martes, 8 de junio de 2010

DOS HISTORIAS

Luis es un hombre humilde, habitante de uno de los tantos barrios de Caracas. De mente muy ágil, siempre está pendiente de un “negocio” que le reporte buenos dividendos. Desde hace algún tiempo tiene en su casa una pequeña bodega, la única del sector, la cual le generaba suficientes ingresos para ir viviendo.

Un día se le presentó la oportunidad de ganar un dinero extra. Se estaba dando el caso de que había escasez de algunos productos básicos y el los podía conseguir con la ayuda de su compadre Carlos quien trabajaba en una empresa mayorista de alimentos.

Luis ofrecía los productos hasta con un 50% de recargo, con la justificación de que eran difícil de conseguir, aunque uno de los cuartos de su casa estaba repleto de mercancía. Cuando la gente se quejaba, explicaba, como lo había aprendido de los economistas en la televisión: “hermano es la oferta y la demanda”.

Las ventas marchaban de lo mejor hasta que un día comenzaron a ir cada vez menos personas a su local. Sumamente extrañado y sobre todo preocupado, se dedicó averiguar que sucedía. La respuesta era muy simple, abrieron otra bodega en el barrio que ofrecía los productos más baratos. No le quedó más remedio que bajar los precios. Lo último que le termino de arruinar el negocio fue la apertura de un supermercado en la entrada del barrio, que poseía un buen inventario de los productos.

María era una madre soltera y sostén de hogar, como mucha de las mujeres del barrio, quien a duras penas podía cubrir las necesidades de su hogar con los ingresos que obtenía cociendo en su casa camisas para una fábrica que estaba ubicada en el sector.

Sus compras las realizaba en la bodega de Luis, quien se aprovechaba porque era el único que vendía en el sector, y ella en particular, no tenía tiempo de de estar caminando por todas partes en busca de mejores precios. Por lo cual, con mucho disgusto pagaba el precio que pedía Luis.

La situación mejoró cuando abrieron otra bodega en el sector, en donde ofrecían los productos más baratos que donde Luis. Y todavía mejoró más cuando abrieron el supermercado a la entrada del barrio.

Sin ser unos Economistas expertos, Luis y María comprendieron la lección que muchos tratan de ignorar: Luis comprendió que no podía beneficiarse con acaparar y aumentar el precio del producto, si este se conseguía fácilmente. Y María comprendió que a medida que más personas ofrezcan el producto, más se beneficia como consumidora al conseguir menores precios.

Es así de sencillo, lo que causa el aumento de los precios y el incentivo para el acaparamiento y la especulación es la escasez del producto, no al contrario

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