Sary Levy-Carciente
Decana de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, UCV
José Guerra
Director de la Escuela de Economía, FaCES-UCV
Síntesis: Mientras la economía global muestra signos de recuperación, cifras preliminares muestran que la economía venezolana se encuentra en estanflación y es altamente probable que permanezca en esa situación en 2010, con el consecuente deterioro del nivel de vida del venezolano. Para cambiar esta situación se exige un cambio profundo en las políticas económicas que se adelantan.
I. Coyuntura internacional y perspectivas
Entorno Global. Frente a una situación económica global que da muestras de haber superado la fase más crítica de la crisis financiera del 2008 y su consecuente impacto recesivo en el 2009, el 2010 se muestra con un modesto, pero esperanzador, crecimiento económico.
Sigue pendiente una reestructuración de la arquitectura financiera internacional, donde aspectos como el patrón de reserva, el rol de las instituciones financieras globales, la transparencia y supervisión financiera; los nuevos mecanismos e instrumentos financieros, así como el papel de las naciones superavitarias y deficitarias en el comercio mundial, son variables ineludibles en su consideración.
Estados Unidos. Las proyecciones indican que el PIB de la economía estadounidense crecerá en 2009 en un rango entre 2,5%y 3.5% en términos reales. Esta lectura positiva del desempeño económico norteamericano se refuerza al revisar el comportamiento del sector de la construcción y la manufactura, la dinámica de su mercado laboral, el comportamiento del consumo y los indicadores de confianza en los negocios. Lo anterior insiste en la probabilidad de una política monetaria ligeramente contractiva para 2010. El incremento en las tasas de interés a su vez podría tener un impacto en el mercado de bonos, el cual podría debilitar la confianza de los inversionistas en el mercado bursátil.
Europa. Aunque en menor medida que Estados Unidos, la región europea también muestra señales de crecimiento para el
Asia. Las gigantes asiáticas, seguirán siendo el motor de la economía global, con una proyección de un crecimiento del PIB de 10% para China y 8% para la India, lo que sugiere que la crisis global no las ha afectado. Por su parte Japón difícilmente superará el estancamiento.
El crecimiento chino seguirá sustentado en sus exportaciones, pero además se prevé apuntalado por el fortalecimiento de su demanda interna, con crecimiento en el sector inmobiliario, el consumo privado y la confianza del inversionista, variables que se proyectan positivamente en el 2010. Naturalmente lo anterior generará presiones inflacionarias que se ubicarán en un 2.5%. La recuperación de la economía global sumará presiones a los precios de las materias primas, pero soportables para el crecimiento de su economía, lo que sigue ofreciendo a la economía china una ventana de oportunidades para mantenerse como un actor estratégico global. La condición superavitaria de la economía china la mantiene como jugador obligatorio en el diseño de una estructura financiera global, insistiéndose en el posible rol del Yuan-Remimbi como moneda de reserva global.
India muestra ya reversión de su política monetaria, la cual se considera fortalecerá en el 2010, incrementando sus tasas de interés, las cuales se ubican en sus mínimos históricos (1%), mientras el crecimiento de su sector industrial ya se ubica en un 9.5%.
Latinoamérica. Las principales economías de esta región, salvo Venezuela, están superando la fase recesiva que las afectó desde el tercer trimestre de 2008. La recuperación de la economía global ofrece buenas perspectivas para la región latinoamericana, en particular considerando que el impacto de la recesión fue leve en comparación con otras regiones. Asimismo, aunque modesto, el crecimiento de los precios de las materias primas augura un flujo de caja suficiente como para que la región se manifieste con data positiva. Esta holgura en cuenta corriente debe ser manejada con prudencia, pues de convertirse en aval de deuda en un entorno que proyecta alzas en las tasas de interés, podría llevar a la región a repetir la tragedia de la década de la deuda a partir del 2011, momento en el cual las políticas monetarias restrictivas estarían en pleno ejercicio.
Vale destacar las diferencias importantes entre los países de la región, pues las expectativas para el grupo conformado por Chile, México, Brasil, se muestra mucho más promisorio que el de Colombia, Perú, Panamá y Costa Rica y más aún que el de Argentina, Venezuela y Ecuador.
II. Venezuela
Actividad Económica. Indicadores prelimares al cierre de noviembre y comienzos de diciembre sugieren que la economía venezolana cerró 2009 con una contracción estimada de 2,5%. Ello sugiere que durante el cuarto trimestre la economía continuó reflejando la declinación observada desde el segundo trimestre, tal como se evidencia en el Gráfico 1.
Para el 2010 se prevé estancamiento de la economía venezolana, a pesar de una proyección del precio promedio del petróleo en US$/b 70, y que resalta en un contexto en el cual las principales economía de la región y del mundo ya superaron la recesión o están en vías de dejarla, gracias a los agresivos programas de estímulo fiscal y monetarios aplicados desde comienzo de este año.
Desde el punto de vista de la demanda agregada, la disminución que experimentó la inversión total (más de 7,0%) refleja que la contracción del PIB no puede valorarse como una simple recesión, sino como una destrucción de capacidades productivas que desde el punto de vista de la generación del PIB impone limitaciones al crecimiento sostenido de la economía, con lo cual la expansión del gasto en lugar de traducirse en mayor nivel de producción, pudiese provocar tensiones inflacionarias adicionales a las ya originadas por los controles de precios y de cambio. A ello debe adicionarse el hecho que un discurso agresivo contra el sector privado está minando la capacidad emprendedora y la propensión a invertir de los empresarios nacionales y extranjeros, en ramas sensibles como la industria y la agricultura.
Por tanto, el modelo económico que se viene aplicando, que consiste en una ampliación del rol del Estado como productor y regulador en sustitución del sector privado, manifiesta restricciones fundamentales para su funcionamiento, en la medida en que el gasto del gobierno no es capaz de reanimar ni de reemplazar una inversión privada, la cual no cuenta con estímulos para su fortalecimiento. Ello se evidencia cuando se aprecia que aun con tasas de interés activas sustancialmente negativas en términos reales, el crédito bancario dirigido a la ampliación de las capacidades productivas, disminuyó considerablemente en 2009.
Inflación y remuneraciones. Durante 2009, la tasa de inflación acusó una moderación en su ritmo de crecimiento. Efectivamente, la variación anualizada estimada del INPC de 26,5%, resultó inferior al 30,9% del año previo, debido principalmente a tres factores: la contracción del consumo privado, cifrado en 2,5%, la acentuación del control de precios con la concomitante intimidación al sector comercial; y la importante estabilización de los precios de los bienes básicos en el mercado internacional. No obstante, se mantienen intactas las presiones inflacionarias de la economía nacional. En efecto, la tasa de variación anualizada del Núcleo Inflacionario se cifró en 36,0% en noviembre de 2009, significativamente superior a la tasa de inflación general y similar a la de 2008 como se muestra en el Gráfico 2. Al aislarse del índice nacional de precios, elementos estacionales y precios controlados, el Núcleo Inflacionario tiende a reflejar adecuadamente las tensiones inflacionistas subyacentes en la economía.
Como resultado de una elevada tasa de inflación y de menores ajustes en los salarios nominales y otras compensaciones, las remuneraciones reales percibidas por trabajadores de Venezuela denotaron una disminución de aproximadamente 10%, situación que se reflejó en la caída del consumo.
Balanza de pagos y tipo de cambio. A lo largo de 2009 la economía venezolana mostró un deterioro de sus cuentas externas como una consecuencia, principalmente, de la caída de los precios del petróleo, con relación a los observados en
En cuanto a las exportaciones no petroleras, la declinación de 50% coloca al sector exportador distinto al petróleo en una situación de virtual desaparición, hecho éste que refuerza el carácter monoproductor de la economía venezolana. Entre los elementos que coadyuvan a este comportamiento destacan la apreciación del tipo de cambio real y la disminución de la producción industria. En el primer caso, con un tipo de cambio fijo en 2,15 Bs./US$ desde febrero de 2005, no existe actividad económica distinta al petróleo que pueda competir en los mercados mundiales en un entorno donde la inflación en Venezuela es elevada y la de los socios comerciales tiende a seguir bajando. En este sentido, la política cambiaria, cuya razón de ser es la disminución de la inflación, ha acabado en un rotundo fracaso en tanto que no ha logrado contener la inflación al tiempo que ha contribuido a la liquidación de la producción destinada a los mercados externos, en particular la manufacturera.
Por su parte el control de cambio favorece conductas especulativas y corruptas de todo tipo, toda vez que el cambio implícito resultado de las transacciones financieras presenta un diferencial de 200% con relación al tipo oficial.
Política económica. La política económica aplicada durante 2009 fue inconsistente con el objetivo de vencer la recesión que se comenzó a avizorar desde el primer trimestre de 2009. De hecho, las medidas económicas anunciadas el 21 de marzo de reducción del gasto, aumento de los impuestos y disminución en la asignación de las divisas, jugaron a favor de la acentuación de la tendencia a la desaceleración que mostraba el PIB. Con certidumbre, puede argumentarse que la entrada de la economía venezolana en la recesión guarda estrecha relación con el menú de acciones de política diseñadas y aplicadas en 2009.
En ausencia de política monetaria, dadas las restricciones que enfrenta el BCV en virtud de la fijación del tipo de cambio, el gobierno recurrió a un endeudamiento masivo que al cierre de 2009 registró un aumento considerable. Aunque las estadísticas del Ministerio de Economía y Finanzas solamente contienen información hasta junio de 2009, informaciones de las colocaciones de pasivos del sector público indican que durante este año la deuda pública, incluyendo PDVSA, experimentó un incremento de aproximadamente US$ 25.000 millones (33%) con relación al año previo. Ello en un contexto de precios del petróleo cercano a US$ 65 por barril, en 2010 puede representar presiones importantes para que el fisco recurra al financiamiento monetario del gasto, usando para ello la reforma de la Ley del BCV.
Sistema Financiero. El mes de diciembre destacó la intervención de ocho instituciones financieras (Bolívar, Banpro, Canarias, Confederado, Baninvest, Central, Real y BaNorte) que crecieron al amparo del gobierno, realizando operaciones cambiarias y financieras para la colocación de títulos de deuda en condiciones ventajosas, con una gran opacidad. Destacan en estos instrumentos las denominadas Notas Estructuradas, la cuales surgen en el 2007 al empaquetar bonos de deuda pública de países suramericanos como Argentina y Ecuador con bonos venezolanos. Lo atractivo del instrumento deriva de su adquisición al tipo de cambio de oficial, para luego ser transados en el mercado de permuta del dólar. El manejo de la situación bancaria por parte del Ejecutivo fue deficiente al anunciarse al principio intervenciones a puertas abiertas para luego decir que se cerrarían los bancos y que no habría más intervenciones porque el sistema estaba sólido. Al cabo de días se anunciaron nuevas intervenciones y lo que es peor se amenazó con estatizar la banca.
Parte de las instituciones intervenidas han sido fusionadas en el Banco Bicentenario, incorporándose al sistema financiero público, con el consecuente impacto en la vulnerabilidad del sistema, si se concentrasen los fondos públicos en estas entidades financieras.
Desde el punto de vista económico, la intervención de los bancos pudiese contribuir a exacerbar la recesión en la medida en que aumenta la demanda por efectivo y con ello se retrae el crédito bancario. De persistir la incertidumbre acerca de la solvencia y liquidez de ciertos bancos con toda seguridad ello se traducirá en disminución del crédito.
III. Tiempo de cambiar
Venezuela no solamente requiere un cambio de política económica. Demanda también una nueva actitud frente al reto del desarrollo económico el cual se está tornando cada vez más esquivo para Venezuela. Sin un sector privado vigoroso, políticas claras y estables, un marco institucional transparente y eficiente y un ambiente favorable a la inversión privada, es difícil que el esfuerzo del Estado para expandir su radio de acción en la economía se traduzca en mayor bienestar para los venezolanos. Ya no basta con el diseño de medidas cambiarias, fiscales y monetarias, que mucha falta hacen, es fundamental un reenfoque del modelo económico al sustituirse el Estado empresarial por otro de carácter social que conjugue el papel del gobierno como proveedor de bienes y servicios públicos esenciales, con un poderoso sector privado que genere empleos bien remunerados y que tenga como norte aprovechar las oportunidades que brindará la economía mundial cuando ésta despliegue su potencial de crecimiento, una vez que se supere definitivamente la recesión. Entre tanto deben adoptarse medidas esenciales tales como la consolidación fiscal y la reunificación de los diversos presupuestos, la unificación gradual del tipo de cambio, el restablecimiento de las facultades monetarias y la autonomía del BCV para diseñar e instrumentar la política monetaria y cambiaria y la flexibilización del control de precios.