Agitador, polémico, economista de
los no economistas (opinión de Paul Samuelson, premio Nobel de economía, 1970),
asesor de Kennedy, embajador, escritor de Best Sellers, un economista práctico
más que teórico (Pierre Mendes Frances, político
francés, que ocupó el cargo de primer ministro de Francia, entre 18 de junio de
1954 y el 23 de febrero de 1955), periodista. Estos son algunos calificativos
que se le dan a uno de los economistas norteamericanos más polémicos del siglo
XX: John Kenneth Galbraith (J.K.G).
Nacido en
Ontario, Canadá, en el año 1908, Galbraith emigró a los Estados Unidos en el
año 1931. Posteriormente adquirió la nacionalidad Estadounidense. Licenciado en
Economía Agrícola en la Universidad de Toronto y doctor de Agricultura por la
universidad de California, en Berkeley, ejerció de profesor en Princeton,
Cambridge, Bristol y California, y fue catedrático emérito de Económicas de la
Universidad de Harvard (1949-1975), institución donde empezó a ejercer en 1934.
Además fue jefe de la Oficina del Servicio de Control de Precios de EEUU
(1941-1943), director de la Oficina del departamento Estatal de Política
Económica (1946) y editor de la publicación económica “Fortune” (1943-1948). Fue asesor de varios presidentes
estadounidenses demócratas, desde Roosevelt hasta Bill Clinton, en los años 90,
pasando por John F.Kennedy, durante cuya presidencia fue embajador en la India,
entre 1961 y 1963, donde ayudó al gobierno indio a desarrollar su economía.
Tildado de
“Marxista”, en sus inicios, para más tarde ser el principal promotor de la
teoría Keynesiana. Su principal tema de interés fue el desarrollo económico de
los países. Motivado o no, por su
experiencia en el control de precios durante la segunda Guerra Mundial,
Galbraith mostró un interés en el tema inflacionario. “… Mientras que la antigua amenaza de depresión o de recesión grave han
desaparecido prácticamente, la economía moderna revela una curiosa tenencia a
la inflación, tendencia que parece refractaria a todos los remedios clásicos.”
(Galbraith.1971:35) “La inflación no
podía se dominada sino poniendo límites a la demanda agregada…” (Galbraith.1982.
Memorias:151)
Prolífico
escritor, de una prosa ligera, lo que lo hizo muy popular entre sus estudiantes
y el público en general: “En los escritos
sobre economía me ha ayudado mucho la convicción de que no hay en ese dominio
ninguna idea que no pueda ser expresada en lenguaje común y corriente, aunque
ello exija algún esfuerzo” (Galbraith. 1982:598).
De su
basta obra que abarca más de 40 títulos, queremos destacar, tres de ella; “La Sociedad Opulenta” (1963); “El nuevo estado industrial” (1967) y “La era de la incertidumbre” (1977).
El
primero de ellos, cuyo origen lo sitúa el propio autor en la época en que fue
embajador en la India. En él, Galbraith realiza un análisis sobre la causa de
la pobreza y la diferencia en la distribución del ingreso. La cita más reseñada
del libro, que resulta un llamado para evitar el gasto superfluo, y su efectos
ambientales, nos señala: “La familia que
saca su coche color malva y cereza, con aire acondicionado, dirección asistida
y servofreno, para ir de excursión, cruza ciudades mal pavimentadas y además y
afeadas por la inmundicias, por edificios en ruinas, por carteleras, por postes
tendidos que deberían estar bajo tierra desde hace mucho tiempo. Recorre
paisajes en parte invisibles por culpa de las artes comerciales […] Tomará su merienda de alimentos
exquisitamente empaquetados y extraídos de una nevera portátil junto a un río
maloliente, y pasará la noche en un parque que es un peligro para la salud y
moral pública. Justo antes de conciliar el sueño sobre su colchón neumático,
bajo la tienda de campaña de nylón, entre el hedor de basuras en putrefacción,
dedicará quizás algnas vagas reflexiones a la curiosa desigualdad entre las
bendiciones de que disfruta ¿En verdad es esto el genio norteamericano?. (Galbraith,1958:253)
La
segunda obra que nos referiremos se llama “El nuevo Estado industrial” (1967),
en el cual analiza el surgimiento de una economía mundial dominada por unas
pocas empresas transnacionales: “Al escribir
El nuevo Estado industrial el primer propósito era demostrar el papel dominante
de un puñado de grandes compañías y su participación en la producción total. De
ahí resulta el carácter bimodal de la
economía mundial moderna: existen todavía millones de pequeñas empresas, pero a
mitad de la economía privada está en manos de los grandes…”(Galbraith.1982:376)
En el
año 1977, John Kenneth Galbraith, publica un libro basado en una serie de TV
producido y transmitido por la BBC: “La
era de la incertidumbre”. En el prólogo el Prof. Galbraith señala que el título, no solo era simple y
directo, sino, que resume el tema del libro a saber, el contraste entre la
certeza de las ideas económicas prevalecientes en el sigo XIX y comienzos del
XX y la incertidumbre con que se abordaban los pro lemas para la época.
De
la extensa bibliografía de J.K.G podemos
mencionar: Modern Competition and Business Policy (1938); A Theory of Price
Control (1952); American Capitalism: The concept of countervailing power (1952);
The Great Crash (1929); The Liberal Hour, (1960); La novela: The Triumph (1968);
Ambassador's Journal (1969); Economics, Peace and Laughter (1972); Power and
the Useful Economist (1973); Economics and the Public Purpose (1973) y Money (1975).
Galbraith
fallece en Cambridge (USA) en abril del
2006 a los 97 años de edad. Para finalizar queremos referirnos aun tema que lo
apasionó toda su vida, como fue el mal y desigual uso de los recursos y
productos elaborados: “En comparación, el
hombre considerado en otro tiempo como objeto de explotación por excelencia, es
decir, el obrero de las minas, de las fundiciones, de industrias del automóvil,
de químicas o eléctricas aparece hoy como un privilegiado, y en cierta medida
él también se considera así” […] Es,
por una parte, irracional en su manera de distribuir los recursos, lo mismo que
los productos. Ciertos objetos, como los automóviles, las armas, las máquinas
especiales para la investigación lunar se proporcionan en gran cantidad, acaso
excesiva. Por el contrario, necesidades elementales como la vivienda o los
transportes urbanos se sacrifican sistemáticamente. Un gran número de
productos, cuya novedad y maravilla se proclama a los cuatro vientos, funcionan
mal y no sirven para nada. Hay demasiado ruido, demasiada porquería en el aire.
Hay demasiado petróleo y suciedad en el agua. Y ante estas faltas el fabricante
reacciona lenta y burocráticamente.” (Galbraith.1971:34-36).
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