La respuesta definitivamente es que no. El socialismo es una doctrina distributiva y no generadora. Cuando escuchamos a un vocero de esta corriente del pensamiento humano, oímos casi siempre que existe una desigualdad social, donde los ricos son más ricos y los pobres son más pobres; de la explotación del hombre del hombre. Como vemos, el punto básico de sus planteamientos es que hay que distribuir el ingreso, nunca como generarlo.
¿Por qué, sucede esto? Para entenderlo hay que escarbar en lo profundo del pensamiento teórico en que se basa. En primer lugar y el más importante, es la teoría del valor trabajo, el cual ha demostrado su falsedad. Cuando decimos que la cantidad de trabajo contenido en la elaboración de un bien determina el precio de venta del mismo, se nos crea un impedimento muy básico, si nadie lo quiere comprar no hay manera de saber el precio de venta, así de sencillo.
El segundo pilar del socialismo es el estatismo. Es el Estado y su expresión fundamental el gobierno, el que debe tener la propiedad de los medios de producción. Como el capitalismo, según los socialistas, ha creado muchas desigualdades sociales, el Estado en su infinita sabiduría debe poseer la propiedad de los medios de producción y de esta forma controlar el consumo de los bienes. Por esta razón, una de las herramientas que se utiliza es la propaganda y convencer a la población de lo que les hace falta para tener una vida digna. La eficiencia se deja de lado porque no hay forma de castigar al que lo hace mal. El consumidor no tiene forma de decirle al productor si lo esta haciendo bien o mal. De lo anterior se desprende la necesidad de controlar todo, incluyendo a los medios de comunicación. Si la gente no se entera de lo que está sucediendo mal no se puede quejar. La pregunta es: ¿esta situación se puede mantener en un mundo globalizado?.
El tercer lugar tenemos el Chovinismo, el cual es la presunción de superioridad de las cualidades y cosas logradas. Cual amplificador, el socialismo necesita magnificar sus resultados, en su mayoría inexistentes, respaldados por un maquinaria propagandística, que centra sus logros en la reducción de la pobreza, mediante el logro de la igualdad y no de la generación de nuevo ingreso. El chovinista, como decimos en Venezuela, es el bocón que de tanto decir mentiras, ya nadie le cree. Un factor que se le puede agregar al chovinismo es el nacionalismo.
Finalmente pero no menos importante es el militarismo, es decir, el papel preponderante que tiene el ejército en la administración estatal.
Como se puede ver en lo señalado en los párrafos anteriores, el socialismo dedica básicamente sus esfuerzos en la distribución del ingreso y en publicitar este proceso, nunca en la forma como generar uno nuevo que pueda mejorar el nivel de vida de la población. Los socialistas más osados plantean que el socialismo es el resultado final del capitalismo ¿?. Para finalizar, citaremos el economista de la escuela austriaca, Ludwig von Mises, quien en su libro “Omnipotent Government”, escrito como crítica al nazismo, en 1944, señala: “El socialismo completo es simplemente irrealizable. No es un sistema de producción; acaba en la frustración y el caos”. (Gobierno Omnipotente, Unión Editorial, 2002. p.91).
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