PERIODO (1983 - 1989)
Este período,
se considera el más turbulento de la democracia venezolana. Los desequilibrios
se fueron acentuando.
Los precios
aumentaron en el período hasta alcanzar una variación de casi 30% en 1988; el
bolívar se devaluó cinco veces: de Bs. 4,30 a 18,56 por dólar. La actividad
económica fue recesiva y volátil, sólo creció 3,5% entre 1983 y 1988. Según
datos del BCV, en 1988 el déficit en Balanza de Pagos alcanzó a 4.640 millones
de dólares, más cinco veces el déficit del año anterior, que fue de 876 millones
de dólares. De esta manera, desde 1986, el saldo global de la Balanza de Pagos
se hizo negativo. Concretamente en 1988, el déficit significó una pérdida de
reservas internacionales del orden de los 2.705 millones de dólares, lo que
representó una brusca caída del 40%. Esta situación llevó al presidente Carlos
Andrés Pérez, recién electo para un segundo período, aprobar el plan de ajustes
propuestos por su equipo de gobierno.
EL GRAN VIRAJE
Los
desequilibrios económicos seguían acentuándose de tal forma que Carlos Andrés
Pérez, quien fue elegido para un segundo mandato con la esperanza de que el comportamiento fuera parecido al de
su primera presidencia, para la sorpresa de todos, dio un giro de 180º, y autorizó
a su equipo económico para acudir al Fondo Monetario Internacional, a
solicitar un préstamo para solventar los
problemas de balanza de pagos existente,
causado por una fuga de capitales. De acuerdo al Prof. Silva Michelena, la
situación socio-económica a fines de 1988 era lamentable; el sistema de precios
era artificial, el régimen de cambios diferenciales (Recadi), además de
ineficiente, fue un pozo de corrupción, el déficit presupuestario estaba fuera
de control, la represión financiera mantenía tasa reales negativas de interés,
comercialmente un riguroso régimen proteccionista atentaba contra las
exportaciones no petroleras, y el desarrollo industrial estaba estancado, la
pobreza y el desempleo se hicieron ostensibles.
El
llamado paquete de medidas de ajustes denominado el “Gran Viraje” y calificado
por muchos como “Neoliberal” (por la semejanza que tenía con el plan de ajustes
recomendado por el “Consenso de
Washington”, a pesar de que el principal promotor, Miguel Rodríguez, es
reconocido por su pensamiento Keynesiano),
fue un intento de acercar a Venezuela a políticas de mercado y de
equilibrio económico, no por una razón ideológica, sino porque el enfoque
anterior de controles había demostrado
un rotundo fracaso.
Este paquete
de ajustes es importante en la historia del pensamiento económico venezolano ya
que marca una ruptura con la forma tradicional de ver la economía. Adicionalmente,
fue formulada por un grupo de profesionales altamente preparados en las
principales universidades del mundo, varios, gracias al plan de becas “Gran
Mariscal de Ayacucho”. Miguel Rodríguez, graduado en Yale, ocupo la cartera de
la Oficina Central de Coordinación y Planificación de la Presidencia de la
República (Cordiplan); Moises Naím, con doctorado en el Massachusets Institute
of Tecnologhy, fue el encargado de echar a andar la apertura comercial desde el
Ministerio de Fomento; Eduardo Quintero, con postgrado en Harvard, que dirigiría la restructuración de las empresas
públicas; Gustavo Roosen, con maestría en
The New York University que reformaría el sistema educativo, Carlos
Blanco, Economista suma cum laude y PhD de la Universidad Central de Venezuela,
designado para manejar la descentralización política; Gabriela Febres Cordero,
cum laude de San Francisco, que desmantelaría las trabas a las exportaciones no
tradicionales; Marisela Padrón, distinguida socióloga y docente experta en el
tema de la erradicación de la pobreza, que desplegaría la agenda social; el
maestro José Antonio Abreu, economista y fundador en 1975 de la Orquesta
Sinfónica Simón Bolívar, en el despacho de cultura; Enrique Tejera París,
abogado y quizás el primer economista graduado por la UCV, en la Cancillería;
Celestino Armas en Energía y Minas. Eglé Iturbe, Ministra de Hacienda, El Ing.
Gutavo Rada en Transporte y Comunicaciones y Leopoldo Sucre Figuerella se
mantuvo al frente de las empresas de Guayana.
Moises Naim ,
nos describe los objetivos y a razón de su aplicación. “Los principales bloques
constructivos de políticas fueron: la estabilización macroeconómica, el
equilibrio fiscal, la liberalización comercial, la desregulación, la
privatización, y una política social focalizada hacia la población más
vulnerable. La intención era desplazarse desde una estrategia dirigista
estatal, y orientada hacia adentro, a una orientada hacia el crecimiento de las
exportaciones. El Estado se concentraría en aquellas funciones que el sector
privado no podría ejecutar adecuadamente. En consecuencia, la base inicial de
programa venezolano apuntaba al restablecimiento de la estabilidad macroeconómica
y a la eliminación de la distorsión de precios. El conjunto de medidas incluía
el restablecimiento de un único y flotante tipo de cambio, la remoción de los
controles de precios, de todos los bienes y servicios privados, con la
excepción de dieciocho rubros (luego reducidos a la mitad), considerados como
básicos; se dejó al mercado la determinación de la tasa de interés, pero reduciendo el gasto público real e
incrementando los precios de los bienes del sector público hasta niveles que
permitiesen la recuperación de sus costos directos de producción. Para asegurar
que los ingresos de gobierno dejasen de depender decisivamente de los impuestos
petroleros, y aliviar la crisis fiscal del Estado, se propuso una reforma exhaustiva
del sistema impositivo, incluyendo la adopción del Impuesto al Valor Agregado
(IVA). Se administraría prudentemente la expansión monetaria, y el peso de la
deuda externa sería reducido mediante negociaciones, lo que se esperaba
restableciese las relaciones normales con los acreedores extranjeros y la
comunidad financiera internacional.
Las medidas de
estabilización macroeconómica habrían de ser complementadas por grandes
reformas estructurales: liberalización comercial; desregulación de los mercados
de capital, de mercancías y del trabajo: reformas en los sectores agrícola,
industrial financiero; promoción de las
inversiones extranjeras y un ambicioso programa de privatizaciones. Se
abandonaría el tradicional e ineficiente de subsidios destinados a los más
pobres, para remplazarlo por esfuerzos enfocados directamente hacia los grupos
más vulnerables de la sociedad. También se implementaría una red de seguridad
social diseñada para proveer asistencia financiera, alimenticia y médica a
aquellos que fuesen afectados severamente por los efectos dolorosos de las
reformas. Más aún, Pérez anunció reformas gubernamentales y políticas, la
reestructuración del sector público, y una modernización general de las
instituciones como parte de sus objetivos de gobierno.”
El equipo de
gobierno consideró que este paquete de reformas debería hacerse tipo “shock”,
es decir de una vez, ya que se consideraba que realizarlas de forma gradual,
requería de una capacidad gerencial pública que en ese momento no se tenía.
Desde un
inicio el paquete se enfrentó a duras críticas, sobre todo dentro de Acción
Democrática que era el partido de gobierno, que no supieron ser manejadas por
un grupo de profesionales, muy preparados técnicamente, pero de escaza o nula
experiencia política. Orgullosos y prepotentes se enfrentaron abiertamente con
el Congreso Nacional, el cual no le suministro al ejecutivo las herramientas
necesarias para el éxito del “Gran Viraje”. Por ejemplo, la reforma tributaria
y el IVA fueron aprobados durante el gobierno de Ramón J. Velázquez.
La opinión pública expresaba abiertamente su
desaprobación al conjunto de medidas, a tal punto que a escasos 25 días
(tiempo, en el cual es imposible implementar las medidas económicas e inclusive
sentir sus efectos) en la Ciudad de Guarenas, población ubicada a escasos 32 km
de la capital, explota la rabia acumulada por muchos años. El periodista e
intelectual venezolano, Armando Durán, Ministro de Turismo comenta sobre el
hecho: “… lo del 27 de febrero no fue un rechazo a Carlos Andrés Pérez; fue una
explosión, pero no contra él, porque él acababa de llegar. Aquello fue una
explosión de rabia social espontánea, porque nadie la organizó. Luego, algunos
grupos trataron de dirigirla pero no pudieron…”
De esta forma, culmina el primer intento de modificar el
modelo económico venezolano. Con la llegada a la presidencia del comandante
Hugo R. Chávez se iniciará el segundo intento, bajo la denominación del
socialismo del siglo XXI.