Hace pocos días el Banco Central
de Venezuela presentó las cifras preliminares para el primer trimestre de 2012.
Las mismas reflejan básicamente un crecimiento económico y una deceleración en
el aumento de los precios.
Varias personas han manifestado
reiteradamente sobre la incredulidad a estos resultados, aduciendo que la sensación que tienen es todo lo
contario. ¿Quién tiene la razón? ¿la sensación o la realidad? La respuesta es
muy simple: ambos. Las cifras reflejan una realidad enmarcada en los parámetros
forjados por una metodología internacionalmente aceptada y adoptada a cargo de unos técnicos calificados y entrenados
para su cálculo.
La cuestión es que en materia
económica la sensación o percepción que se tiene sobre un evento es en muchos
casos más importante que la realidad. No pongan cara de extrañeza y tengan un
poco de paciencia, lo vamos a tratar de explicar con unos ejemplos.
En primer lugar veamos el caso
del proceso inflacionario. Si las personas sienten, perciben o creen que los
precios de los bienes y servicios seguirán en ascenso, tratarán de anticiparse
a esta situación pidiendo aumento de sueldos, por ejemplo o si es un trabador
independiente, ajustando sus honorarios, Esta situación encarecerá los costos
de producción, presionando el aumento de los precios finales. En la literatura
económica esto se conoce como inflación inercial o por expectativas.
Oteo caso que podemos mencionar
es el del tipo de cambio ¿Cuántas veces ante el aumento del precio de un bien o
servicio determinado? Nos han respondido para nuestra incredulidad, que el
aumento es motivado a la devaluación de la moneda y, ¡ese bien no contiene
ningún insumo importado!.
El de la escasez es otro ejemplo
bandera de lo que puede causar la sensación o percepción. ¿Cuántas veces no ha
corrido usted o a hecho una larga cola para adquirir un producto por el solo
hecho de que usted o su familia cree que va a escasear. Lo que tarde o temprano
se genera, producto de los mismos compradores.
Finalmente, señalaremos el más
devastador de todos. La Sensación de inseguridad, ya sea jurídica o física. No
importa si es real o no. Ya la existencia del temor no permite a las familias
salir a divertirse en las noches, afectando a la industria del entretenimiento.
El turismo, disminuye la inversión y el consumo privado, y pare usted de
contar.
En todos los casos la solución es
la misma, hay que cortar las expectativas, mostrando de manera CONVICENTE la realidad. Hay que demostrar que no hay
motivos para tener falsas sensaciones. ¡Cláro! esto no es tan sencillo, la
credibilidad hay que ganársela. Si el río suena, demuestre que este no trae
piedras y recuerde en economía la percepción es muchas veces más importante que
la realidad.