Venezuela experimenta la crisis
económica más grave en su historia. Todos los sectores se han visto afectados
de alguna manera. En el sector externo tenemos una crisis en la balanza de
Pagos como consecuencia de un régimen cambiario múltiple ineficiente y que
estimula la corrupción. El dólar SIMADI es 3.036,5% más alto que el
preferencial de 6,30 Bs./USA. Por ejemplo,
si se pueden adquirir un millón de dólares al tipo de cambio
preferencial. Se gastarán 6,3 millones de Bolívares, si luego se venden en el
mercado paralelo, se pueden ganar sin muchos esfuerzos, más de 450 millones de
Bolívares.
El sector fiscal está sometido a
grandes presiones al ser el eje de la política social. PDVSA y el fisco han
asumido la responsabilidad de financiar una serie de programas de
transferencias directa (misiones) a los
sectores más humildes de la sociedad, Esta situación pone en apuros al gobierno
central para financiar un gasto que le dé continuidad al régimen de populismo
rentista (populismo basado en el reparto de la renta petrolera) que caracteriza a Venezuela en los actuales
momentos.: La cantidad de dinero puesto en circulación ha perdido toda relación
con la producción doméstica de bienes y servicios incrementando la presión
inflacionaria.
El parque industrial está
fuertemente afectado, la dificultad al acceso a las divisas y el sistema de
control de precios denominado “precios justos” han producido una merma en sus
inventarios que ha generado niveles de desabastecimiento nunca vistos en el
país.
Lo más grave es la persistencia
de altos niveles de inflación que están comiendo los ingresos del venezolano,
aunque no se publiquen las cifras oficiales. El consumidor siente en carne
propia la elevación de los precios, que muchos perciben como si los ajustes en los mismos fueran a
diario, Igualmente perciben la pérdida del poder adquisitivo, cada día es mayor
la cantidad de billetes que hay que tener en la cartera para afrontar los
gastos del día
¡Hay que hacer algo! Es necesario
tomar un conjunto de políticas que son
considerados por algunos como “neoliberales” (término utilizado libremente por
la izquierda, para calificar cualquier cosa o elemento como contrario al
interés popular), pero que deben ser considerados como de simple “racionalidad
económica”. Por ejemplo, no podemos por un largo período de tiempo, gastar más
de lo que nos ingresa. Hay que controlar el gasto y/o mejorar las fuentes de
ingreso y así reducir las necesidades de financiamiento del déficit y su
posterior monetización por parte del BCV, y de esta forma rebajar las presiones
inflacionarias.
Es urgente tomar las medidas
necesarias, las cuales lamentablemente serán dolorosas, es como aquel paciente
que debe ser sometido a un tratamiento muy fuerte para poder recobrar la salud.
Más retardo significa mayores desequilibrios y por ende tomar medidas más
fuertes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario