jueves, 23 de abril de 2015

LIBRE CONVERTIBILIDAD

Si usted toma en sus manos un billete (papel moneda de curso legal) de dos, cinco, diez, veinte cincuenta o cien bolívares, podrá leer la siguiente leyenda: “Pagaderos al portador en las oficinas del banco”.
Esta simple frase nos señala dos aspectos vitales de la política monetaria y cambiaria de un país: la primera es que el dinero en circulación está respaldada, ya sea por oro o por divisas (especialmente  el dólar estadounidense) y segundo, que el bolívar puede ser libremente convertido a dólares, con la única condición de que se tengan los bolívares correspondientes según el tipo de cambio vigente,
            En los últimos años en Venezuela, las políticas monetaria y cambiaria aplicadas han socavando estos principios, La moneda nacional ha perdido su respaldo y ya no goza de libre convertibilidad.
La continua emisión de dinero inorgánico causado por el financiamiento del déficit fiscal por parte del Banco Central de Venezuela (BCV)  ha permitido que por ejemplo,  el saldo del dinero en circulación (M1) al cierre de enero de 2015, sea de 2.003.771.892.097 miles de Bs, el cual, con unas reservas internacionales (RI) de 22.538 millones de US$, al cierre del mismo período, llevan al tipo de cambio implícito (TCI) a 88.91 Bs./US$m (TCI = M/RI), tipo de cambio muy superior a las tasas de cambio preferenciales de 6,30 y 12, mayormente utilizados en las transacciones comerciales. Como se puede observar esta gran brecha es tentación para la especulación y solo puede ser reducida mediante un control de la cantidad de  dinero en circulación y/o una devaluación. Al ser el TCI mayor al real, nos indica que gran parte del dinero en circulación no tiene respaldo, es decir, si todo el mundo quisiera dólares, el tipo de cambio debería ser mayor a 89 Bs/US$, a tasa de cambio menores no alcanzarían los dólares.
            Al no querer devaluar, ya que esto agregaría una mayor presión inflacionaria, el gobierno tiene que controlar la  venta de las divisas, atentando contra la libre convertibilidad del bolívar, lo cual resulta discriminatorio, ya que no se pueden adquirir las divisas cuando se requieran, sino cuando nos lo permitan.  
            Para poder solventar este problema hay que atacar la causa principal. El financiamiento del déficit. Punto polémico para una administración basada en la inversión social. Hay que controlar el gasto queramos o no.

            Hay que ir  al desmontaje progresivo de los controles. Como se ha dicho en reiteradas ocasiones, esta es una medida coyuntural que ha probado su incapacidad para soportar una política económica dinámica, No podemos seguir aplazando el trago amargo de unas medidas que son necesarias, cada día que pasa se profundizan los desequilibrios económicos y cuando por fin nos decidamos a corregirlos, serán tan grandes que el costo será impagable.

jueves, 9 de abril de 2015

MAS INFLACION

En los últimos 6 meses tenemos la percepción de que la inflación se disparó, Disculpen si usamos una expresión tan imprecisa como es “percepción”, pero todavía no tenemos a disposición las cifras oficiales para el primer trimestre de 2015.
Cada vez es mayor la cantidad de dinero que necesitamos para adquirir la misma o menor cantidad de productos. Un billete de Bs. 100 (el de más alta denominación en Venezuela) ya no logra comprar casi nada. También se está observando una de las consecuencias de la inflación, el uso de una gran cantidad de papel moneda en las transacciones diarias. En febrero de este año, según el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores, Cendas, reportó que la canasta alimentaria alcanzó un monto de Bs.19.858 (representa una variación de 122% con respecto al mismo mes del año anterior y equivale a 3.5 veces  sueldo mínimo), lo que obligaría a un consumidor no bancarizado  a tener 199 billetes de Bs. 100 para adquirirla. Más temprano que tarde el Banco emisor tendrá que emitir un billete de mayor denominación.
            En días recientes se nos preguntó qué si en el futuro bajaran los precios, lamentablemente la respuesta es negativa, Quizás, los precios de algunos productos podrán bajar. pero, el precio de la canasta de bienes y servicios utilizado para el cálculo de la inflación continuará aumentando ya que no se han anulado las causas que generan esta alza. En economía la baja sostenida del nivel de precios se denomina “Deflación” y es causado básicamente por una caída en el consumo que obliga el ajuste a la baja de los precios. Sólo Japón ha experimentado este fenómeno que básicamente es causado por una caída en el consumo,
            Este no es el caso de Venezuela ya que en primer lugar existe una severa contracción en la oferta de bienes, producto de la disminución de la producción doméstica y sobre todo de las importaciones, herramienta con la que venía trabajando el gobierno para contener la presión inflacionaria.
            Continúa el déficit fiscal, obligando a su financiamiento por parte del Banco Central de Venezuela. Al sacar más dinero a la calle con una cada vez menor cantidad de productos que comprar, aumenta la presión sobre para que suban los precios.
            La caída de los precios del petróleo, principal fuente de ingreso de divisas del país obliga el racionamiento en el suministro de dólares. Se le está dando prioridad al servicio de la deuda, lo que queda se reparte entre las distintas necesidades de importación. Estas divisas no alcanzan para satisfacer a todos, por lo cual seguirá la escases de productos en los mercados venezolanos, fomentando la especulación y el acaparamiento.
            Se estima un decrecimiento en la actividad económica del 3%, lo cual conlleva una vez más a la utilización de las importaciones como herramienta para combatir la inflación. Ya no estaríamos hablando de una recesión económica sino de algo más severo, de una depresión económica. Motivo por el cual, la situación económica de Venezuela debería denominarse “Depreflación”, depresión con inflación.
Ha fracasado la política de control de precios, incluso los bienes sometidos a regulación han visto incrementar de manera importante sus precios,
            Todo esto genera un cuadro sombrío, se espera para el 2015 una variación de tres dígitos en el nivel de precios, la más alta del mundo.