Durante la primera mitad del
siglo XX. Venezuela fue receptora neta de talentos. Miles de ciudadanos
europeos llegaron al país huyendo de la barbarie de la segunda guerra mundial.
Agricultores, artesanos y sobre todo personas con estudios universitarios
fueron la base de un parque industrial que estaba naciendo. Estos europeos
echaron raíces en tierra venezolana integrándose a la sociedad productiva.
Con la bonanza petrolera de
inicios de la segunda mitad del siglo XX, se detecta la necesidad de tener una
población altamente calificada y en el año 1974 se crea el plan de becas “Gran
Mariscal de Ayacucho”. Permitiendo que jóvenes venezolanos se formaran en las
principales universidades del mundo. En el proceso se comienza a observar que
algunos estudiantes deciden no regresar al país al poder obtener una mejor calidad
de vida y mejores condiciones para el desarrollo de la carrera profesional en
otros países, especialmente en los Estados Unidos de América (USA). Se comienza
a hablar de “Fuga de cerebros (Brain
Drain) o fuga de talentos.
Con el desarrollo de las
tecnologías de la información y el conocimiento así como el desarrollo del transporte,
a nivel mundial se hacen esfuerzos para atraer talento de alta calificación
(con estudios de maestría, doctorado y postdoctorado) ofreciendo condiciones
altamente favorables para su trabajo (por ejemplo, gracias a la internet, ya no
hace falta el traslado o presencia física para la transmisión del conocimiento)
Los especialistas comienza a utilizar el término de “Circulación de cerebros”
(Brain Circulation) para identificar el fenómeno, donde, tanto el país origen
como el receptor se ven beneficiados.
Sin embargo en Venezuela a
finales de los 90´s, se observa un fenómeno diferente. Aumenta la cantidad de
estudiantes y profesionales que deciden irse del país en forma definitiva,
fenómeno denominado “Diáspora de talento” Aunque no hay cifras oficiales al
respecto, estudiosos del tema estiman que para el año 2013, ya sea por vía
terrestre, marítima o aérea, han emigrado más de 1 millón doscientos mil
venezolanos (parte importante esta conformados por técnicos y jóvenes
estudiantes o profesionales), lo que representa un 4,28% de la población, (De la Vega. 2014) En USA, la emigración paso
de menos de 2.000 venezolanos en 1984 a 2500 en 1999; 5300 en 2002 y más de
11000 en 2005 (Sánchez y Massay. 2014).Esta diáspora de talentos pone en
peligro el stock de capital humano del país y afecta considerablemente sus
capacidad para competir en un mundo globalizado que en el siglo XXI se
caracteriza por la supremacía del conocimiento.
Entre las principales razones que
llevan al venezolano a emigrar se pueden señalar: la seguridad personal,
mejores perspectivas de desarrollo profesional y mejores ingresos.
La emigración implica una pérdida
de las inversiones de recursos y tiempo que hacen los Estados en sus sistemas
educativos para construir masa críticas de científicos, tecnólogos y
profesionales y debilita la fuerza de trabajo en países de menor desarrollo (De
la Vega. 2014)
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