domingo, 22 de abril de 2012

NO A LOS SUELDOS Y SALARIOS


No crean que nos volvimos locos y que estamos recomendando que no se ajusten los sueldos y salarios. En una economía inflacionaria como la nuestra, el mantenimiento del poder adquisitivo de nuestros ingresos es una necesidad, pero cualquier ajuste siempre será menor a la inflación dado el rezago que existe, los ajustes son anuales o en el mejor de los casos semestrales, el aumento de los precios se puede considerar que es diario. Todos los días se ajuste algún precio.
            Lo que queremos comentar es que en la actualidad una política económica seria se debe enfocar, en materia laboral, en la generación de puestos de trabajos dignos. Estudios recientes de la Universidad Católica Andrés Bello, han demostrado que la verdadera salida de la pobreza se encuentra en la generación de nuevos y buenos trabajos y no en la redistribución del ingreso.
            Es propio de la naturaleza humana alegrarse de recibir algún dinero extra que le permita adquirir algo que ha deseado  por mucho tiempo o que le permita cancelar algunas deudas. Pero nada se compara a la cara de felicidad que nos ilumina la cara cuando conseguimos un buen trabajo que nos genere un ingreso seguro cada quince y último (o semanal según sea el caso), que nos permita ahorrar, ya sea en una caja de ahorro o cualquier otro sistema, que nos facilite el acceso al sistema de salud y sobre todo, una vida digna en nuestra vejez.
            Un buen trabajo, necesariamente es formal. Por lo tanto, una política económica debe fomentar la formalidad, es decir la legalidad y esto debe pasar por facilitar la creación de nuevas empresas.
            Hemos referido en sucesivas ocasiones que la era industrial murió el siglo pasado para darle paso a la era del conocimiento y la alta tecnología. Los paradigmas laborales y las relaciones obrero patronales han cambiado, incluso, muchos países están revisando el papel de los sindicatos, por lo que se necesita una mayor flexibilización contractual. Recordemos, porque muchas veces se olvida, que cuando una persona consigue un trabajo, esta firmando un contrato en el cual ofrece su habilidad a cambio de una retribución, ya sea monetaria o en especie.
            En la actualidad hay anuncios de la promulgación de una nueva Ley del Trabajo (la más importante después de la Constitución). El Vicepresidente de la República ha anunciado que esa nueva ley contempla dos disposiciones que queremos comentar brevemente porque a nuestro parecer van en contra de lo que se ha señalado en los párrafos anteriores. Estas se refieren a la retroactividad de las prestaciones y a la reducción de la Jornada.
            La retroactividad de las prestaciones en nada mejora el poder adquisitivo de los trabajadores y por ende en nada beneficia el consumo actual, ya que estamos hablando de los ingresos futuros. Lo que si trae en consecuencia, es un aumento de los costos para las pequeñas y medianas empresas. En referencia a la reducción de la jornada esta al no ser la consecuencia de una mejora en la productividad lo que hace es aumentar el costo de producción. Es decir ambas medidas no son convenientes para la modernización de un país
            Lo único que  podemos decir para cerrar este punto, es que dada importancia del tema, repetimos, solo superada por la promulgación de una nueva constitución, por favor saquen el tema del debate político y discútanlo con todos los venezolanos. Entre todos podemos lograr una mejora significativa en la legislación laboral venezolana.


domingo, 15 de abril de 2012

DOS COMENTARIOS

Al comienzo de la segunda década del siglo XXI, existe un acuerdo general de que las relaciones entre los factores productivos ha cambiado y que se ha entrado a lo que el economista Fritz Machlup denominó en el año 1962: “La sociedad de la información” y que actualmente algunos llaman la “economía del conocimiento” o nueva economía.

En esta nueva era, el principal factor productivo es el conocimiento humano, con toda la carga de creatividad individual que esto requiere. Para medir la potencialidad de un país en este nueva era (creando tecnologías de información y conocimiento, -TIC-), el cuerpo técnico de las UNCTAD/Naciones Unidas, ha creado el ICT Diffusion Index and Ranking, el cual se define a partir de dos dimensiones: Conectividad: medido por el número de Internet hosts per cápita; número de PC per cápita; número de líneas telefónicas per cápita; y número de líneas de telefonía móvil per cápita. De esta manera a una medida del desarrollo de infraestructura. Acceso: Se mide por el número estimado de usuarios de Internet, tasa de alfabetización, costo de la llamada local y el PIB per cápita (PPPUS$). Componente este que permite describir la oportunidad de sacar ventaja del hecho de estar conectado.

En el año 2005, este ranking señalaba a Luxemburgo como el país, con el puesto No.1 y Nigeria en el puesto 180. Venezuela ocupaba el puesto No. 87. Noticias recientes y hay que señalarlo, extraoficiales, señalan que una nueva edición de este indicador ubican a nuestro país en el puesto 107. Si esto es verdad, indican un claro retroceso de Venezuela en el nuevo mundo de la alta tecnología, restándonos competitividad comercial internacional.

Otro comentario que queremos realiza es referente al fenómeno inflacionario que estamos viviendo. Si no se entiende que este es un PROCESO y no un hecho puntual, no se logrará vencer. Existe un componente en particular de este proceso que algunos llaman: “Inflación contenida” o “Inflación potencial”, que se refiere al posible incremento en los precios retenido o en estado latente por el control de precios.

Muchos economistas señalan que si mañana se eliminara la regulación, el aumento que sucedería estaría más cercano a la inflación real. Eso es excesivo, pero el concepto, en si es importante. Con la existencia de un control de precios, el cual es un hecho puntual, los precios se congelan en un momento dado sin una revisión periódica, se deja solapada o escondida parte del desequilibrio económico que genera el proceso inflacionario, con la consecuencia de que siempre existirá la particularidad que la variación de los pecios oficiales siempre será menor a la real. Mientras más dure el control, mayor será el desequilibrio escondido, por esta razón es que nadie en su sano juicio puede recomendar una completa liberación de precios. Hay que hacerlo en forma gradual.