jueves, 23 de julio de 2015

LA CRISIS

La crisis económica está golpeando fuertemente al venezolano de a pie. La inflación y la escasez diluyen la quincena del trabajador.

Las familias ya no saben que comer, todo depende de lo que se consigue. Igual sucede con los repuestos de los vehículos y las medicinas, están desaparecidos de las tiendas. La contracción económica sigue creciendo (fuentes extra oficiales estiman en 7% la contracción para el 1er trimestre de 2015) y se sigue culpando a la guerra económica y sus principales herramientas: El bachaqueo, la especulación y el acaparamiento como causantes de la crisis. “La situación económica de Venezuela es alarmante, más grave que una recesión tradicional provocada por una caída en algún componente autónomo de la demanda, ya que  obedece a una restricción agresiva de la oferta de divisas y un entorno institucional adverso para el desempeño del sector privado…” ( 2014, Oliveros, Asdrúbal) La crisis es económica, por lo tanto requiere de medidas económicas para superarla y no políticas como se han intentado hasta el momento.

 Esta es una crónica anunciada. La academia y las universidades advirtieron sobre la situación. Una muestra la podemos ver en los libros: (2011) “propuestas a la nación”, Academias Nacionales de Venezuela Y “Venezuela 2015, Economía, política y Sociedad” de la Universidad Católica Andrés Bello. En el debate diario, se han propuesto medidas. La literatura económica documenta en forma clara como Brasil, Argentina, Etc., pudieron superar sus episodios de hiperinflación.

Muchas personas se preguntan ¿por qué el Gobierno no toma en cuenta estas recomendaciones y realiza los ajustes necesarios? ¿será que desconocen lo que hay que hacer? Nosotros partimos de la idea que si conocen las medidas necesarias para salir de la crisis, no en balde socios políticos, como es el caso de Bolivia, conocen del tema. Lo que sucede es que son esclavos de su ideología, lo cargan como un lastre. No vemos al gobierno tomar medidas que han tildado de neoliberales y contrarias a todo lo que han pregonado. Sería admitir el fracaso del modelo Social rentístico que se viene aplicando.

En resumen ¿cuáles son esas medidas? 1) Sincerar el régimen cambiario. En primer lugar hay que unificar el tipo de cambio, flexibilizar la oferta de divisas y devaluar. El régimen cambiario actual es inoperante, distorsionador. Irreal y fomenta la corrupción. 2) Controlar el gasto público y así evitar la monetización del déficit, principal causante de la inflación. 3) fortalecer la institucionalidad del país, en especial el Banco Central de Venezuela. 4) Levantamiento gradual del control de precios y, 5) Revisar la política de subsidios a fin de generar nuevos ingresos y, 6) diseñar políticas de oferta que tengan la intención de recuperar el aparato productivo venezolano.

Este conjunto de medidas, por necesarias, están por encima de la ideología. Son costosas, la inflación tendrá un salto descomunal, pero a mediano plazo tenderá es estabilizarse en niveles bastante bajos.


Es urgente que se tomen estas medidas u otras que diseñe el gobierno, pero hay que hacerlo ya. El peor escenario, el que más graves consecuencias traería, es la inacción, el no hacer nada  y que se agraven las distorsiones existentes en la economía venezolana.

miércoles, 1 de julio de 2015

SIMPLE RACIONALIDAD ECONOMICA


Venezuela experimenta la crisis económica más grave en su historia. Todos los sectores se han visto afectados de alguna manera. En el sector externo tenemos una crisis en la balanza de Pagos como consecuencia de un régimen cambiario múltiple ineficiente y que estimula la corrupción. El dólar SIMADI es 3.036,5% más alto que el preferencial de 6,30 Bs./USA. Por ejemplo,  si se pueden adquirir un millón de dólares al tipo de cambio preferencial. Se gastarán 6,3 millones de Bolívares, si luego se venden en el mercado paralelo, se pueden ganar sin muchos esfuerzos, más de 450 millones de Bolívares.

El sector fiscal está sometido a grandes presiones al ser el eje de la política social. PDVSA y el fisco han asumido la responsabilidad de financiar una serie de programas de transferencias directa  (misiones) a los sectores más humildes de la sociedad, Esta situación pone en apuros al gobierno central para financiar un gasto que le dé continuidad al régimen de populismo rentista (populismo basado en el reparto de la renta petrolera) que  caracteriza a Venezuela en los actuales momentos.: La cantidad de dinero puesto en circulación ha perdido toda relación con la producción doméstica de bienes y servicios incrementando la presión inflacionaria.

El parque industrial está fuertemente afectado, la dificultad al acceso a las divisas y el sistema de control de precios denominado “precios justos” han producido una merma en sus inventarios que ha generado niveles de desabastecimiento nunca vistos en el país.

Lo más grave es la persistencia de altos niveles de inflación que están comiendo los ingresos del venezolano, aunque no se publiquen las cifras oficiales. El consumidor siente en carne propia la elevación de los precios, que muchos perciben  como si los ajustes en los mismos fueran a diario, Igualmente perciben la pérdida del poder adquisitivo, cada día es mayor la cantidad de billetes que hay que tener en la cartera para afrontar los gastos del día

¡Hay que hacer algo! Es necesario tomar un conjunto de políticas que  son considerados por algunos como “neoliberales” (término utilizado libremente por la izquierda, para calificar cualquier cosa o elemento como contrario al interés popular), pero que deben ser considerados como de simple “racionalidad económica”. Por ejemplo, no podemos por un largo período de tiempo, gastar más de lo que nos ingresa. Hay que controlar el gasto y/o mejorar las fuentes de ingreso y así reducir las necesidades de financiamiento del déficit y su posterior monetización por parte del BCV, y de esta forma rebajar las presiones inflacionarias.


Es urgente tomar las medidas necesarias, las cuales lamentablemente serán dolorosas, es como aquel paciente que debe ser sometido a un tratamiento muy fuerte para poder recobrar la salud. Más retardo significa mayores desequilibrios y por ende tomar medidas más fuertes.