jueves, 9 de abril de 2015

MAS INFLACION

En los últimos 6 meses tenemos la percepción de que la inflación se disparó, Disculpen si usamos una expresión tan imprecisa como es “percepción”, pero todavía no tenemos a disposición las cifras oficiales para el primer trimestre de 2015.
Cada vez es mayor la cantidad de dinero que necesitamos para adquirir la misma o menor cantidad de productos. Un billete de Bs. 100 (el de más alta denominación en Venezuela) ya no logra comprar casi nada. También se está observando una de las consecuencias de la inflación, el uso de una gran cantidad de papel moneda en las transacciones diarias. En febrero de este año, según el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores, Cendas, reportó que la canasta alimentaria alcanzó un monto de Bs.19.858 (representa una variación de 122% con respecto al mismo mes del año anterior y equivale a 3.5 veces  sueldo mínimo), lo que obligaría a un consumidor no bancarizado  a tener 199 billetes de Bs. 100 para adquirirla. Más temprano que tarde el Banco emisor tendrá que emitir un billete de mayor denominación.
            En días recientes se nos preguntó qué si en el futuro bajaran los precios, lamentablemente la respuesta es negativa, Quizás, los precios de algunos productos podrán bajar. pero, el precio de la canasta de bienes y servicios utilizado para el cálculo de la inflación continuará aumentando ya que no se han anulado las causas que generan esta alza. En economía la baja sostenida del nivel de precios se denomina “Deflación” y es causado básicamente por una caída en el consumo que obliga el ajuste a la baja de los precios. Sólo Japón ha experimentado este fenómeno que básicamente es causado por una caída en el consumo,
            Este no es el caso de Venezuela ya que en primer lugar existe una severa contracción en la oferta de bienes, producto de la disminución de la producción doméstica y sobre todo de las importaciones, herramienta con la que venía trabajando el gobierno para contener la presión inflacionaria.
            Continúa el déficit fiscal, obligando a su financiamiento por parte del Banco Central de Venezuela. Al sacar más dinero a la calle con una cada vez menor cantidad de productos que comprar, aumenta la presión sobre para que suban los precios.
            La caída de los precios del petróleo, principal fuente de ingreso de divisas del país obliga el racionamiento en el suministro de dólares. Se le está dando prioridad al servicio de la deuda, lo que queda se reparte entre las distintas necesidades de importación. Estas divisas no alcanzan para satisfacer a todos, por lo cual seguirá la escases de productos en los mercados venezolanos, fomentando la especulación y el acaparamiento.
            Se estima un decrecimiento en la actividad económica del 3%, lo cual conlleva una vez más a la utilización de las importaciones como herramienta para combatir la inflación. Ya no estaríamos hablando de una recesión económica sino de algo más severo, de una depresión económica. Motivo por el cual, la situación económica de Venezuela debería denominarse “Depreflación”, depresión con inflación.
Ha fracasado la política de control de precios, incluso los bienes sometidos a regulación han visto incrementar de manera importante sus precios,
            Todo esto genera un cuadro sombrío, se espera para el 2015 una variación de tres dígitos en el nivel de precios, la más alta del mundo.



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