho nadie en Hispanoamérica, divulgando conocimientos de una forma sencilla y directa.”[4]
El primer contacto de Arturo Uslar Pietri con la economía se ubica en el año 1936 cuando el Dr. Alberto Adriani lo invita a ser el jefe de la sección de economía del Ministerio de Hacienda, pero su contribución a la ciencia económica se ubica fundamentalmente en dos áreas: sus artículos periodísticos y la educación universitaria.
El 14 de julio de 1936, en el diario “Ahora”, aparece una editorial escrito por Arturo Uslar Pietri y titulado “Sembrar el petróleo”, en el cual el autor señala su inquietud por el carácter rentista de la industria petrolera venezolana.
Urge crear solidamente en Venezuela una economía reproductiva y progresiva. Urge aprovechar la riqueza transitoria de la actual economía destructiva para crear las bases sanas, amplias y coordinadas de esa futura economía progresiva que será nuestra verdadera acta de independencia. Es menester sacar la mayor renta de las minas para invertirla totalmente en ayuda, facilidades y estímulo a la agricultura, la cría y las industrias nacionales. Que en lugar de ser el petróleo una maldición que haya de convertirnos en un pueblo parásito e inútil, sea la afortunada coyuntura que permita con su súbita riqueza acelerar y fortificar la evolución productora el pueblo venezolano en condiciones excepcionales.[5]
Han pasado más de 70 años y todavía la frase marca el ritmo de discusión sobre el futuro de la industria petrolera Venezolana. El Dr. Silva Michelena comenta al respecto: “En Venezuela la famosa frase de Uslar Pietri sembrar el petróleo, lanzada como lema en 1936, ha visto transcurrir setenta años sin que se haya tenido claridad sobre el verdadero carácter de esa siembra. No se trata de repartir a todo el mundo el petróleo, no se trata de hacer demagogia, no se trata de proclamar que el petróleo va directamente al pueblo. Se trata de comprender que Venezuela, como país petrolero, debe asumir plenamente esta circunstancia natural, y buscar activamente la integración productiva y no rentística de la industria a la economía mundial.”[6]
Los Profesores Baptista y Mommer nos explican el significado inicial que tuvo esta frase para el Dr. Uslar Pietri: “Con una visión reminicente de la concepción fisiocrática del mundo económico, caracterizaba allí a la agricultura como economía reproductiva y progresiva, en tanto que designaban a la minería como economía destructiva y por consiguiente, efímera.”[7].


Pero dejemos al propio Uslar Pietri que sea quien nos explique cuál es el significado de la frase: “El tema central de la política económica venezolana puede sintetizar en esta consigna perentoria: Sembrar el petróleo. Es decir, no abandonarnos a la poderosa corriente unilateral que constituye la industria petrolera, sino por el contrario, canalizarla, dirigirla, aprovecharla, para que con su fuerza y riqueza anime y movilice todas las actividades económicas del país.”[8]
Roberto Briceño León[9] nos muestra una visión más completa de la evolución a de esta frase, que ha originado concepciones muy particulares de lo que debería ser la economía venezolana: “Para Uslar Pietri el sentido original de la frase era bastante literal, se trataba de usar el provento del petróleo como semilla para sembrar en el campo, en la agricultura, es decir, para apoyar la construcción de un modelo de país rural y en cierta medida agro-exportador […] Sembrar en el campo era una manera de poder generar una modernización del campo, quizá para poder hacer de los campesinos obreros agrícolas o hasta una clase media compuesta por propietarios medianos tipo “farmers”, pero, en cualquier caso, lo que se proponía era dejar a la población en el campo y evitar su venida a la ciudad.” […]
Esta frase ha tenido sin embargo dos diferentes acepciones: una es sembrar el petróleo en la industria; y, la otra, sembrarlo en la gente. La siembra en industrialización se la concibe como un medio para crear empleos y “desarrollar” al país. Esto se ha manifestado de maneras distintas: una es la construcción de obras públicas, y la otra el proceso de substitución de importaciones. En la práctica ello ha significado la ceración de un mercado de empleo más diverso y, en consecuencia, la aparición o refuerzo de ciertos grupos sociales.”[10].
En los últimos años se ha iniciado un proceso de revisión de la frase Uslariana, de cómo debe interpretarse o redefinirse, para así justificar un nuevo enfoque del papel del petróleo en la economía venezolana. Al respecto el Dr. Asdrúbal Baptista nos comenta: ” En lo relativo a las nuevas prácticas, por su parte, lo sobresaliente es el intento de redefinición del viejo y sobado lema “sembrar el petróleo”. El ámbito de significación de la frase, sólo local y económico como lo ha sido, se le quiere ahora desbordar para cubrir también lo internacional y lo político.[11]
Arturo Uslar Pietri fue profesor jubilado, en el año 1937 se desempeñaba como profesor de la Cátedra de Economía Política en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Venezuela y publica lo que puede considerarse el primer texto de economía adaptado a la realidad Venezolana. “Sumario de Economía Venezolana, para alivio de los estudiantes”, el cual no era en realidad un libro de texto tal cual se concibe en la actualidad. Era una mezcla de Informe económico, libro de geografía e Historia económica. La Dra. Isbelia Sequera Tamayo quien utilizó el libro en su época de estudiante, lo describe de la siguiente forma: “No es un libro fácil, va mucho más allá de su condición de alivio a los estudiantes, o para cumplir una exigencia académica. No, es mucho más que eso. Es un libro que aporta al país un haz de informaciones, de análisis, de reflexiones y de alternativas que tiene planteado en su destino […] Es, en síntesis un libro lúcido, un libro en el cual se cuantifica con muy poca emosión, con gran frialdad y objetividad científica las diferentes situaciones de carácter económico-político que vive Venezuela a lo largo del tiempo, enmarcadas en el medio físico y Social.” [12]
Arturo Uslar Pietri alega que la razón que le motivo a escribir el libro era la inexistencia de un texto adecuado a la idiosincrasia del venezolano, en el prólogo de la primera edición de libro. AUP, nos comenta al respecto: “Estos apuntes, en su primera versión, fueron hijos de la necesidad […] Los textos usuales eran extranjeros y cuando hablaban de experiencias monetarias se referían siempre al dólar o al franco sin que por ninguna parte asomara un atisbo siquiera de los complejos fenómenos que determinan el valor del Bolívar en el mercado de cambio como tampoco se encontraba noticia alguna sobre nuestra situación demográfica, sobre los problemas de nuestra producción, ningún análisis de una política económica nacional, ni una brizna siquiera de nuestros campos, ni una vaharada del sudor de nuestros hombres.” [13]
Visionario de una realidad actual, hoy todavía nuestros estudiantes de economía siguen estudiando básicamente con libros extranjeros, alejados totalmente de nuestra realidad como país monoproductor, como país petrolero.
A pesar de la significativo de que uno de los mejores escritores de habla hispana haya contribuido con la literatura económica, el principal aporte de Uslar Pietri a los estudios de economía en Venezuela, se ubica cuando, en el, año 1936, junto a los Doctores: José Joaquín González Gorrondona, Tito Gutiérrez Alfaro y José Manuel Hernández Ron, funda la Escuela Libre de Ciencias Económicas y sociales de la UCV, adscrito a la Facultad de Derecho y precursora de la actual Facultad de Ciencias Económicas y Sociales.
En el futuro las nuevas generaciones de venezolanos recordarán a Arturo Uslar Pietri como un gran novelista y cuentista, como un gran intelectual pero serán pocos los que lo recuerden como un hombre que fue fundamental para el inicio de los estudios de la economía en Venezuela, ganándose con mérito propio el ser reconocido como un protagonista en la economía venezolana.

[1] Van Dorien, Charles. “Breve Historia del saber la cultura al alcance de todos”.Editorial Planeta. España. 2006. p.210.
[2] Eskenazi, Margarita. “Uslar Pietri Muchos hombres en un solo nombre”. Editorial Caralex. Caracss . 1998. p.13
[3] Presentación del libro: “Sumario de economía venezolana para alivio de estudiantes”.de Arturo Uslar Pietri, BCV, Colección Memoria de la Economía Venezolana. Caracas. 2006. p.14
[4] Arráiz Lucca, Rafael. “Arturo Uslar Pietri. Ajuste de Cuentas”. Los libros del Nacional. Caracas. 2001. p.45
[5] Uslar Pietri, Arturo. “Pizarrón”. Biblioteca Arturo Uslar Pietri. Los libros del Nacional. Caracas 2006. p.91
[6] Silva Michelena, Héctor. “El pensamiento económico venezolano en el siglo XX, Un postigo con nubes”. Fundación para la Cultura Urbana. Caracas,.2006. p.51.
[7] Baptista, Asdrúbal y Bernard Mommer. “El petróleo en el pensamiento económico venezolano” . Tercera reimpresión. Ediciones IESA., Venezuela 2006. p 15
[8] Uslar Pietri, Arturo, “Sumario de Economía venezolana Para alivio de estudiantes”. P.161
[9] Doctor en Ciencias Sociales, Director de Laboratorio de Ciencias Sociales, LACSO. Profesor titular de la UCV.
[10] Batista, Asdrúbal. (coordinación ). “Venezuela siglo XX, Visiones y Testimonios”. Fundación Polar. Caracas. 2000. p.138
[11] Baptista, Asdrúbal, en el prólogo de “El relevo del Capitalismo Rentístico Hacia un Nuevo Balance de Poder”. Fundación Empresas polar. 2006.
[12] En la presentación de “Sumario de economía venezolana” Pags. 13 y 14
[13] Ibid. p.53e


domingo, 2 de junio de 2013

ALBERTO ADRIANI MAZZEI

Corre el Año 1890, en Venezuela, a partir del mes de marzo gobierna Raimundo Andueza Palacio. En el país hay prosperidad económica, lo que atrae a un numeroso grupo de emigrantes europeos y en especial, gracias a vínculos comerciales establecidos, arriban a las costas venezolanas miles de italianos que van a contribuir con su esfuerzo al desarrollo nacional.
Es así que provenientes de la isla italiana de Elba llegaron al puerto de Maracaibo el matrimonio formado por Don José Adriani y Doña María Mazzei. A su arribo al país, parten hacia los Andes venezolanos para llegar a su destino final, el pueblo de Zea, el cual se encuentra cercano al límite occidental del Estado Mérida, a 98 kilómetros de la Capital y a 12 de Tovar en la vertiente derecha del río Escalante.
El Matrimonio Adriani Mazzei, son de mediana posición económica y amantes de la lectura y la buen música. En Zea, Don José va a desarrollar una intensa actividad agrícola.
En el año 1898, nace Alberto Adriani, quien desde tempana edad, demuestra haber heredado, de sus padres, un elevado interés por la lectura, a tal punto que a los 15 años le pide a su padre que le regale una imprenta. Regalo muy fuera de lo común, pero que Don José se apresta rápidamente a complacerlo, con la consecuencia de que el 15 de mayo de 1914, el pueblo de Zea ve nacer el periódico “El Impulso”. La información será el arma que siempre esgrimirá Adriani y que lo llevará a ser un comprador incansable de libros y revistas alrededor del mundo.
Ese mismo año Alberto, se dirige a Mérida, la capital, a culminar sus estudios de bachillerato, para posteriormente, en 1918, arribar a la ciudad de Caracas, para iniciar estudios de derecho en la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela, ubicada en santa Capilla. Desde un comienzo el joven Adriani causa buena impresión entre el cuerpo profesoral, pero en especial, en Dr. Esteban Gil Borges, Ministro de Relaciones Exteriores quien percibe en el joven, una gran inteligencia y sobre todo, madurez.
El Dr. Gil Borges invita al joven Adriani, de 22 años, a viajar a la ciudad de Ginebra, para que ejerciera la función de Cónsul General. Este viaje será de vital importancia en el desarrollo intelectual de Alberto Adriani. Por una parte realiza estudios de doctorado en economía y ciencias sociales, motivo por el cual es considerado el primer economista profesional del país, y por la otra entra en contacto con la Sociedad de Naciones, precursora de la actual Naciones Unidas, donde ejerce las funciones de secretario de la delegación Venezolana, Esta actividad le proporciona una visión bastante completa de los problemas mundiales.
El Dr. Rafael Armando Rojas[1] nos refiere de esta etapa en la vida de Adriani:
“No creo equivocarme al afirmar que, hasta ese momento, ningún otro venezolano se había preparado de manera más sustantiva y sistemática en esta disciplina científica. No encontramos en otros compatriotas anteriores a Adriani un cuerpo de trabajos dedicados al estudio de los problemas económicos y sociales de Venezuela y demás países de América Latina. Pienso que con justicia debe considerársele como el iniciador de la ciencia económica en nuestro país”[2]
Adriani permanecerá alrededor de 5 años en Ginebra para posteriormente, en 1925, pasar a Londres, donde desarrolla un papel fundamental en el rescate de los archivos del Precursor, General Francisco de Miranda. Posteriormente, en el año 1929, por invitación del Dr. Gil Borges -quien estaba exiliado, por no haber mencionado al Gral. Gómez durante la inauguración de una estatua a Bolívar en la Ciudad de Nueva York - se dirige a la ciudad de Washington, donde le ofrecen el cargo de primer jefe de la división de Cooperación Agrícola de la Unión Panamericana.
Este período internacional en la vida de Alberto Adriani, es de intensa actividad intelectual, donde realiza una gran diversidad de análisis que cubren un gran espectro de la problemática económica de Venezuela. La vida de Adriani fue enmarcada, casi en su totalidad, por la dictadura de Juan Vicente Gómez, de quien fue un crítico incansable. A los veinte años de edad escribe lo que piensa debería ser un programa de gobierno a la muerte de Gómez. En uno de los párrafos se lee, como visón de un futuro anhelado:
“Una nueva faz de nuestro desarrollo, un nuevo camino empezaremos a transitar desde hoy: desaparecerá la tiranía, y con ella las obstrucciones que en toda hora entorpecieron nuestro desarrollo nacional”.[3]
Todos los escritos del Dr. Adriani fueron realizados con su puño y letra, en numerosos cuadernos[4], que gracias a su hermano, el Dr. Albano Adriani (médico cirujano) han sido conservados para provecho de futuras generaciones.
En el año 1930, después de haber permanecido en el exterior. El Dr. Adriani regresa al país, a su pueblo de Zea, donde se dedica junto a su padre a las labores agrícolas. Sin embargo no abandona su labor intelectual, durante su estadía, la oficina de correo del pueblo se vio desbordada de revistas fijas y periódicos, folletos y libros de diversos lugares del planeta. Sus escritos del período, fueron numerosos y profundos, demostrando una metodología analítica desconocida para la época, y sobre todo promisorios. Adriani nunca escribió un libro para su publicación, pero sus trabajos fueron publicados en diarios y revistas de Venezuela y el extranjero.
Al cumplirse un año de la muerte de Alberto Adriani, sus amigos Arturo Uslar Pietri y Diego Nacerte Sardi recopilaron sus principales trabajos en libro titulado: “labor Venezolanista”
Muerto Gómez, en el año 1936, el General Eleazar López Contreras, invita al joven intelectual, a formar parte del gabinete al frente del recién creado, Ministerio de Agricultura y Cría. Cargo hecho como traje a la medida de un hombre que siempre demostró un interés especial por los temas agrícolas. Para muestra tres de sus pensamientos:
“No imponer la mendicidad obligatoria y trocar los agricultores en mendigos que agradecen la dádiva sino producir y saber que vamos a producir. Es lo que necesita la economía…”[5]
“No hay que dejar la tierra sin cultivos y no se debe permitir que falte el pan a los venezolanos”[6].
“En América, el desarrollo de la agricultura depende también de la difusión e la ciencia agrícola y de los organismos de investigación y experimentación. Sólo así podrán aquellos países hacer más económica y más productiva la explotación del suelo”.[7]
Escasos dos meses estuvo al frente de la cartera de Agricultura y Cría, pero en el corto lapso “organizó el crédito agrícola, convirtiéndolo en el mas eficiente instrumento de protección de nuestra agricultura. El Banco Agrícola y Pecuario dejó de ser un rutinario órgano oficial para el otorgamiento de créditos y cobro de acreencias, a veces en forma compulsiva. Fundó la revista “El Agricultor Venezolano”, para cuyo primer número escribió la nota editorial. Esta publicación se ha mantenido hasta el presente, ha prestado útiles informaciones a nuestros agricultores”[8].



El 29 de Abril de 1936 se le asigna la cartera de Hacienda. Llegados a este punto, ya podemos tener una visión sobre la personalidad del Dr. Alberto Adriani, proporcionado por un testigo de primera línea, compañero suyo en el Gabinete del Gral. López Contreras. El Dr. Arturo Uslar Pietri nos comenta:
“Nunca podré olvidar la atmósfera de energía y de confianza que se respiraba en su presencia. Tenía la voz metálica y apresurada y cierta brusquedad en el tono que contrastaba con su afable naturaleza. Cuando comenzó a trabajar en la administración pública lo hizo como un hambriento. Quería multiplicar las horas y los días para rendir la labor que le había sido asignada por tantos años. Corrientemente pasaba diez y ocho horas en su mesa de trabajo.
Pertenecía a esa extraordinaria raza de hombres tónicos que en su presencia contagian una fiebre creadora. A su alrededor solo se veían gentes entregadas entusiastamente a su labor”[9]
También fue muy corta su estadía en Hacienda, apenas 100 días, pero igual que en el Ministerio de Agricultura, su labor fue fructífera, “emprendió la reforma tributaria decididamente, implantando por primera vez en Venezuela el impuesto progresivo a las sucesiones, que establece un plan de igualdad para los contribuyentes; renovó la Ley e Arancel, que se acerca a una estructuración mas justa y mas científica de nuestros rendimientos aduaneros, beneficiando directamente a las clases pobres, protegiendo a la pequeña industria, castigando con aforos nacionales los artículos suntuarios y exonerando de impuestos al ultraje propio del artesano y del trabajador agrícola, y se le vio en las cámaras, defendiendo con su dialéctica hecha síntesis en la expresión numérica, su proyecto sobre la Ley Orgánica de la renta de Cigarrillos, hasta lograr en parte el triunfo de sus tesis”.[10]
            Fue muy corto el período del Dr. Adriani en la Administración Pública, pero dejo honda huella por su capacidad de trabajo y por sus aportes al pensamiento económico venezolano. Llegó a ser costumbre que las personas al pasar, ya tarde en la noche frente al ministerio, podían observar encendida la luz del despacho ministerial.
            El ámbito de estudio del Dr. Alberto Adriani, no solo abarcó el área agrícola o el ámbito fiscal. Adriani, visionario, manifestó sus temores del despilfarro de los ingresos petroleros, indicando que los mismos deberían invertirse en obras productivas.
En referencia a la política monetaria, fue el primero en señalar la conveniencia de un Banco central de Emisión: “Un banco Central de Emisión, para el cual se aprovechara nuestra propia experiencia y la de otros países, y que siguiera los mejores modelos, podría dar mayor solidez, y al mismo tiempo mayor flexibilidad a nuestro sistema monetario, y permitir la unidad y la efectividad del control sobre la tasa de descuento y sobre nuestro cambio”.[11]. “Aun cuando nuestro plan no requiere necesariamente la reforma de nuestro sistema bancario, creo que debería aprovecharse esta coyuntura para transformarlo, creando un Banco Central y reglamentando los Bancos de comercio de acuerdo con ciertas normas que la experiencia ha consagrado.
El Banco Central es hoy considerado como elemento indispensable, de una sana y eficaz circulación monetaria y de un buen sistema de crédito. La Conferencia de Bruselas e 1920 aprobó una resolución incitando a los países que no lo tuvieron a establecerlo”.[12] Por lo tanto muchos lo consideran el promotor principal de la creación del Banco Central de Venezuela, Institución que sería organizado por su buen amigo y compañero, Manuel Egaña. Finalmente en este breve recorrido hay que indicar que el Dr. Adriani fue, una vez más, el primero en señalar el fin el liberalismo económico, señalando la importancia que debe tener el gasto público en el desarrollo económico del país.
El Dr. Alberto Adriani, fue paradigma de honestidad y transparencia en el ejercicio de la función pública, al respecto, el nos comenta: “No estoy aquí por intereses personales, ni por conveniencias egoístas, sino por que creo que puedo ser útil. Cuando están en juego intereses nacionales no me arredran las responsabilidades. No me contendrían murmuraciones, enemistades, ni calumnias. Estoy dispuesto a cumplir íntegramente lo que creo mi deber”[13].
En estas líneas Adriani demuestra que a pesar de ser hijo de emigrantes italianos puede querer a la patria tanto o más que cualquiera. Demuestra que para ser patriota no hace falta mostrar actos heroicos de guerra.
El sábado 8 de agosto de 1936, después de haber trabajado hasta tarde, como era su costumbre, el Dr. Adriani se dirigió al Hotel Majestic, donde estaba alojado, no se le volvió a ver, sino hasta que fue encontrado muerto en su habitación en la mañana del lunes 10 de agosto.
Solo vivió 38 años, y su actividad pública solamente se desarrolló en pocos meses del año 1936, pero su impacto en el pensamiento económico venezolano fue total. Alberto Adriani fue, en su época, el único venezolano que en el área de la ciencia económica, se preparó de manera orgánica y sistemática. Hombres tan importantes en la vida económica del país como lo fueron Arturo Uslar Pietri y Manuel Egaña, manifestaron su admiración e influencia por el pensamiento de Adriani, el cual aún continua vigente.




[1] Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia.
[2] Discurso pronunciado en el paraninfo de las Academias el 18 de junio de 1998. publicado en “Alberto Adriani en el Centenario de su nacimiento”. Fundación Alberto Adriani. Caracas. 2000. p.57
[3] ALBERTO ADRIANO TEXTOS ESCOGIDOS. “Un programa de gobierno”. Biblioteca Ayacucho Nº 217. Caracas. 1998. p.16
[4] Los papeles conservados están conformados por veinticuatro gruesos cuadernos y libretas, un modesto cuaderno escolar, de sus años adolescentes en Zea, varias carpetas con sus cartas y un paquete de fotografías
[5] Adriani, Alberto. “Labor Venezonalista, Venezuela, la crisis y los cambios”, Sexta edición. Academia Nacional de Ciencias Económicas. p.181.
[6] Referido por Antonio Rojas Pérez en “Alberto Adriani Estímulo de la Juventud”. Tercera edición. Caracas 1991. p.116.
[7] ALBERTO ADRIANO TEXTOS ESCOGIDOS. “la colaboración agrícola Interamericana” Biblioteca Ayacucho Nº 217. Caracas. 1998. p.115
[8] Rojas, Rafael Armando. Ob.cit. p.64
[9] Uslar Pietro, Arturo. Introducción de la primera edición del “Labor Venezolanista”.Ob.cit. p.8.
[10] Consalvi, Simón Alberto. Discurso pronunciado en la sesión conjunta de la Asamblea Legislativa del Estado Mérida y de los consejos Municipales de Zea, Alberto Adriani (El Vigía) y de Tovar con motivo d la celebración del centenario del nacimiento del Dr. Alberto Adriani, en Zea el 14 de junio de 1998. Texto recogido en la publicación:”Alberto Adriani en el centenario de su nacimiento”. Fundación Alberto Adriani, Venezuela, 2000. p.37
[11] Adriani, Alberto. Ob.cit. p. 302
[12] ALBERTO ADRIANI TEXTOS ESCOGIDOS. “El dilema de nuestra moneda y la situación económica venezolana” Biblioteca Ayacucho Nº 217. Caracas. 1998. p.290

[13] Ibíd., p.10