Desde inicios del siglo XX, el petróleo
ha formado parte vital del sistema económico venezolano, La economía se basó en
el modelo denominado “rentismo petrolero” o “capitalismo rentístico”, con el
cual nos acostumbramos a vivir de un ingreso producto de la venta de un producto
que no producimos sino que extraemos del subsuelo venezolano y que es propiedad
del Estado.
Este
modelo trajo muchas deviaciones a la economía nacional: corrupción, desigualdad
en el ingreso, un sector privado dependiente de las dádivas del gobierno de turno,
inflación, etc. Lo que permitió que en el año 1989 el comandante Hugo Chávez
alcanzara la presidencia de Venezuela, quien promueve una Reforma constitucional
para refundar la República y conducirla a un modelo “Socialista del siglo XXI”.
El economista Víctor Alvarez (Ex-ministro
de Industrias Básicas y Minería), lo denomina “Neo-rentismo socialista” y lo
caracteriza por el uso intensivo de la renta petrolera para financiar la
inversión social y crear una red clientelar que le sirve de apoyo social. Muchos
economistas también lo denominan “Neo-populismo”. Al
igual que el capitalismo rentístico, el Neo-rentismo socialista se sustenta en
el extraordinario poder político, económico y social que confiere el control de
la renta petrolera.
Este
modelo ha reproducido y hasta cierto punto ha magnificado los problemas
generados por el capitalismo rentístico: El aparato productivo está paralizado,
lo que se traduce en una severa escasez de productos en el mercado de bienes, un
aumento de precios superior a 60%, un crecimiento de la burocracia, una moneda
fuertemente apreciada que fomenta las importaciones y la especulación, un
sistema cambiario que no permite La adquisición oportuna de divisas y permite
el aumento de la brecha entre el tipo de cambio controlado y el paralelo. Estimulando
la sobrefacturación y corrupción
Estos síntomas
pudieron ser atenuados por la renta petrolera, pero la caída de los precios del
petróleo en 50% aproximadamente, han puesto al desnudo a un sistema económico
que no da para más, y, al igual a su predecesor, el capitalismo rentístico,
muestra síntomas de evidente agotamiento. Se hace necesario tomar medidas
urgentes, sobre todo la revisión del modelo económico. Como dijo Arturo Uslar
Pietri en su época: “Debemos abandonar de una vez por todas la dependencia que
tenemos a la renta petrolera urge crear sólidamente en Venezuela una economía reproductiva
y progresiva. Urge aprovechar la riqueza transitoria de la actual economía
destructiva para crear las bases sanas y amplias y coordinadas de esa futura
economía progresiva que será nuestra verdadera acta de independencia”.
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